Por Darío Oses
La poesía puede tocar, fugazmente, los grandes y los pequeños misterios de la vida. Tiene algún parentesco con las experiencias místicas y de iluminación, si bien es más transitoria y juguetona que ellas; tiene también afinidades con el sueño y con otras formas de viajar hacia el reverso del espejo. La poesía puede decir, acerca del hombre y de su vida en el mundo, cosas que están más allá de los límites del lenguaje conceptual o del pensamiento analítico. La sabiduría poética parece venir de aquellas zonas en las que cada hombre conserva algo del legado ancestral y común de todos los hombres. Por eso el poeta suele tener la capacidad de traducir la voz del colectivo humano.
Pablo Neruda fue un poeta fascinado por el mundo material y por su misterio. En un discurso de marzo de 1939, dijo: «Yo soy un poeta. El más ensimismado en la contemplación de la tierra; yo he querido romper con mi pequeña y desordenada poesía el cerco de misterio que rodea al cristal, a la madera y a la piedras; yo especialicé mi corazón para escuchar todos los sonidos que el universo desataba en la oceánica noche…».
Neruda fue un poeta de todo lo terrenal: el amor, la naturaleza, la amistad; poeta de la vida y de la muerte y de la interminable alternancia cíclica entre ambas. Su obra es un vasto inventario poético del mundo.
Especialmente con sus libros de odas elementales, el poeta quiere, como dice Saúl Yurkievich, «que la poesía amplíe su dominio para englobar a todo el mundo, para abarcar enteramente la extensión de lo real en su inagotable variedad».
Me parece que hay momentos en que los poetas, en pocos versos, consiguen iluminar transitoriamente el misterio de los seres y cosas que habitan el mundo. Hay poetas y filósofos, así como filósofos poetas, que recurren al aforismo para conseguir esta alta condensación de significado y revelación. Hay escritores que inventaron sus propias formas de condensar la materia literaria en pocas palabras, como Ramón Gómez de la Serna, con sus greguerías o el mismo Neruda, con su Libro de las preguntas.
Esta antología no es de poemas sino de fragmentos. Busqué en la vasta obra de Neruda, algunos de esos versos que a la vez que condensan significados y que al mismo tiempo los comunican con sencillez, eficacia y calidad poética.
Confío, además, en que este libro sea una vía de ingreso a la inmensa obra de Neruda, y lleve a algunos, si no a muchos, a leerla íntegramente.
Darío Oses, escritor, director de la Biblioteca Fundación Pablo Neruda y editor del Libro (Abril, 2023)