Noviembre 25, 2024

50 Pauls

 

Entrevista a Alan Pauls (Buenos Aires, Invierno de 2009)

 

Por Tamym Maulén

 

49. Escribir es un pretexto para seguir leyendo con toda impunidad.

48. No creo en la libertad. Creo en producir libertades. La libertad es algo que siempre existe dentro de un contexto, dentro del límite. Y dentro del campo limitado me siento muy libre. La libertad en la escritura existe en función de los límites.

47. Creo que la literatura básicamente consiste en esto: volver impersonales ciertos núcleos, nudos, que en un principio eran personales. No creo que haya literatura sin este proceso de despersonalización.

46. No me interesa el material personal en un sentido expresivo, no me interesa escribir para expresarme, en ese sentido no tengo nada que decir. O no tengo nada que decir que no diría cualquiera cuando lo invitan a expresarse. Lo autobiográfico me interesa como un archivo fantasma, como materiales de trabajo simplemente. Me interesa lo personal cuando se convierte en impersonal. Me interesa lo propio cuando se convierte en impropio.

45. La literatura siempre es puesta en escena. No hay literatura en primer grado. La literatura piensa el escenario donde todas las ideas y valores entran en relación, pero no piensa que los ricos son mejores que los pobres, ni piensa que los blancos son mejores que los negros: lo que hace la literatura es poner ese tipo de enunciados en juego, por eso la literatura nunca puede funcionar cuando es vehículo de ideas.

44. Los escritores que escriben porque quieren transmitir una idea del mundo, no hacen literatura. Por lo menos tienen que haber dos ideas del mundo, tiene que haber un plano y contraplano para que algo pase.

La Escritura

42. Creo que cuando un escritor escribe sabe lo que hace y no sabe lo que hace al mismo tiempo. El saber que tiene un escritor, a la hora de escribir, es un saber que está escoltado por un misterio total: cuando más sabe uno sobre literatura, más misterioso se vuelve el escribir.

40. Cuando los escritores pseudos espontáneos, “auténticos”, dicen que la Facultad de Letras es la enemiga número uno del escritor, o que la “conciencia” es la enemiga número uno del arte de contar historias, lo que hacen es simplemente desplegar una cierta filosofía de la literatura tan pensada y tan llena de consignas y máximas como la filosofía de la literatura que puede elaborar el escritor mas hiper teórico e hiper intelectual. Son simplemente maneras de pensar la literatura, de creer saber cómo ella está hecha.

38. No creo en los escritores ingenuos. Creo que la ingenuidad es una teoría literaria como cualquier otra. Y creo que los escritores ingenuos saben perfectamente lo que hacen.

37. No creo en la espontaneidad. De hecho, Es fácil inventarla. La espontaneidad es un artilugio retórico como cualquier otro. La sinceridad es un mero artilugio literario como cualquier otro. El problema no es que un texto sea o no lo suficientemente espontáneo: cuando uno reclama espontaneidad, tal vez, lo que reclama es que el texto no tiene suficiente aire internamente, o que haya más vacío adentro, que sea más flexible. Nada tiene que ver allí la espontaneidad.

36. Borges es un escritor muy conceptual. Está pensando la literatura cuando escribe. En ese sentido, Borges pone en escena ciertas ideas concebidas de la literatura que se dan por sentada y sencillamente las dinamita: la noción de originalidad, la noción de copia, plagio, tradición, origen, a partir de él no se pueden pensar con ingenuidad. Lo que hace Borges es volver extraño aquello que antes parecía familiar, que es, en el fondo, lo que hacen todos los grandes escritores.

El Arte

35. Tiendo a pensar que en los escritores hay una relación de continuidad entre la vida y la obra. Creo que la vida de los escritores es un efecto de las obras y no al revés, invirtiendo la lógica común, que supone que la vida es la causa de la obra. La vida de los escritores, como de los artistas, son efectos de sus obras. La obra es la continuación de la vida por otros medios. Hay una relación de inmanencia en el caso de los artistas.

