Noviembre 22, 2024

La gran poesía de Neruda en sus primeros libros

Por Pedro Pablo Guerrero

 

(Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 7 de octubre de 2018)

 

«Ociosos de mierda, los hijos que me fueron a tocar. Primero uno anda juntándose con anarquistas y borrachos y luego el otro tonto grandote quiere seguir el mismo camino», refunfuñaba José del Carmen Reyes a propósito de Neftalí Reyes y su medio hermano mayor, Rodolfo, dotado de una voz extraordinaria para el canto. A este último, el padre le dio una paliza que lo disuadió para siempre de sus aspiraciones artísticas mientras que al otro «ocioso» le requisó un día sus escritos y los quemó en el patio frente a la mirada impotente de la familia. Sin embargo, Laura Reyes, hermana del poeta, salvó tres cuadernos que había logrado esconder de la vigilancia paterna. «Hasta hoy son el único registro de muchos de sus poemas de infancia», constata el traductor estadounidense Mark Eisner en su reciente biografía, Neruda. El llamado del poeta (HarperCollins).

Laura Reyes conservó esos manuscritos toda su vida. En 1964, el profesor Hernán Loyola se los pidió prestados durante unos meses para copiarlos a máquina. Le entregó un ejemplar de su trabajo al propio Neruda, quien no le hizo ningún comentario, lo que Loyola tomó como una aprobación tácita. El investigador, sin embargo, no los publicó. Después de la muerte del poeta, Matilde Urrutia y Jorge Edwards seleccionaron parte de esos inéditos de juventud para darlos a conocer en la recopilación El río invisible (1980), que incluye solo aquellos poemas aparecidos en revistas.

Los cuadernos originales, en tanto, fueron entregados por Laura Reyes al profesor Rafael Aguayo Quezada, de Temuco, quien se los vendió al historiador Leonidas Aguirre en diez mil dólares. Esos manuscritos terminaron subastados en Sotheby’s, de Londres, el año 1982. Se ignora la identidad del comprador. El hispanista británico Robert Pring-Mill dio aviso a Matilde Urrutia antes de que se remataran, pero la viuda de Neruda —molesta porque los consideraba suyos— no quiso adquirirlos.

 

Los polémicos Cuadernos de Temuco

 

Años más tarde, Bernardo Reyes, sobrino nieto del poeta y heredero de Laura Reyes, halló un conjunto de fotocopias correspondientes, de manera incompleta, al segundo cuaderno. Se lo entregó a Juan Agustín Figueroa, presidente de la Fundación Pablo Neruda. Este le encargó su revisión y ordenamiento a Víctor Farías, quien lo publicó con el título de Cuadernos de Temuco (1996), volumen «editado de modo asaz incompetente», según Loyola, y «con más de 100 erratas» y numerosas omisiones, de acuerdo a Leonidas Aguirre, que había solicitado anteriormente una autorización para publicar los inéditos de Neruda.

«Lamenté con sinceridad que este prólogo lo hiciera Víctor Farías, gran estudioso, filósofo, pero nerudiano, para nada. No dio con el tono, se trató de un empalagoso discurso, con discutibles fuentes históricas. Ese prólogo debió haberlo escrito Loyola. Se lo dije a él mismo», confiesa hoy Bernardo Reyes.

Por estas razones, al incluir todo el material de los inéditos «Cuadernos de Neftalí Reyes» (1918-1920) en el IV tomo de las Obras completas de Pablo Neruda (Galaxia Gutenberg, 2001), Hernán Loyola escribió que su edición «no tiene ninguna cuenta del volumen titulado Cuadernos de Temuco».

Los cinco tomos de Galaxia Gutenberg —empastados y con un nutrido cuerpo de estudios y de notas— llegaron a Chile con precios que rondaban los $50.000 por volumen. De esta forma, los lectores chilenos nunca han tenido una edición asequible de su poesía completa, conformada tanto por los libros que publicó el propio Neruda —su obra «orgánica», la llama Loyola— como por los versos y prosas poéticas que dejó inéditos o dispersos en la prensa.

Los cinco tomos de Poesía completa que publicará Seix Barral abarcan desde el primer texto que se conserva de Neruda —una postal de saludo a su madrastra, Trinidad Candia («la mamadre»), fechada en 1915— hasta los últimos versos que escribió antes de morir en 1973. Sus editores son Darío Oses y Mario Verdugo. Como director de la Biblioteca y el Archivo de la Fundación Pablo Neruda, Oses tuvo acceso a las primeras ediciones del poeta, así como a aquellas que Neruda consideró «definitivas», pero también a manuscritos y versiones mecanografiadas corregidas de puño y letra.

El primer volumen de la Poesía completa —que abarca la producción nerudiana de 1915 a 1947— se lanzará en La Chascona el 18 de octubre, a las 19:00 horas, y se distribuirá en librerías con un precio de $18.900.

«Esta obra pretende llegar a muchos lectores, tanto por su costo como por las características de su edición, que solo incluye las notas estrictamente necesarias para entender el contexto en que se escribieron algunos poemas y quiénes fueron los personajes a los que ciertos versos aluden», explica Oses. «Por lo demás, Neruda pretendió hacer una poesía transparente, que pudiera llegar a todo lector, sin necesidad de mediaciones críticas ni estudios teóricos».

