Noviembre 22, 2024

Lo que los días dejan: Entrevista al poeta Pedro Lastra

Por Tamym Maulén

 

En esta entrevista realizada hace unos meses en su residencia en Santiago de Chile, el poeta Pedro Lastra nos habla de su nueva publicación, de su poesía, su proceso creativo, entres muchos temas más, regalándonos para el final y de manera inédita hasta ahora, su último poema escrito.

Santiago de Chile, Julio, 2024.

Pedro Lastra, nacido en Quillota en 1932, es una figura destacada en la poesía chilena contemporánea y ha contribuido significativamente al panorama literario del país desde el plano poético y teórico. Su obra se caracteriza por una profunda exploración de temas existenciales, filosóficos y emocionales, así como por un estilo poético distintivo y evocador. Es un poeta de oficio: honesto y auténtico.

Pedro Lastra ha publicado numerosos libros de poesía a lo largo de su carrera. Hace pocos meses  se publicó “Poesía Completa (Editorial UV, 2023)” en una  edición corregida y aumentada. Su poesía se caracteriza por una cuidadosa atención al lenguaje y una profundidad temática que abarca desde la reflexión metafísica hasta la exploración de las relaciones humanas y la experiencia cotidiana.

Además de su trabajo como poeta, Pedro Lastra ha ejercido una importante labor como crítico literario y académico. Ha sido profesor universitario en Chile como EE.UU y ha colaborado con diversas publicaciones literarias en Chile y en el extranjero.

La obra de Pedro Lastra ha sido ampliamente reconocida y premiada a lo largo de los años, consolidándolo como una de las voces más importantes de la poesía chilena contemporánea. Su influencia y legado perduran en la escena literaria chilena y continúan siendo una fuente de inspiración para nuevas generaciones de poetas. A propósito de este nuevo libro el poeta Francisco Véjar nos decía: “es la consolidación de un maestro.”

Fundación Pablo Neruda tiene el honor y privilegio de contar en su Biblioteca de Poesía Chilena en la Casa Museo La Sebastiana -abierta todo el año en Valparaíso-, con una importante y generosa donación de los libros del poeta.

En esta entrevista realizada hace unos meses en su residencia en Santiago de Chile, el poeta Pedro Lastra nos habla de su nueva publicación, de su poesía, su proceso creativo, entres muchos temas más, regalándonos para el final y de manera inédita hasta ahora, su último poema escrito. Este generoso gesto retrata por entero a Pedro Lastra: nuestro poeta y nuestro maestro.

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¿Qué significa para usted esta nueva obra recapituladora?

Más de lo que me imaginaba. En tiempos en que se lee tan poco la poesía  -esto no es nada nuevo  por lo demás-, una segunda edición de este trabajo casi completo es sorprendente para mí. Espero que la Editorial de la Universidad de Valparaíso no tenga que lamentarlo.

¿Cuáles son las principales influencias en su obra poética

Innumerables, y en entrevistas anteriores las he ido señalando  por aquí y por allá. No se trata solo de obras poéticas, desde luego: el escritor es un ser omnívoro que se alimenta de las más variadas experiencias, de historia y de cultura en general, en mi caso principalmente leídas, pero también vividas. A un poeta tienen que importarle muchas cosas. Jaime Jaramillo Escobar (más conocido  como ”X 504”, del grupo  colombiano ”Nadaísta”) decía que  un poeta debe aprender de todo: ”hasta de un gusanito que pasa”. Esto me parece una sugestiva llamada de atención.

¿Cómo describiría su proceso creativo al escribir poesía?

 Exasperadamente lento. De Gonzalo Rojas aprendí muy temprano varias exigencias: la vigilancia y la atención y búsqueda de la palabra necesaria. Juzgar el resultado no es posibilidad ni facultad del autor: eso corresponde a los presuntos lectores y sobre todo al tiempo, que aprecia o desestima. Leer viejas antologías e historias literarias suele ser una experiencia aleccionadora, así como lo es el verso famoso de Jorge Manrique: ”…que fue de tanta invención como trajeron…”

 ¿Cuáles son los temas recurrentes en su poesía y por qué son importantes para usted?

Hace algunos años el escritor brasileño Floriano Martins me preguntó algo parecido con una sugerente expresión: se refirió a temas y asuntos como ”astillas de realidad”. Como la respuesta no ha cambiado, me permito  glosarla o derechamente repetirla: creo que la memoria y el sueño son mis principales  ”astillas de realidad”, pero obviamente ni en tan trascendentes ni detenidas reflexiones poéticas como las muchas  que estas cuestiones han merecido durante siglos, considerando que yo no soy sino un minimalista más, entre cuantos los siguen escribiendo o reescribiendo.

¿Qué autores chilenos contemporáneos  considera importantes para usted?

Tengo lecturas muy incompletas de este panorama, primero porque mi interés  no está fijado en países determinados.  Releo a M. L. Bombal, Juan Emar, M. Rojas, José Santos González Vera. Entre los escritores más cercanos, ciertos autores de mi generación y algunos más próximos, como Bolaño, Carlos Franz y  Gonzalo Contreras. Últimamente, B. Labatut. Tengo, pues, muchas tareas pendientes, como usted ve. De los poetas todos sabemos cuáles son esas presencias indispensables: Mistral, Huidobro, Neruda, De Rokha. Yo agrego mis devociones por Gonzalo Rojas y Enrique Lihn. Y pienso que la generación del 50 produjo asimismo obras perdurables, como ha seguido ocurriendo con Diego Maquieira, Micaela Paredes, Rafael Rubio, Juan Cristóbal Romero, y no pocos más de nuestro tiempo que hacen honor a todo aquel legado.

