Abril 30, 2024

White Riot. Reseña sobre el documental «Joe Strummer: The Future Is Unwritten»

 

Reseña de Ernesto González Barnert del documental “Joe Strummer: The Future Is Unwritten” [2007, Co-producción Irlanda-Reino Unido]. Dirigida por Julien Temple que se sumerge en la biografía de Joe Strummer, antes, durante y después de estar al frente de la mítica banda de punk rock británica The Clash.

 

Por Ernesto González Barnert

 

Escribir un guión, hacer cine, es trabajar la mayor parte de los días en una sucia trattoria, sometido al malhumor de un cocinero tiránico. Atrás hacia la felicidad o adelante hacia el infierno. Y, por supuesto, soñando la canción e interpretación en un primer plano de un hombre como Joe Strummer, de la banda inglesa The Clash, cantando White Riot. Y vamos que Julien Temple abre su documental: Joe Strummer: The Future Is Unwriten, con tamaña patada de canción al statu quo.

Sin duda venimos de aquel ruido. Es nuestra semilla. Y White Riot o “Disturbio blanco” es uno de sus himnos. Ya lo saben, tiempos rápidos, riff simples, una letra capaz de decir “los hombres negros tienen muchos problemas pero no les molesta tirar ladrillos”. Una canción que se inspira musicalmente en los Ramones y políticamente en los Carnavales de Notting Hill de 1976, cuando la policía arrestó a un muchacho de raza negra por un supuesto robo ante la cual la gran mayoría negra reacciona tirándoles ladrillos. Ese es el espíritu que comienza iluminando este tema sobre la lucha de clases. Y el gran documental de Julien Temple sobre Joe Strummer (1952-2002),  mítico vocalista de esta banda insigne del Punk. Un retrato cercano a la vida y obra de Joe a partir de una amplia recopilación de material que abarca desde conversaciones grabadas a entrevistas inéditas, pasando por actuaciones en directo, fotografías, animaciones y grabaciones originales de su programa de radio en la BBC.

No debemos pasar por alto que Julien Temple junto a Don Letts,  son los cineastas que más y mejor material grabaron de la escena musical londinense de finales de los setenta. Y eso rápidamente queda de manifiesto. Y, por supuesto, que Julien Temple, sabe lo que es el Punk. Y lo hace configurando un detalle acabado de este músico nato, genio seminal, que creo The Clash, se adelantó a su tiempo con The Mescaleros y aún después de su muerte, sigue siendo una influencia en la música con mayúsculas, sea porque unió indestructiblemente política contingente al punk-rock e incorporó reggae, rockabilly, ska, jazz y dub entre otros variados estilos a su repertorio. Legándonos una obra que se incrusta con tanta presteza en el corazón de los hombres como el orín en el hierro, que nos revelan el estado del Estado. Y que al día de hoy no pierde un ápice de su fuerza y mensaje.

Ahora bien, cuando uno ensaya a propósito de la banda sonora de un documental musical es necesario hacer el siguiente alcance: La banda sonora no se reduce a la música del film. Técnicamente hablando es la sección longitudinal de una película cinematográfica en la que se registra todo el sonido grabado que ésta incluye (ruidos ambientales, ecos, efectos y, por cierto, la música) que confluyen en relación a la imagen de la obra visual con el afán de potenciar aquellas emociones que las imágenes por sí solas no son capaces de expresar. Por consiguiente, me limitaré al análisis de la banda sonora. Y subrayar el cuidadoso trabajo musical de Julien Temple[1], que es de aplauso y faena, tiene genialidad y conocimiento. Sobre todo, analizaré la escena que da comienzo al documental y donde Julien Temple en pocos segundos fragua el carácter e ímpetu de Joe Strummer, la esencia del punk, con maestría. Además de marcar el acento musical del metraje.