34. En los artistas sus estilos de vida están sumamente ligados a sus estilos de arte.
No me preocupa tanto hasta qué punto una novela refleja una vida, sino hasta qué punto produce una vida nueva.

33. A la hora de leer busco no saber dónde estoy parado. Desconcertarme. Lo más potente que el arte puede producir es darse cuenta de que las categorías con las que concebía las cosas empiezan a dejar de funcionar. Sentirse pasado de moda.

30. La gran emoción artística cuando estoy leyendo es saber si eso que leo es literatura o no.

Literatura actual

28. No es difícil escribir bien un cuento. No es difícil filmar bien una película. No es difícil hacer objetos técnicamente inobjetables. La técnica es una cosa cada vez más simple. Los objetos están cada vez más bien hechos, desde libros a sillas. Hoy se sabe muy rápido cómo hacer bien las cosas. El punto es otro y siempre fue otro, en la época de Cervantes también era otro. El punto es cómo descubrir ese secreto que hay en toda obra de arte que deja al que la mira o que la lee en una posición de orfandad. El punto es cómo hacer para escribir en un momento donde no hay hojas en blanco.

26. La problemática literaria actual consiste en devolverle a un mundo tan sobrescrito, a un lenguaje tan recontra usado, una fuerza única. Y esto no se consigue yendo a un taller literario o preocupándose por la factura del producto, o tratando que la novela este bien equilibrada.

24. De los escritores Argentinos que han logrado esto: Borges, Puig, Aira, Macedonio Fernández, Arlt, son los que más me interesan. Escritores de la actualidad, Oliverio Coelho, Juan José Becerra, Gonzalo Castro, entre otros. Hay escritores argentinos muy buenos de treinta años, que no tratan de escribir nuevas novelas, sino de inventar nuevas formas para la novelas.

22. En la Argentina, desde el 2001, y en tan sólo ocho años el panorama cambió gracias a la explosión de editoriales independientes, artesanales. Ellas son ahora las que están moviendo el hemisferio. Son las únicas que se dedican a descubrir nuevos libros, en general con mucha seriedad

20. La literatura más interesante que se hace hoy en América latina tiene que ver más con el sigilo más que con el gesto ampuloso. Más imperceptible y menos exhibicionista.
En ese sentido, Mario Bellatín de México, Joao Gilberto Noll, escritor brasileño, Fernando Vallejo, el uruguayo Mario Levrero, son exponentes latinoamericanos de este fenómeno.

Bolaño

19. Bolaño era muy estratégico, no era inocente: todo lo que dice sobre sus colegas, es recortarse el mismo. Cada vez que Bolaño habla de los demás está hablando de sí mismo, era un estratega total.

18. Bolaño fue poeta, y en un momento se dio cuenta que no era un gran poeta, y empezó a escribir novelas sobre vidas de poetas. Me da la impresión de que él se fue del mundo de la poesía y se quedó con algo, le robó algo, y lo que le robó es como una cierta manera de vivir, y hace literatura de eso.

17. La obra de Bolaño está ligada totalmente a la autobiografía. Bolaño era como una especie de biógrafo encubierto, alguien que estaba totalmente fascinado por la vida de los artistas. En 2666, sin embargo, ocurre exactamente lo contrario: como antes era un biógrafo, acá, en esta novela, es una especie de tanatógrafo, como un cronista de la muerte, y no de la vida.

16. 2666 es una novela escrita desde la muerte. Como si Bolaño la escribiera desde un cierto más allá. La clave está en el título, una especie de posteridad imposible desde la que nos llega un mensaje. En 2666 pasa algo que pasa en las obras póstumas. Por ejemplo, en el cine, películas como Querelle, de Fassbinder, son obras de una singularidad única, obras que están en un cierto borde, que ponen en cuestión los sistemas artísticos de esos artistas y sus obras anteriores.

15. Una novela va hasta el fondo cuando se propone empujar los límites, desestabilizar. Pero esto nada tiene que ver con el gran gesto. Hay tanto en una novelita de César Aira como en una novela de mil páginas, como la de Bolaño. No hay diferencia. El efecto de desestabilización es igual de fuerte en ambos casos. El gran gesto esta pasado. Hoy es la época de las pequeñas operaciones invisibles, de consecuencias insospechables.