En sus 535 páginas, Poesía completa. Tomo I  abarca los libros Crepusculario  (1923), Veinte poemas de amor y una canción desesperada  (1924),  Tentativa del hombre infinito  (1926),  Anillos (1926),  El hondero entusiasta  (1933),  Residencia en la tierra 1  (1933),  Residencia en la tierra 2  (1935) y  Tercera residencia  (1947). La segunda mitad del volumen recopila la «Obra poética dispersa», escrita entre 1915 y 1947, incluyendo los ya mencionados «Cuadernos del poeta adolescente» y el «Álbum Terusa», dedicado a su amor de juventud Teresa León Bettiens. Entre los poemas sueltos del período sobresalen el desafiante «Aquí estoy» (escrito contra Huidobro y De Rokha) y «El pueblo lo llama Gabriel»: panegírico de Gabriel González Videla, del que Neruda fue jefe de propaganda durante la campaña presidencial de 1946, para luego convertirse en su mayor enemigo político. «Este poema nunca se había publicado en su versión íntegra», resalta Darío Oses.

Aun cuando predomina un orden cronológico en Poesía completa, los editores han tratado de dar también cierta «consistencia temática» a cada volumen. «En este primer tomo puede encontrarse la poesía que da cuenta de la etapa de nacimiento y formación, y de la emergencia de las principales vertientes de la obra poética nerudiana: la poesía amorosa, la que canta al mundo material, la autobiográfica y la política», hace notar Oses.

En el trabajo de edición revisaron todas las fuentes disponibles. «En el caso de la poesía inicial, aun cuando nos basamos en la edición de Galaxia Gutenberg, consultamos las transcripciones mecanografiadas de los Cuadernos de Temuco, que editó Víctor Farías. Aun cuando hay errores, igual tiene un valor como medio de contraste o comparación, aparte del mérito de haber sido el primer libro que dio a conocer parte de esa poesía inicial».

 

Erratas y erratones

Las erratas han perseguido a Neruda desde sus primeros libros. En agosto de 1969, publicó en revista Ercilla un artículo de tono humorístico titulado «Erratas y erratones». Decía en él que «las erratas son caries de los renglones, y duelen en profundidad cuando los versos toman el aire frío de la publicación». Recordaba el caso de Crepusculario, cuando una imprenta, en vez de «besos, lecho y pan», colocó «besos, leche y pan».

En Tentativa del hombre infinito (Nascimento), por afanes vanguardistas, Neruda puso el título en minúsculas y abolió todo signo de puntuación, pero fue más lejos: encontró en las pruebas de imprenta un «cardumen de erratas» y resolvió dejarlas intactas. Lo que no supo Neruda, agrega Darío Oses, es que con el tiempo se fueron agregando y transformando algunas más.

«Creo que en la poesía, donde espacios, márgenes y tipografía tienen significación, y donde buena parte de las palabras son o deberían ser inevitables, las erratas son un problema mayor que en la narrativa», dice el editor de Poesía completa.

Encontró muchas en la edición que hizo Losada de las Obras completas, pero admite que en la de Galaxia Gutenberg, al menos en el primer tomo, no hay erratas significativas. No es el caso de Canto general, de Ediciones Cátedra (2005). Sin embargo, este mismo sello tiene versiones «impecables», como las de Residencia en la tierra y Tentativa del hombre infinito, ambas de Hernán Loyola.

 

¿Poesía completa es la edición definitiva de la obra en verso de Neruda?

—Nos hemos propuesto hacer ediciones confiables. Yo la llamaría una edición cuidada. Para el primer tomo revisamos cuidadosamente diversas fuentes: las primeras ediciones de cada libro; las ediciones consideradas definitivas una vez que Neruda introdujo en ellas variaciones como la eliminación o cambio de ciertos poemas; facsimilares de originales manuscritos; transcripciones o facsímiles de álbumes como el «Álbum Terusa» o «Paloma por dentro», ejemplar único con dibujos de Federico García Lorca y poemas mecanoscritos de Neruda, la mayoría de los cuales incluyó en Residencia en la tierra.

Oses dice que recurrieron también a apartados, como las dos primeras ediciones de «España en el corazón», escrita durante la Guerra Civil, y después incluida en Tercera residencia. Consultaron, asimismo, versiones de poemas publicados en diarios y revistas. En la revisión de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, contaron, además, con una fuente de valor incalculable: el texto completo de este libro que Neruda volvió a escribir a mano en 1970, en consideración a que los originales se habían perdido. Estos manuscritos se encuadernaron en un solo volumen con la edición de Veinte poemas… ilustrada por Mario Toral. Ejemplar único que la Fundación Pablo Neruda custodia en comodato.

—Desde el punto de vista del contenido, ¿cuál es el principal valor del primer tomo de Poesía completa?

—En él está en germen todo lo que viene después. Hay vertientes poéticas que están naciendo y desarrollándose, y que más tarde van a encontrar una especie de epítome o consumación. En el caso de Residencia en la tierra, la consumación se produce en ese primer momento. Llama la atención lo temprano que Neruda llega a una obra cumbre. Pero deja ese camino. La transición está en el poema «Explico algunas cosas», de España en el corazón. Luego retoma el camino de Residencia en los poemas que escribe hacia el final de su vida. Hay en ellos un tono residenciario: la reflexión sobre la muerte y la desintegración del mundo, de su mundo.

 

Pablo Neruda. Poesía completa. 5 volúmenes. Edición de Darío Oses y Mario Verdugo. (Santiago: Seix Barral. Biblioteca Breve, 2018-2021).

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