Mayo 21, 2024

“La poesía es un portento de raíces infinitas” Entrevista a Hugo González Hernández

 

 

Por Ernesto González Barnert

 

 

 

Entrevistamos al destacado poeta y payador sancarlino Hugo González Hernández, quien obtuvo recientemente el 1° lugar en el Concurso literario “Décimas para el Chile que soñamos” convocado por la Facultad de Letras de la Universidad Católica de Chile. Es uno de los payadores más reconocidos de nuestro país. Entre sus libros destacan: “50 Sonetos” (Circe ediciones 2008), “Cantaros” (Ed. Venta Abierta, 2015) y “Sonetos Fluviales” (Ediciones Tácitas, 2020). Un poeta y cantor que no deja nunca de sorprendernos en su invectiva, sabiduría y generosidad, en el renuevo de lo tradicional, en el aporte de lo tradicional al lenguaje de la tribu y sus valores ciudadanos.

 

 

–¿Cómo recibiste la noticia de ser el flamante ganador del 1° lugar en el Concurso literario “Décimas para el Chile que soñamos”, entre más de 475 obras de todo el país, convocado por la Facultad de Letras de la Universidad Católica de Chile?

–Pues imagínate, una alegría enorme, y no sólo por mí en realidad, sino por lo que significa la cantidad de personas que están cultivando el arte de la décima en Chile. En ese aspecto, los payadores hemos realizado una labor crucial en el cultivo y la difusión de este patrimonio poético y musical que pertenece a todo nuestro pueblo a través de generaciones. Felicito y agradezco a quienes tuvieron la maravillosa iniciativa de realizar el certamen “Décimas para el Chile que soñamos”, a los gestores, al impecable jurado, porque significa un aporte no solamente a la poesía, sino que a la cultura tradicional de Chile y a los valores ciudadanos de un país más justo.

 

 

–¿Qué crees le aporta el guitarrón chileno –a diferencia del laúd y la trova europea, padre de nuestra tradición– a la paya que se hace en estos páramos?

–El guitarrón chileno tiene una sonoridad muy particular, es nuestro laúd, un instrumento de 25 cuerdas único en el mundo. Tiene sus antecesores arábigo-europeos, desde luego, pero su forma y afinación definitivas son de acá, de Chile. Su carácter musical le brinda identidad a nuestro canto, una esencia muy propia. A los hermanos payadores de otros países, (repentistas de Cuba, Argentina, Uruguay, Puerto Rico, España…), les llama profundamente la atención, porque el guitarrón encarna un sonido ancestral y a la vez tiene muchas posibilidades para desarrollar con él nuevas sonoridades dentro de su espectro musical. Para mí el guitarrón es mi camarada, un compañero en los senderos del canto. Te comparto aquí una de las décimas que le he escrito, y que aparece en mi libro “Cántaros”:

 

Como el altivo oleaje

de la mar clara y profunda,

en ti late furibunda

la música del lenguaje.

Guitarrón, en tu cordaje

siento palpitar la historia

como una convocatoria

del pasado y el futuro,

que timbra el acento puro

del canto de la memoria.

 

 

 

 

–¿Cómo ves el auge que experimenta la décima, el verso popular, actualmente?

–Es y debe ser un motivo de regocijo para el arte patrimonial de nuestro país. La décima es una estrofa que tiene siglos y arraigó en Chile con una forma expresiva y un carácter muy propios. Ha sido fundamental de partida el soporte cultural de este patrimonio por parte de los antiguos cultores del Canto a lo Poeta, maestros a su vez de las generaciones posteriores (como Santos Rubio, Arnoldo Madariaga Encina, Lázaro Salgado, Violeta Parra, Abel Fuenzalida Abarca…) Hoy en día la décima y el canto de los payadores está logrando un respeto y una valoración más amplia, pero ha sido un trabajo titánico de décadas y de nombres fundamentales en este proceso, como el de mis queridos y admirados hermanos payadores Pedro Yáñez, Alfonso Rubio, Eduardo Peralta, Manuel Sánchez, Cecilia Astorga, por nombrar a algunas de las figuras más relevantes, hay varios cultores adultos y jóvenes a lo largo de todo Chile que están realizando un trabajo precioso. Mención especial al crecimiento de las mujeres decimistas en Chile, acontecimiento en el cual Cecilia Astorga tiene una loable incidencia.

 

 

–¿Has hablado de la influencia de la obra nerudiana en tu propia escritura y canto, quisiera saber qué cosas en lo profundo te marcan o te interesan?

–Para mí Neruda es fundamental. Es el poeta que más leo y estudio desde la adolescencia. Pablo siempre está enseñándome algo, alumbrando caminos, en su multiplicidad de registros. Sus obras son una constelación de luminosidades amplias y diversas. Cuando uno lee los “20 poemas..” , “las Residencias.. ” o el “Canto General”¸ o “Estravagario”, las “Odas..” o su poesía en prosa, en fin, parecen libros escritos por personas distintas, por poetas diferentes. Eso me llama profundamente la atención. En la obra monumental de Pablo encuentro todo lo que busco en la poesía: la calidad estética, la sonoridad, el compromiso social, la visión histórica, el vuelo metafórico, la energía y la precisión verbal, la palabra como valor colectivo, como un bien común que canta con todos y de todas las cosas. Las odas nerudianas principalmente, contienen todos esos valores como un cuerpo integral. En lo personal, de todos los poetas que admiro y leo de manera permanente (que son bastantes), Neruda es mi maestro más completo.

