Mayo 5, 2024

Mónica de la Torre: La doctora en literatura española de Columbia University que tradujo a Omar Cáceres.

 

Por Fernando Arabuena

 

En Cauquenes llueve con la intermitencia que enverdece los huertos. Las antiguas casas de adobes que han caído con los terremotos, aún siguen en la memoria quizá para volver a ser imaginadas en la poesía.

Porque la imaginación debe resistirse a perder ese lugar-identidad que habita en nuestros recuerdos. “La imaginación también es parte de la naturaleza”, nos decía el filósofo francés Gastón Bachelard, en su libro El agua y los sueños.

Y en estas fechas, esa resistencia está en la calle La Victoria, donde nació el poeta Omar Cáceres en la ciudad de Cauquenes un 5 de julio de 1904 ; y también en Estados Unidos, donde la doctora en literatura española en la Universidad de Columbia, Mónica de la Torre, tradujo Defensa del Idolo de Omar Cáceres el 2018.

La poeta, traductora e investigadora Mónica de la Torre es licenciatura del Instituto Tecnológico Autónomo de México, en 1993 se radicó en Nueva York  para realizar una maestría en bellas artes y un doctorado en literatura española en la Universidad de Columbia.

Es autora de seis libros de poesía, el más reciente Repetition Nineteen  (Nightboat Books, 2020), y una traducción de Defense of the Idol (Ugly Duckling Presse, 2018) del modernista chileno Omar Cáceres, Public Domain (2008), Talk Shows (2007). También ha publicado los libros de capítulos  Four (Switchback) y The Happy End (Song Cave).

Coeditó, con Alex Balgiu, la antología Women in Concrete Poetry 1959–79 (Primary Information, 2020) y con Michael Wiegers, la colección Reversible Monuments: Contemporary Mexican Poetry (Copper Canyon Press, 2002).

También es coautora del libro Apéndices, ilustraciones y notas (Smart Art Press, 2000) con el artista Terence Gower.  Editó y tradujo el volumen Poemas de Gerardo Deniz y ha traducido a muchos otros poetas en español.

En 2022, De la Torre recibió el Premio CD Wright de Poesía de la Fundación para las Artes Contemporáneas. Fue becada de la Fundación para las Artes de Nueva York y ha editado BOMB Magazine y Brooklyn Rail entre otras cosas.

 

—Mónica, ¿qué fue lo que te llevó a traducir la obra de Omar Cáceres?

En el 2003, el poeta y académico Craig Dworkin, de la Universidad de Utah, me encargó la traducción de DEFENSA DEL IDOLO. Dworkin es curador del archivo virtual Eclipse, que contiene ediciones facsimilares de las publicaciones independientes más radicales de la segunda mitad del siglo XX. En ese entonces yo era estudiante de posgrado en Columbia University y comenzaba a publicar en México y Estados Unidos.

Produje un borrador que dejaba muchísimo que desear. Dworkin me hizo algunas sugerencias sensatas, pero yo sabía que no estaba lista para traducir a Cáceres. Me quedaba mucho por aprender, de la poesía, la traducción, y la vida en general. No fue hasta el 2018 que, gracias a los entonces miembros del equipo editorial de Ugly Duckling Presse, Matvei Yankelevich y Rebekah Smith, que retomé el proyecto.

Tenían mucho interés en publicar el libro, así que me quité el miedo a fracasar de nuevo y me metí de lleno a revisar mi trabajo previo. Aún encuentro partes de los poemas que traduciría de manera distinta hoy en día.

—¿Cuál es la  importancia de un poeta como Omar Cáceres para las vanguardias de la  poesía hispanoamericana?

Curiosamente DEFENSA no se ajusta en lo absoluto a los parámetros editoriales del archivo Eclipse, lo cual habla sobre lo extraordinaria que es la obra de Cáceres. Me parece única en tanto que en ella convergen un lirismo exacerbado y el deseo de acondicionarlo a la modernidad. Es decir, a diferencia, por ejemplo, del futurismo o el estridentismo, la poesía de Cáceres no rechaza el sentimiento lírico en pos de promulgar una poesía acorde con la era de la máquina.

En este sentido, guarda un cierto parecido con el creacionismo de Huidobro, pero sin rechazar el canto a la rosa. Prescinde del imperativo creacionista de inventar mundos nuevos, a mi entender.

—Omar Cáceres es un poeta enigmático. ¿Cuál fue la experiencia de traducir a un poeta que decía seguir esos impulsos irresistibles de la verdadera situación de su yo en el espacio y el tiempo?

Recuerdo en particular dos retos. El más importante fue tratar de entender lo inexplicable. ¿Qué son las estampas perdurables, a saber? (Mansión de espuma) Mantener esa delirante ambigüedad es o muy sencillo o extremadamente difícil; uno persiste en creer que lo que se traduce debe entenderse (justificarse, explicarse) primero. Por otro lado, fue difícil evitar que los poemas al inglés no sonaran cursis. Un ejemplo: en el primer borrador, sin darme cuenta, traduje la frase “ateridos estanques de milagro,” del poema “Nocturno,” a “frozen ponds of miracles.” “Estanques de milagros” es una frase hiperbólica, sentimental; “estanques de milagro” es un enigma insuperable.

—Huidobro, Anguita, Volodia Teitelboim, Teillier, Gonzalo Rojas y muchos otros grandes poetas nos relatan episodios de la vida de Omar Cáceres, ¿cuál fue la experiencia en los abismos de su poesía?

Te lo puedo decir de esta manera: fue una experiencia alucinante. Porque el abismo no tiene fondo. O sea, cada vez que lo leo y me adentro, llego a niveles de mayor profundidad.  Mira, estaba leyendo reseñas en Goodreads. Esta me encanta: “Increíble en su oscuridad y profundo en su densidad. Este libro dejará sus disputas y retorcimientos, exigiendo un nuevo enfoque en respuesta a la corta vida y la breve obra del poeta. Es fantástico que exista en inglés contemporáneo y sin duda impactará a muchos autores nuevos y existentes”. Creo que eso “Increíble en su oscuridad y profundo en su densidad” describe ese lugar de alucinaciones a los que Cáceres te lleva, es una oscuridad y densidad llena de alucinantes visiones.

—¿Nos puedes hablar del poema con el que tuviste una especial complicidad al traducir?

Creo que uno de los poemas que requirió de mayor complicidad autoral fue “Palabras a un espejo,” ya que para conservar la rima tuve que reorganizar los elementos del poema y tomarme ciertas libertades. Sentía que lo reescribía con cada intento por mantener sus elementos formales; al batallar y dialogar con el texto, era como si le dedicara mis palabras al espejo del poema original. Las versiones que se encuentran frente a frente en el espejo no alcanzan nunca a coincidir del todo…

—¿Cómo has visto la recepción de Defense of the Idol ?

Ha sido muy favorable, pero no hay que olvidar que Cáceres es un poeta de culto. El libro sigue encontrando a sus lectores, lentamente, y los trastoca.

 

Sobre “Defense of the Idol” de Mónica de la Torre, se ha escrito  que si bien el texto posee una dinámica familiar, el lenguaje es todo lo contrario, gracias a las hábiles traducciones de Mónica de la Torre “ Descripciones sorprendentes, alertas emocional y visualmente, suscitan imágenes comunes en la vida de otro mundo. El ingenioso y elegante trabajo de Mónica de la Torre transmite el español sonoro y rico en vocales al potencial musical distintivo del inglés. Las obras de Cáceres son pocas, pero estos poemas escurridizos y evasivos operan a través de una evocación astuta y premian múltiples lecturas” (www.publishersweekly.com ).

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