Octubre 6, 2024

Sección Tres Párrafos. Libro 6. Cartas de prisionero.

De la colección de libros de la Biblioteca de Poesía Chilena Pablo Neruda de La Sebastiana, destacamos la tercera edición de Cartas de prisionero (Ediciones LAR, 1990) de Floridor Pérez, que a su vez es la primera edición definitiva.

 

«Fui obligado a besar a mi amada a un metro de un guardia fuertemente armado, que lo vi indefenso frente a mi protesta del suspiro, la misma que postula este libro». Esto dice Floridor Pérez en unas notas, tituladas como “POST DATA”, en la edición definitiva de Cartas de prisionero, publicada por Ediciones LAR en 1990. Anteriormente, en 1984 y 1985, se publicó el libro en México y en Chile, respectivamente, con ediciones parciales del texto. Creo que el enunciado de Floridor es elocuente: el libro postula una protesta graficada en un suspiro emocional. Cartas de prisionero, como advierte el autor en la primera edición, toma su título «de los formularios entregados en el Regimiento de Los Ángeles para la correspondencia despachada a través de la Cruz Roja Internacional».

Floridor Pérez escribió estos poemas duales, que funcionan como cartas amorosas y a la vez como denuncia y testimonio de la violencia dictatorial, mientras permanecía detenido en campos de reclusión para prisioneros políticos después del Golpe de Estado de 1973. A diferencia de otras escrituras testimoniales del período, el libro tiene un fuerte componente amoroso y de ternura, el que se manifiesta a través de un carácter por momentos optimista del poeta, quien entiende que la única razón para soportar la prisión y la violencia es la esperanza del reencuentro con su Natacha. Tal como advierte en el poema “la victoria”: «Me pusieron contra la pared, manos arriba /Me registraron meticulosamente // Sólo hallaron retratos con tus ojos /y una antología con tus versos. //Noches sobre la piedra. /Días tras la alambrada. //No saben —nos decían— qué les espera. //Pero yo lo sabía. //Tras días piedras meses muro /tú me esperabas a la puerta del cuartel //¡y ésa fue mi victoria!».

El amor como un acto radical de sobrevivencia y de resistencia. Como la única esperanza posible en medio del horror. Pero a la vez, el testimonio y la denuncia, que no dejan de manifestarse a lo largo del libro. Y que adquieren no solo la forma del relato textual y en verso, sino también de material gráfico y documental: una carta de prisionero rellenada de puño y letra por el autor, poemas con componentes visuales y sobre todo titulares o notas de diarios intervenidos mediante rayados o frases en letra manuscrita, muchas veces con un tono irónico, aludiendo a la farsa de las informaciones y al encubrimiento comunicacional por parte de los medios durante la dictadura. Todo este material, contundente en su montaje y en su diversidad de formas, y a la vez singular por el tono coloquial, amoroso y hasta con ribetes cómicos, termina por delinear una de las obras más sustantivas de la poesía chilena del período. Y sugiere, también, un relato esperanzador acerca de la capacidad humana para resistir la violencia por medio de uno de los fundamentos de la vida: el amor.

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Puedes escuchar el poema “Carta de Natacha (2)”, leído por la propia voz del autor, en el siguiente enlace: Palabra Virtual

 

 

 

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