 

–¿Qué le dice el payador al poeta y viceversa?

–La Paya, –que es la improvisación de coplas y décimas en contrapunto, y cantadas acompañado en la guitarra o el guitarrón chileno­–, es una de las formas de poesía que ejerzo y cultivo, una de las formas, y a la cual le tengo un amor profundo.

Particularmente, yo llegué a la paya después de formarme como poeta escritor, es decir, estudiando y disfrutando de la poesía escrita, más que de la oralidad o el canto, mundo al que llegué posteriormente. Me inicié en la poesía leyendo a los poetas del siglo de oro (Góngora, Quevedo, Lope), leyendo a Rafael Alberti a FG Lorca, a los griegos Kavafis, Seferis, a Borges, a Octavio Paz y a los grandes chilenos, Huidobro, Parra, Neruda, Mistral, Lihn, Rojas, Teillier, en fin…

Pienso que uno es el resultado de una amalgama de factores, y al expresarnos, toda esa formación aflora como una revelación ensamblada. Y creo asimismo que todas las formas versales dialogan entre sí. Me interesa y ejerzo la décima tanto como el haikú, el soneto, el llamado “verso libre” (para mí toda la poesía es libre por sí misma, en fin…) Entonces, no hago mayores distinciones en la forma. Para mí un verdadero payador es y debe ser un poeta, antes que nada. Y como escritor, me interesa formarme de la manera más amplia e integral posible.

 

–Eres un orgulloso guitarronero nacido y criado en San Carlos en la provincia de Ñuble, la tierra de los Parra, Víctor Jara, Pedro Yáñez y de los padres de Rolando Alarcón. ¿Qué caldo de sabidurías y vida ves en tu tierra natal y qué tan importantes hombres y mujeres ha dado para la cultura nacional?

–El haber nacido en Ñuble y ejercer el canto tradicional de mi pueblo siempre ha significado para mí una responsabilidad. Creo que mi terruño natal ha hecho y seguirá haciendo aportes sustantivos al canto y la poesía de Chile. Aunque vivo en Santiago desde el año ’91 siempre estoy volviendo allá, porque necesito nutrirme de mi gente, de mis raíces, ver el Ñuble y el Itata, escuchar a las cantoras naturales que habitan en las ciudades y en los campos, compartir con mis poetas hermanos del Grupo Literario Ñuble, oxigenar el espíritu. La palabra poética palpita con fuerza de manera permanente en mi tierra natal y hay que trabajar para estar a la altura de esa herencia cultural.

 

 

–¿Qué buscaste entregar en “50 sonetos, “Cántaros” o “Sonetos fluviales” más allá de las directrices que aúnan tu obra poética y musical?

–Yo entiendo la poesía (ya sea escrita, cantada, improvisada) como un arte sustancial que implica necesariamente un espacio de encuentro entre los seres humanos. Un ámbito tan concreto como simbólico, que nos posibilita con-versar. Para mí la poesía, además de recrear estéticamente, de amalgamar belleza, debe ser capaz de motivar, identificar, crear conciencia también. Yo aspiro a que mi poema pueda ser degustado, apreciado y comprendido por un espectro amplio de personas de diversa edad o condición social, etaria o geográfica, me interesa ser un poeta de mi pueblo y de mi gente.

 

 

–Trabajas con dedicación y esmero, inspiración y talento, mucha investigación de campo. Pero ¿cuál es tu ingrediente secreto, la pócima, detrás de tu creación?

–Yo no sé si existirá eso de “pócimas” o “ingredientes secretos”, creo que el llamado “talento” lo tenemos todos, pero es una piedra en bruto que es preciso pulir a través del estudio y la técnica para llegar a desarrollar de manera plausible la disciplina artística que fuere.

 

 

–¿Qué no puede faltar en una cuarteta, seguidilla o décima, en un verso octosilábico?

 

Más allá de la estructura

métrica, y de la candencia,

debe latir una esencia

donde la emoción fulgura.

Donde vigor y ternura

palpitan en armonía.

Todo verso de valía

– íntimo, irónico o serio –

debe portar el misterio

que anida en la poesía.

 

 

–¿Cuáles son los grandes referentes hoy de la tradición del canto popular vivos?

–Para mí es medular la presencia viva y las obras de Patricio Manns, de Pedro Yáñez y de Eduardo Peralta.

 

 

–¿Qué poetas, payadores, artistas, libros, músicas, descubriste este año aciago por el estallido social y por la pandemia?

–Leo bastante novela histórica, que es mi género narrativo predilecto. En la música soy un enajenado del flamenco, siempre estoy escuchando cantaores y sobre todos guitarristas antiguos y nuevos (aparte de los titanes Paco de Lucía y Vicente Amigo). He vuelto a retomar mis estudios autodidactas de semiótica leyendo a Umberto Eco, principalmente. En poesía estoy leyendo a mis amados poetas griegos Kavafis, Elitis, Seferis y sobre todo a Yannis Ritsos, cuya obra es clara, conmovedora y de un compromiso histórico y social profundo con su pueblo.