Naturalmente, una tarea ardua –Para Julien Temple-, la de retratar este mito y aterrizarlo a la altura del hombre. Ese niño que creció en Turquía bajo el nombre de John Mellor y que era tan vitalista como autodestructivo, rebelde como contradictorio, apasionado y mesiánico. De este músico autodidacta que pinchó discos, fundo un estilo, unió política y música, estilos y gustos con actitud punk. Dar con la esencia –en una banda sonora- tanto de la música que lo influenció como la que compuso y es referente hasta hoy.

Por supuesto, creo que la fineza y chispa del trabajo de Julien Temple (que desde 1976 venía registrando material para este documental) queda de manifiesto en esos dos primeros minutos del documental. Y que –a mi juicio-, constituye un montaje logradísimo entre banda sonora, visualidad y estética-ética del film. Un tridente que rápidamente se impone perito y sagaz, no sólo para los amantes de la música de los Clash sino para los que hablamos de cine, a lo largo de los 123 minutos que dura esta obra. Sin que la música –que es la piedra angular- este por sobre las imágenes o en su defecto, sea inferior a ellas ¿cómo? aplicando ese “menos es más”, reduciendo al mínimo ese barroco sonoro que tantos film arruina. Y que más de algún novato achaca al rock o al punk como condición sine qua non al hablar de estos estilos.

La fórmula es simple, pero el gesto de Julien Temple, es arriesgado y valiente. Deja a Joe Strummer cantando a secas White Riot en un estudio de grabación. Sólo él escucha el acompañamiento musical, la banda, mediante audífonos. A nosotros nos deja el grito primal, el aullido desgarrador como llamada abisal. Ese grito de guerra y de posición. Porque Temple sabe que en último término la música no se examina ni se encara. La música arrebata de inmediato en el arrebato físico de su cadencia tanto al que la ejecuta como al que la padece. Y, claro, la voz se produce y se escucha al mismo tiempo.

Antes, la búsqueda de una radio, en los extramuros de la ciudad, a la intemperie. Después la reducción de la banda sonora al mínimo, ajustada a la declaración medular (la lucha de clases) que contiene el tema White Riot, al nervio tratado en blanco y negro del cuerpo de Joe, agitándose incomodo, sacando con todas sus fuerzas el desenfado y rabia de la voz, ese malestar en el corazón del imperio británico… la soledad y actitud en que se cocina el sonido crudo del punk, su esencia contestataria.

Bastan esos 30 segundos a capela de Strummer, en que Julien Temple retrasa la entrada de las guitarras y batería, para hacer el mejor retrato de Joe Strummer y del carácter del punk y sienta el cimiento sobre el que construirá su documental, ese blanco y negro irrenunciable y deslavado de la imagen del vocalista frente a la sociedad y a su propia vida en un estudio de grabación… esa recia voluntad de expresarse y ser la voz de los que no. Y hacerlo –como solo el punk sabe- de la manera más directa, sencilla y breve. Cabal.

Después el tema tal como lo conocemos. Escenas en color de grabaciones caseras echas por el padre a Joe y su hermano jugando, etc. Calzando a la perfección como semillas del que fue y será y que aquí intenta develarse. Agregando, por lo demás, pequeñas explosiones, cercanas a lo inaudible en la canción. De seguro, subrayando la explosión que fue y es el punk en medio del hippismo imperante desde los 60, con su cada vez mayor falta de conciencia crítica política.

Termina la canción resintonizando el dial para calzarlo con el programa de radio que Joe haría para la BBC World Service, años después, llamado London Calling. No sin efectos de fuego crepitando en fogatas a las afueras de la ciudad, alusión de J. Temple a las fogatas que solía organizar Joe antes de morir. Y en las que el cineasta sitúa las entrevistas de personas que lo conocieron, entendidos, fanáticos. También se aprecia el efecto de sirenas de policía (¿O ambulancia?) amenazantes o, en su defecto, inquietantes sobre una ciudad enfocada desde los márgenes, tan parecida a cualquier otra y desde donde nace la música de Joe, la que pincha de discos latinos, africanos, sorprendiendo la ecuanimidad y eclecticismo del gusto además de apuntar sobre problemáticas sociales y políticas en un mundo cada vez más globalizado.