 ¿Cuál cree que es el papel del poeta en la sociedad (ayer y hoy)?

Creo que el único papel que debe preocupar a un poeta, y a todo escritor y artista, es hacer su trabajo de la mejor y más exigente manera que le sea posible. Si se trata de la llamada poesía social (toda obra lo es y en más de un sentido, como tanto se ha dicho), pienso que  lo primero es tratar de que tal poema exprese la verdad que el texto busca transmitir como tal poesía y no como mero comentario de la circunstancia o asunto que lo motiva: me parece que este es el principal desafío que debe enfrentarse y resolverse. El voluntarismo suele ser muy mal consejero para todos nosotros. No escasean los buenos ejemplos, desde muy antiguo.      

Como profesor de literatura, ¿cuál es su enfoque al hablar de poesía? ¿Se enseña la poesía?

Descreo absolutamente de la pretensión de ”enseñar” poesía. Aunque lo he contado más de una vez, tal vez valga la pena repetir una pequeña -pero para mí muy reveladora circunstancia-: yo hice a menudo clases o seminarios (en la Univ. de Stony Book) sobre poesía hispanoamericana del siglo XX, desde la insurgencia de la llamada vanguardia hasta 1980, por señalar alguna fecha aproximada. Un estudiante me dijo en una oportunidad, en una reunión sobre un autor y un determinado libro considerado muy  importante, que con esta lectura a él ”no le pasaba nada”, y esto sin desconocer sus méritos a la vez históricos y literarios…: ”…No me pasa nada, aunque reconozco los valores que usted señala…” Le ”pasaba algo”, que explicó con bastante lucidez, con otros textos y autores, pero con este y asimismo con algunos otros, no. Me ilustró mucho ese momento, y agradecí la confianza y claridad de ese estudiante. En el diálogo que siguió aprendí varias cosas sobre esta problemática cuestión. Después he podido relacionar esto con unos versos de homenaje a Enrique Banchs escritos por Borges: “ alcanzar la página que vive / más allá de la mano que la escribe”. Yo me he conformado con lo que se podría describir como ”invitaciones” a esta o esta otra lectura, sin pretensiones de imponer una determinada conclusión: me interesa que al estudiante o al amigo con quien  hablo de estas cuestiones ”le pase algo”. O como le dijo Juan  Gelman a otro estudiante de una de mis clases: ”Me gustaría que un lector desconocido y lejano se sintiera acompañado…” (no cito esa situación textualmente, desde luego).  Pero esto puede llevar demasiado lejos.

¿Qué consejo le daría a los jóvenes que deseen seguir una carrera en la literatura?

Cada uno debe encontrar en su hora su camino. La vocación es personal e intransferible. La verdad es que no sabría qué decir, porque en estos casos se trata sin duda de una verdadera pasión: ”Amar la literatura es ser amante de léxicos”, escribió memorablemente George Steiner.

 

¿Cuáles han sido los momentos más significativos o gratificantes de su trabajo como profesor y como poeta?

Enseñar a leer en una escuela pública de Santiago a comienzos de los años 50. Ese tiempo coincidió con mis primeras  publicaciones poéticas y mis escritos en un diario de Chillán. Tales trabajos literarios son tentativos y olvidables, y por fortuna ya olvidados; no así mis tareas como profesor de primeras letras: haber enseñado a leer a esos pequeños de 6 o 7 años, y continuar después con otros algo mayores es una experiencia inolvidable. Tal coincidencia fue afortunada para mí, y de ahí debe venir y fundirse y hacerse una mi vocación por la lectura y la escritura. Como poeta mi trabajo, como el de casi todos en  nuestro tiempo, es más bien un quehacer algo distanciado y secreto, pero ha sido gratificante la cercanía y amistad de los pocos lectores de aquí y de allá  que un ausente puede finalmente conocer, por así decirlo, en persona: creo que  esto ha sido para mí un privilegio.

¿Cuáles son las  personalidades culturales chilenas de hoy  que suscitan su mayor admiración?   

 Mencionaré a algunas de ellas: Carla Cordua, Iván Jaksic, Hernán Montealegre Klenner, Antonio Cussen, María Teresa Cárdenas,  Hernán Loyola, Mario Toral. Sí, el número 7 está muy bien. Aprendí temprano en mis lecturas del gran escritor que fue Alfonso Reyes, que no hay que dilapidar las admiraciones.

¿Nos compartiría el último poema que ha escrito?

 

 

LO QUE LOS DÍAS DEJAN

A  Natalia Roa Vial  y Pedro Vicuña

 

Lo que los días dejan
se llama irrealidad,
la irrealidad que fluye
como el río de Heráclito,
que no era ningún río
sino vagas visiones
pasajeras, cambiantes,
igual que los sonidos
que parecen nombrarlas
y cada quien le inventa
a su bien o a su mal:
y decirlas así
de tal suerte o manera,
y seguir y seguir
sintiendo que eso fueron
tantas sombras, su nada.

 

 

 

(P.L.) (2024)

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Fotografía: Pedro lastra en su biblioteca de Santiago de Chile, 2024. En su mano, una fotografía de su primer curso como profesor en Santiago, año 1951.

 

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