Por Ernesto González Barnert
Diego es investigador, profesor, poeta, entre otros quehaceres relativos al conocimiento y a nuestro transcurrir en esto que llamamos vida y existencia. Ingeniero Agrónomo, Magister en Ciencias de Recursos Naturales de la Universidad Católica de Chile, y actualmente en el Doctorado en Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), residiendo en Morelia, Michoacán. Investigador en sustentabilidad, paisaje cultural, territorio, y en temas y conceptualizaciones emergentes en esos campos. Ha participado en grupos de investigación y ha sido profesor en diferentes instituciones de educación superior en Chile. Autor de variadas publicaciones, como artículos científicos, capítulos de libros, artículos de divulgación, además de otros como ensayo, análisis cinematográfico, poesía, etc. Como poeta, ha participado en colectivos de poesía, y en diferentes actividades como festivales de poesía y arte, encuentros de escritores, recitales poéticos, etc. Ha organizado variadas actividades de poesía, como ciclos y festivales, integrando también la poesía con otras expresiones artísticas como fotografía, música, danza. Poemas de su autoría han aparecido en revistas, gacetas y antología. Publicó el libro “Travesías y Pasiones de Ayer y Mañana” con las editoriales Jitanjáfora (Morelia, 2019) y Cartopirata (Ciudad de México, 2020). Poemas de su autoría han aparecido en revistas, gacetas y antología. Gusta con deleite de la Naturaleza, el arte, la belleza, el observar-reflexionar lo real y lo soñado-buscado-anhelado, y de la entrañable poesía. El interés y la indagación en variados campos del conocimiento y la experiencia han surgido espontáneamente en su quehacer, abarcando ciencia, filosofía, o arte, y así también la búsqueda de conexiones entre todo aquello. La poesía que practica surge desde un proceso de desarrollo y maduración conceptual profundo y sin plazos preestablecidos, que resulta en una construcción lingüística en la cual se cuida que la elaboración y construcción de la forma y su estética no deteriore el fondo de la obra. En las próximas semanas publicará, con la editorial La caja de Pandora, de Morelia, un poemario titulado:
Cenizas al Viento
Belleza Dolor
–Diego, a final del 2019 publicaste por la editorial Jitanjáfora, en la ciudad mexicana de Morelia (Estado de Michoacán), el poemario “Travesías y Pasiones de Ayer y Mañana”. ¿Por qué en México un libro escrito en Chile?, ¿qué crees sedujo a tus editores mexicanos?
A mi no me parece sorprendente ni extraño que un libro escrito en un país genere cierto interés y sea publicado en otro, con otra historia y cultura. Aunque indiscutiblemente hay ciertas particularidades locales que derivan en cierta identificación y conexión con cierto tipo de obra, con cierta estética, las creaciones humanas son, al menos potencialmente, transterritoriales, transfronterizas. Y el arte y la poesía no son la excepción. Además, aunque existen claras diferencias particulares entre cada país y lugar, hay cierta unidad a nivel de Latinoamérica toda, que se explica en parte importante por un devenir histórico con importantes y determinantes rasgos comunes. Complementario y relacionado con lo anterior, personalmente me parece, percibo, desde hace ya algunos años, que hay cierta conexión especial, una cierta cercanía, simpatía y entendimiento, entre chilenos/as y mexicanos/as, no solo en el momento puntual del presente. Los variados artistas chilenos que se han radicado y hecho carrera en México, poetas y de otras expresiones artísticas, y aquellos/as paisanos nuestros que vinieron y fueron acogidos en México en los años de la dictadura militar en Chile, podrían considerarse muestras de lo que mencioné. En el caso de Michoacán y Morelia, donde resido desde hace poco más de dos años, también ha habido cierto vinculo con el arte y la literatura chilena; por ejemplo, Neruda estuvo en Morelia en repetidas ocasiones, y tuvo amistad con poetas de estas tierras.
Respecto al libro “Travesías y Pasiones de Ayer y Mañana”, que como bien dices publicamos en noviembre del 2019 con la editorial Jitanjáfora de la ciudad de Morelia, la mayoría de los poemas de tal obra fueron escritos en Chile, pero otra parte del libro germino en México. El libro ya tiene una segunda edición, con la editorial Cartopirata, de Ciudad de México.
