Mayo 18, 2024

“La fuerza de lo colectivo” Entrevista a Paulette Vásquez

Este 28 de febrero de 2020 se presenta el libro colectivo “Puelche”, volumen 34 del proyecto LEA (Laboratorio de escritura de las américas), realizado por primera vez en la comuna de Frutillar, al sur de Chile. Paulette Vásquez Montes es la coordinadora de esta iniciativa, totalmente gratutita, que durante varios meses reunió a jóvenes y adultos de la región, quienes compartieron el oficio de la escritura y generaron una obra conjunta, llena de poesía. La voz de Paulette nos invita a una reflexión profunda sobre lo colectivo, la memoria y las múltiples dimensiones de lo humano. Acá compartimos sus palabras.

Por Tamym 

-Has tenido un largo camino en la literatura: primero como estudiante, luego docente, ahora como gestora y tallerista. Cuéntanos cómo ha sido tu viaje por la literatura, por la poesía chilena, tu relación con los escritores y tu amor a la enseñanza, desde tus días de alumna hasta ahora como maestra en el taller LEA.

Pensar en el viaje por la literatura y la educación me parece difuso, difícil de ubicar en un tiempo espacio de mi historia o lo que llevo de ella. Para mí siempre han sido inseparables y aunque la conciencia de la pasión que me generaba entrar a mundos insospechados en la literatura fue primero, ingresar a pedagogía fue la acción decisiva, desde la rebeldía, que me permitió entender desde dónde quería construir -o deconstruir-; era necesario unirse para terminar con los espacios tan desiguales que habitamos.

No concibo la pedagogía y literatura separadas, ambas se expanden sin que nadie pueda mediar en esa conquista. No puedo vivirlas como si fueran opuestas o dicotómicas, lejanas, ya que al abandonarse se detiene la posibilidad de reflexionar, todo se estanca. Al ser tan sociales, invitan a buscar más allá de las formas de representación de la realidad que nos enseñaron. La rebeldía que es propia de ambas, llama a romper con los modelos que impone la sociedad de consumo, y a pesar de que han llegado a verse como un bien cultural de acceso libre, diversificado, asociado a un placer/producto inmediato, continúan invitando a problematizar sobre el rol que estas artes y disciplinas juegan en las colectividades a las que pareciera vamos avanzando. Ojalá lleguemos algún día.

Y obviamente es a través de la poesía que esos viajes se volvieron intensos, profundos. Las primeras intervenciones eran solo intuitivas, puro entusiasmo y activismo, irrumpir y molestar a los poderosos del pueblo en el que me crié, solo inocencia de muchacha pueblerina que creció escuchando que la democracia vendría algún día, leyendo a escondidas los libros clandestinos que llegaban a casa. La escritura se enriquece cuando es colectiva, por más que se escriba desde el yo, en solitario, termina encontrándose con y en otras voces. De lo contrario es solo ego y eso cansa. En los poetas, escritores en general, el ego está a la orden del día, quizá por eso no me declaro como tal, me queda grande, es como un traje apretado cuando lo veo de esa forma. Pero quedarse en esa postura es ser injusta con los y las poetas, amigos de la vida a estas alturas, con quienes aprendí a vivir esa colectividad en los encuentros poéticos, los que se pueden reconocer como punto de partida para lo que varios de nosotros seguimos haciendo. Por lo mismo, al aceptar la invitación a participar en el LEA se abría la posibilidad de que junto a otros docentes, en diversas ciudades, continuemos promoviendo los encuentros en las letras, en las intimidades, en la profundidad de cada ser que allí llega, tanto quienes lo vivimos como los que acompañaron sin mostrarse. Y es un camino que no termina, porque conectas y no puedes desprenderte de querer hacer más, de buscar nuevos talleres y voces que nos llevarán a esa colectividad tan propia de lo que somos como humanos.

-Puelche» es la palabra mapuche que designa a la «gente del este» pero es también el viento Este que proviene de la cordillera. «Puelche» es un libro lleno de poesía que grita fuerte, que nos envía un mensaje que se aproxima como el viento. Cuál fue el origen y el proceso de creación de este libro colectivo, escrito por todas y por todos los participantes del taller LEA, como si fueran una sola voz. 