Sin duda, la banda sonora mueve los hilos del trabajo fílmico de Temple, anuda y abriga, calza y encaja todo a la perfección, pero sin robarse la película. Digamos, potenciando la imagen, no recargándola. Acompañando el vértigo y mensaje visual, con austeridad de recursos, sin empalagar. Se nota la precisión y el dominio sobre su objeto de estudio. De las aristas que conlleva que el apellido del documental en cuestión sea musical. Y que el equilibrio entre imagen y sonido sea no solo adecuado sino intenso, es decir, cine.

“Me interesaba la historia de un caudillo del punk que pasa a ser padre y a morir a los 50 leyendo tranquilo el periódico sin traicionar su esencia” señala Julien Temple a propósito de este documental. Y estoy de acuerdo.

Tal vez, a modo de crítica, logra –que duda cabe-, contar la vida de su amigo a través del material de archivo, entrevistas alrededor del fuego, dibujos, apuntes y canciones, escenas de otras películas, etc. Ninguno destacando por sobre la figura de Joe, pero igualando peligrosamente a todos como colegas y amigos. Y esto si uno no esta familiarizado con la historia conlleva al error. Y, por cierto, algunos entrevistados están de más, como el piratilla de ojos pintados o Scorsese, a quien no me imagino en el pogo. En fin, volvamos al documentalista y unas palabras en la presentación en Guijón, España: Espero que les guste, pero si no es así tampoco me importa, ya que la hice sobre todo para Joe.

 

 

Y Julien Temple, no es cualquiera como sabemos, es un personaje clave en la fusión de la música y el cine actual. Sólo por ese magistral documental sobre los Sex Pistols, traducido: La mugre y la furia. Y que lo lleva 7 años después a retomar el camino con el documental sobre el que hoy reflexionamos.  Donde vuelve a cumplir con creces y destacar por su ritmo, rapidez y muy buena música. Claro, una historia en la que no es difícil dejarse llevar, más si adoras como yo el Punk. Ciertamente tirones de oreja a Julien Temple, por dedicarle poco tiempo al álbum London Calling (uno de los mejores en la historia de la música). Al traductor español de la película, para muestra, este botón: Joe Strummer: The Future Is Unwritten. Título bonito, emotivo y épico es traducido: Joe Strummer: vida y muerte de un cantante ¿Había pocas ganas de trabajar ese día?

En fin, el eterno debate sobre Sex Pistols o The Clash siempre seguirá ahí. Pero es destacable la capacidad que tuvieron estos últimos para evolucionar a sus salvajes inicios e ir introduciendo influencias reggae, dub o rockabilly en su posterior trabajo que alcanzó su momento más alto a principios de los 80. No fueron un instante de furia repentina en 1977 como coetáneos suyos, sino que fueron más allá. El arte no es lo contrario de la barbarie. La razón no es lo contradictorio de la violencia. Y que si algo queda claro es que el punk se trata de “hacerlo tú mismo” y Joe Strummer vivió y murió haciendo precisamente eso.

Al fin y al cabo, es el narrador de su propia vida –gracias a Temple y la BBC-, donde se ve la trayectoria que va de un niño criado en diversas partes del mundo, de origen acomodado y que aprendió a valerse por sí mismo gracias a internados. El adolescente que tuvo que reconocer el cadáver de un hermano tímido e introvertido que adoraba y que no soportó la existencia. Un  chico que entró a una escuela de arte y salió siendo el líder de una de las bandas más influyentes de todos los tiempos.

En fin, una realización en la que Julien Temple cuenta con mérito de sobra y en la cual vuelve a estar a tope. Sobre todo re-construyendo a la perfección la música de su amigo, la banda sonora que refleja no solo la época que le toco vivir a Joe Strummer, sino las bandas que integró y los gustos e influencias que le eran afín al músico y la influencia que desarrolló en su línea como comunicador, en su esfuerzo y gusto para abrir el paladar de los radioescuchas y que ahora también –mediante la magia del cine, años después-, también somos espectadores.