Nuevo trabajo

14. Sobre mi nuevo trabajo, Historia del Pelo, tuve la idea anterior de realizar una trilogía de historias, que partió ya con Historia del Llanto. Desde un comienzo me di cuenta que había una serie de amenazas que ponían en jaque el proyecto, posibilidades que lo techaban, pero aún así me interesaba la idea y aún así sobrevivió, hasta hoy, a dos novelas. Está entonces resultando bien.

12. Me interesa mucho el trabajo a fondo con algo, más que el mariposeo. No puedo trabar simultáneamente en dos proyectos.

10. No puedo escribir si no estoy solo, si hay gente alrededor. Soy completamente chapado a la antigua: necesito aislamiento, silencio o un relativo silencio, necesito cierta neutralidad en el ambiente (no puedo escribir en lugares muy bonitos, por ejemplo, ni puedo en lugares muy estimulantes). Para mí, el lugar ideal sería un convento, un monasterio.

Buenos Aires

8. ¿Mi ciudad ideal? Bueno, tiene que proporcionar la experiencia del anonimato. Yo no soportaría vivir en una ciudad donde se me conoce. Después, una cierta heterogeneidad. Me gusta que las ciudades aglutinen, combinen mundos, sociedades, culturas muy diferentes. En este sentido me gusta mucho Buenos Aires, me parece una ciudad ideal. Me gustan mucho los defectos que tiene la ciudad.

7. Si vas a San Pablo, o vas al DF, o vas a Bogotá, la diferencia con la cultura norteamericana que se ve. Eso en Buenos Aires no pasó. De alguna manera la cultura europea funcionó como filtro, como escudo, y eso me gusta. Me gusta que no sea norteamericana. Pero a la vez me gusta mucho que en los últimos veinte años la ciudad fue asimilando culturas latinoamericanas, que hoy son fuertísimas en Buenos Aires, con bolivianos, paraguayos, peruanos. Le ha hecho muy bien.

Éxito

6. Me parece que el éxito más indiscutible para mí, y el que yo más valoro, es el haber llegado a los cincuenta años y poder hacer lo que tengo ganas de hacer.

5. Realmente mi vida gira mucho alrededor de lo que más me gusta hacer. Eso extraordinario. Si todas las personas pudieran hacer eso, la tasa de felicidad de este país o del mundo sufriría un crecimiento notable.

4. Lo que hice durante cincuenta años fue diseñar una órbita personal dentro de la cual puedo ofrecer algo, que alguien puede pagarme por lo que me gusta hacer, y es una especie de órbita de economía y de forma de vida. Eso está funcionando desde hace, digamos, diez años, bien.

Felicidad

3. Me parece que la felicidad sería inventar la forma de vida que uno desea tener y poder vivir dentro de ella. Yo creo que eso es la felicidad.
2. La gente, en general, no vive la vida que querría vivir. Llegar a una forma de vida, a una forma de vida deseable, es un trabajo. A veces es el trabajo de una vida. Ahora, no veo muy bien en qué otra cosa se debería invertir energía, deseo, ganas, inteligencia, que en inventar una forma de vida.
1. Creo que el gran punto, hoy en día, es tener tiempo. Y no hay que pensar que para tener tiempo hay que tener dinero. Tener tiempo es tener tiempo. Pero no es que tiempo sea equivalente a dinero. Nunca el dinero va a financiar tu tiempo. Va a financiar tu dinero. Hay que inventarse la forma de tener tiempo, ese es el gran desafío de hoy.
50. Un escritor básicamente lo que necesita es tiempo. El tiempo es un bien que se consigue, que se descubre, que se inventa igual que otros inventan dinero, o propiedades, o lo que sea. Pero hay que dedicarse al tiempo, y no al dinero en función del tiempo. Yo creo que me dedico a eso desde hace muchos años, y durante mucho tiempo me di cuenta de que la cuestión es el tiempo y apropiarse de él, incluso renunciando al dinero.

 

Fotografía por Tamym Maulén

 

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