Los talleres LEA tienen un formato establecido, eso lo saben quienes han participado y coordinado en los distintos lugares en que se ha realizado. Pero es más que eso, un proceso que invita a los talleristas, con experiencias particulares y diferentes, a revelar su propia sensibilidad, su visión de mundo, su propia voz, para desprenderse de ese yo y dar lugar a la escritura colectiva. El proceso, cada clase, es un accionar de ejercicios y conversaciones que provocan tal intensidad en lo que se comunica, que redescubren los universos que portamos cada uno, la palabra no es de nadie y es de todos a la vez, y se expresa en un permanente diálogo entre los textos y quienes los aprehenden. Hubo mucha flexibilidad para hacer las cosas que los participantes proponían, porque cada acción creativa nutre a otra y también las conflictúa, proporcionando nuevas lecturas, nuevas letras, en cada texto que se va construyendo, o simplemente dejándolo para retomar en otro momento. La impermanencia es necesaria en este proceso, dejar que pase y seguir, el cambio es inevitable. Entonces, la voz colectiva es más notoria, comienza a tener un cariz y un color, una temperatura que se va amoldando hasta tener su propia fuerza. Leer a Puelche es encontrarse con historias cercanas, incluso propias, que se repiten, temas nuevamente comunes. Puelche es un viento fuerte, una fuerza sin control, rebelde, se abre camino por si sola y es quien dirige ese viaje. Así eran las tardes del taller, envueltos en vientos que traen historias de la gente del este y que tal vez, sin querer, hablan también en el libro.

-Esta fue tu primera experiencia como profesora del LEA (Laboratorio de escritura de las Américas) un proyecto gratuito de altiegoísmo y colectividad entre escritores que leva más de 10 años de implementación. Cuéntanos cómo podrías definir el aporte que este tipo de iniciativas -que por lo general se realizan en la capital-, tienen impacto en otras comunas, específicamente acá en la comuna de Frutillar.

10 años es una responsabilidad que no puedes pasar por alto, sobre todo porque quienes dieron vida a los Laboratorios de escritura, lo hicieron con puro corazón. Se diseminó como las buenas historias, de voz en voz, hasta tener también su propia impronta tal como cada libro de los talleres. Esta experiencia de práctica colectiva en la escritura no es ajena a la creación literaria. Hagamos historia y recordemos que las imágenes, el relato oral, estaban mucho antes de que los alfabetos nos inunden y fueron los canales que permitieron mantener la memoria colectiva al transmitir de generación en generación las voces de muchos. Para mi estas iniciativas van sumando a la vanguardia que durante todo el siglo XX llamó a romper con las prácticas heredadas; buscaban eliminar la voz del autor, destruían la cronología lineal y se abrían a otras formas de concebir las realidades desarrollando lógicas circulares, reconociendo la interconexión en un rizoma que desestima toda jerarquía. Y tal como tú decías alguna vez, en la literatura no hay utopía, por eso se busca crear esa literatura del nosotros, sobre todo en lugares que todavía tienen esa característica tan propia de los pueblos del sur de Chile. Hermosos, como en sus postales de volcanes majestuosos, lugares que se ven quietos y sin mayor movimiento que el visto en las playas durante el verano. Pero hay más, historias que se muestran al que decide quedarse y hurgar en los secretos de las letras. Ese fue el experimento, esa es la aventura a la que llama el proyecto LEA, que al tener versiones en distintos países, dialoga con otros que creemos distintos, pero que son atravesados con los mismos cuestionamientos de todos los pueblos. Entonces el impacto, es también descubrir que somos parte de todas esas voces.

-En este sentido, cuál es el mensaje que habría que dar para poder generar más este tipo de espacios y cuál es su impacto en las y los estudiantes/participantes y, en general, en la comunidad. 

Debemos recordar que la lectura y la escritura son actos basales en la experiencia del aprendizaje de lo individual y colectivo, por lo que fomentarlos a través de la literatura tiene como objetivo dar sentido a la expresión de lo humano en sus múltiples dimensiones. Imaginemos lo potente de este ejercicio si se le suma lo colectivo como la forma de llevarlo a cabo. Estamos invitados a trabajar para que seamos capaces de mirar el mundo que existe, de entenderlo o tratar de hacerlo, y de actuar críticamente con esa información; es a lo que nos invitaba Gabriela Mistral, imposible no citarla en este camino de las escuelas abiertas y la promoción de la literatura como un derecho per se. Entonces, este proyecto cultural internacional, se presenta como una metodología novedosa para conversar, discutir, en torno a la poesía, la narrativa, el teatro, la música, las redes y cuanta cosa nos haga un guiño con el quehacer creativo en general. Quienes participan del taller también son parte de un viaje en donde la ausencia del yo releva la conciencia de lo colectivo, sumándose a un lugar de intercambio y retroalimentación de lo que pasa en esos experimentos creativos. Entonces, hagamos estos viajes en las escuelas, en las bibliotecas, en las calles si es preciso, a ver si en algún momento logramos escuchar esa única voz que es parte de todos.

Paulette Vásquez Montes (Osorno, 1981). Profesora de estado en Castellano y Comunicación de la Universidad de La Frontera, con estudios de Magíster en Gestión directiva y diploma en aprendizaje profundo, ha sido gestora en proyectos que fomentan el aprendizaje creativo de la escritura y la lectura en el aula durante los últimos 10 años. Ha participado como coordinadora y docente en talleres literarios de la Cárcel de Temuco, La Unión y Frutillar, y como gestora de proyectos teatrales para adolescentes en La Unión, Futrono y Valdivia. Desde 2019 es la coordinadora de LEA Frutillar.

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