De pasada glosemos el disco que reúne la banda sonora del film documental:

-Joe Strummer – “Punk Rock Warlord”
-The Clash – White Riot (Previously unreleased alternate demo mix)
-Rachid Taha – Rock The Casbah
-BBC World Service
-Elvis Presley – Crawfish
-Tim Hardin – Black Sheep Boy
-MC5 – Kick Out The Jams
-The 101ers – Keys To Your Heart
-Joe Strummer – “Mick and Paul were different”
-The Clash – I’m So Bored With The U.S.A. (Previously unreleased demo)
-U-Roy – Natty Rebel
-The Clash – Armagideon Time
-Eddie Cochrane – Nervous Breakdown
-The Clash – (In The) Pouring Rain (Live – previously unreleased)
-Joe Strummer – Omotepe
-Andres Landeros – Martha Cecilia
-Ernest Ranglin – Minuet
-Latino Rockabilly War – Trash City
-Topper Headon – “I called him Woody”
-Woody Guthrie – Ranger’s Command
-Bob Dylan – Corrina, Corrina
-Joe Strummer – “Punk Rock Warlord”
-The Clash – White Riot (Previously unreleased alternate demo mix)
-Rachid Taha – Rock The Casbah
-BBC World Service
-Elvis Presley – Crawfish
-Tim Hardin – Black Sheep Boy
-MC5 – Kick Out The Jams
-The 101ers – Keys To Your Heart
-Joe Strummer – “Mick and Paul were different”
-The Clash – I’m So Bored With The U.S.A. (Previously unreleased demo)
-U-Roy – Natty Rebel
-The Clash – Armagideon Time
-Eddie Cochrane – Nervous Breakdown
-The Clash – (In The) Pouring Rain (Live – previously unreleased)
-Joe Strummer – Omotepe
-Andres Landeros – Martha Cecilia
-Ernest Ranglin – Minuet
-Latino Rockabilly War – Trash City
-Topper Headon – “I called him Woody”
-Woody Guthrie – Ranger’s Command
-Bob Dylan – Corrina, Corrina

Y  cerremos el ensayo con la rabia con que Joe se enfureció cuando militares norteamericanos rayaban Rock The Casbah en las ojivas de sus misiles en la Guerra del Golfo, era el himno no oficial del ejército, principalmente por la línea que dice “drop your bombs between the minarets” (“tiren sus bombas entre los minaretes”). De hecho, fue la primera canción emitida por la radio de las fuerzas armadas al comenzar el conflicto. Sin duda, irónico y excesivamente insultante para los seguidores como para la banda misma, que siempre se expresó en contra de la guerra y contra el imperialismo estadounidense. Y que se aprecia en la tristeza de Joe al enterarse y es recogido en The Future Is Unwritten.

Lo que no alcanzó a ver Joe Strummer ni Julien Temple es que Rock The Casbah sería prohibida tras los atentados del 11 de septiembre del 2011.

 

[1] “Está entre los realizadores y documentalistas musicales más conocidos y prolíficos del mundo. Su cercanía personal con la escena del punk, a mediados de los años 70 en Londres, lo lanzó de modo casi natural al registro cinematográfico rockero. Muy amigo de los Sex Pistols, filmó varias de las primeras presentaciones del grupo, y decidió documentar su ruptura a través del filme The great rock’n roll swindle (1980). La película, no exenta de humor, pasó a ser referencia obligada de los admiradores del punk, y convirtió a Temple en un solicitado director de videoclips. Durante los años 80, sus clientes incluyeron a Culture Club, Duran Duran, Depeche Mode, Gary Numan, Sade y David Bowie. Con este último cantante se embarcó en otro de sus más conocidos filmes, el musical Absolute beginners (1986). De ahí en adelante, Temple ha mantenido un ritmo regular de trabajo, a cargo de videos, documentales y películas de ficción. Entre ellos destacan dos nuevos documentales sobre los Sex Pistols (The filth and the fury y There’ll always be an England), y sus recuerdos sobre el fallecido Joe Strummer para The future is unwritten.”

Gracias a esta película muchos pusieron Ámbar a su hija]

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