 

 

–La tradición popular ha tenido un salto exponencial estos últimos años a nivel de nuevos cultores como estudiosos, como mecanismo de “resistencia” al discurso oficial del poder, los plutócratas, la élite chilena. ¿Por qué crees que “La paya nunca va a estar de la mano del poder”?

Porque es un arte que en su base lo cultivan personas que tienen una visión de la sociedad discordante con la ideología oligárquica que ha administrado el poder del país desde antes de ser república. El canto a lo Poeta, la Paya, han sido manifestaciones del pueblo más golpeado y consciente, es la expresión de poetas que pertenecen a su pueblo profundo y han aspirado a ser voz del mismo, y que han sufrido la persecución por parte del poder, un arte propio del pueblo que ha sido objeto negación y tergiversación por parte del poder hegemónico. Es por ello que estamos ahora en una campaña tremenda a través de las rrss para que se sepa en realidad qué es el Arte de los Payadores, porque a través de los medios (administrados por la oligarquía de siempre) se ha mostrado por décadas una imagen deformada y falsa de la paya en Chile.

 

–¿Cómo ves el habla natural del pueblo con su caudal en estos días?

–Bueno, sabemos que siempre el habla está evolucionando. Todo está más globalizado, sin embargo, hay ciertos matices, frases, términos, acentos, que se preservan y cultivan, y que tienen que ver con las zonas geográficas tanto urbanas como rurales, eso es un fenómeno identitario que a mí me llama mucho la atención. El habla coloquial está llena de poesía, y he ahí el trabajo de mi coterráneo Nicanor Parra, que logró que tales expresiones, tal modo de hablar, brille en su creatividad, con enjundia poética. El poeta debe saber hablar con y desde su gente.

 

 

–¿A qué le temes?

–Al sufrimiento de las personas que amo.

 

 

–¿Qué libros fueron esenciales en tu educación sentimental, tu cocina literaria?

–Toda la obra de Neruda, “Tala” de Gabriela, “La insoportable levedad del ser” de Kundera, “El arco y la lira” de Octavio Paz, “Altazor” de V. Huidobro, “Cien años de Soledad” del Gabo, “El Quijote.”, todo Tolkien, “El nombre de la Rosa” de Umberto Eco, “El romancero Gitano” de FGL, toda la obra de Rafel Alberti y de Miguel Hernández, lo cuentos de Coloane, los cuentos de Cortázar…, por nombrar a algunos de los escritores y obras que me han marcado camino.

 

 

–¿Un disco o libro que nunca terminaste de leer?

–Un libro de Paulo Coelho que me regalaron una vez y me pidieron leerlo para comentarlo posteriormente, no pasé del primer capítulo.

 

 

–¿Cuál es el fundamento primero y último en cada obra escrita o acompañada por música que creas, la poética que buscas transmitir y reúne al poeta con el hombre que eres?

–Para mí, toda escritura -hasta la más fantasiosa- es autobiográfica, porque tiene que ver con el ser humano todo, con su verdad y sus sueños. Ortega y Gassete decía “yo soy yo y mi circunstancia”. Pues eso es lo que busco cuando me expreso en poesía (sea ésta escrita, cantada o improvisada) Para mí la palabra es un recurso humano colectivo, nos pertenece a todos y a todas, y en ese aspecto el poeta debe dar cuenta de lo que sucede en su mundo interno, como asimismo en su condición de ciudadano perteneciente a un tiempo y un espacio común y colectivo, a un ámbito histórico. Eso es para mí el sentido, no sólo de la poesía sino de toda expresión artística, ser capaz de expresar, reflejar y encontrar al autor consigo mismo y su vez con el medio externo. Un espacio de encuentro y diálogo del ser humano.

 

 

–Si tuviéramos que llevar a porcentaje tu sangre poética, ¿cuánto de tradición oral, cuánto de escrita?

 

Yo no sé el tanto por ciento.

Yo valoro a igual nivel

la palabra en el papel

y la palabra en el viento.

La poesía es un portento

de raíces infinitas.

Y de sus venas benditas

bebo en igual cantidad

glóbulos de oralidad

y de plaquetas escritas.

 

 

–¿Qué consejo le darías a alguien que comienza en el arte de improvisar?

 

Que escuche, lea y practique,

estudiando a los ancestros,

que sepa de los maestros

y su visión amplifique.

Y su voz diversifique

en una expresión vital.

Y que sea natural,

porque la improvisación

va al ritmo del corazón

y el genio de cada cual.

 

–¿Un sueño cultural para Chile a propósito de la nueva carta magna?

Pues si hablamos de sueños y anhelos, comparto acá la obra galardonada en el concurso “Décimas para el Chile que soñamos”, que mencionabas al comienzo, creo que es la mejor respuesta que puedo brindar:

https://www.youtube.com/watch?v=xRCeAt3musQ

 

 

 

 

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