Para conocer el medio y ver posibilidades para publicar, yo comencé a buscar editoriales en Morelia, y en ese andar encontré a Jitanjáfora. Averigüe, y tome la iniciativa de contactarlos. Me propusieron enviarles mi libro, les agrado, y nos reunimos. Y así conocí a José Mendoza, también llamado el “poeta membrillo”, oriundo del norte de México y radicado en Morelia desde hace décadas, destacado editor, poeta y profesor de literatura. El trabajo que él realiza desde Jitanjáfora es notable, un innegable aporte a la literatura y cultura en Morelia, Michoacán y otros territorios. Además, un gran ser humano.
–¿Qué significa para ti escribir poesía en estos días de pandemia, estallido social, apruebo, desde el país azteca?
¿Qué es la poesía para mí? Las respuestas son infinitas. Ciertamente, innegable y pasmosamente, una que aparece resplandeciente es que la poesía amiga, acerca, a la belleza con el propio ser. En sentido más general, la poesía, la verdadera poesía, es decantación espiritual, plasmada en obras que llamamos poemas. Siempre decanta desde el espíritu.
Además de un medio expresivo, la poesía es un elemento aportador de belleza en mi vida y en mi historia, lo que es de un valor enorme; percibir la belleza circundante es, según como yo entiendo nuestra existencia, algo clave, casi vital, para nuestro espíritu y emocionalidad. ¿Con que llenamos nuestras vidas en este asfixiante mundo-sociedad actual? Esta es una manera de entender y explicar el potencial transformador del arte en general y de la poesía en particular.
Baudelaire, en su poema “Embriáguense”, nos habló de esto. Es un poema cargadísimo de belleza y de potencial conceptual y existencial; aborda, de manera directa, un tema clave: cómo lidiar con el enorme enajenamiento de este mundo-sociedad, y manejar nuestro recorrido y existencia ahí. El poema es una invitación a vivir de manera radicalmente diferente a lo usual: hacerlo transparentemente y con las emociones potenciadas, las excitaciones asociadas “a flor de piel”. Que profundamente ausente está en el mundo actual el embriagarse de poesía, o de virtud.
Ahora, en relación a estar y escribir acá, en México, vivir, andar, en una tierra, en un lugar, lejano al de la historia propia, es interesante y bonito, y también complejo y a veces duro. Y ciertamente experienciar el levantamiento social chileno, y también de cierto modo la pandemia, de esa manera, ha sido especial. Personalmente el levantamiento social en Chile lo he vivido intensamente, aun con la distancia física que me separa de los hechos mismos. Es un momento de una enorme relevancia histórica para Chile, y quizás para Latinoamérica e inclusive mas allá. Era prácticamente inevitable que en algún momento ocurriera algo así en Chile.
Pero dejemos que la poesía nos ilumine respecto a la experiencia de vivir en una tierra que, aunque en un comienzo extraña, puede irse haciendo parte del terruño propio. En el poema “Arraigue”, del libro “Travesías y Pasiones de Ayer y Mañana”, hay un fragmento que dice:
En nuestro camino,
una nube nos acompaña
un mar y un aire;
compañera inquebrantable,
en una vida reminiscente,
de momentos corpóreos.
Desraizado,
el dolor visita tu existencia,
a un paso de pertenecer a casi nada
has quedado;
sí,
hasta los alados hasta los alados
se posan.
–¿Cómo es tu relación con la obra nerudiana?
Para mi es suficientemente claro, y creo que merece poca discusión, que la obra poética de Neruda es de un valor enorme y esta entre lo más destacado de la poesía Latinoamericana, y probablemente más allá del subcontinente, al menos desde comienzos del siglo XX. Ya se ha dicho y escrito muchísimo acerca de la obra nerudiana y sus destacados atributos y méritos; considerando el levantamiento social en Chile y en general los procesos sociales y políticos que actualmente están ocurriendo en Latinoamérica, destacaré un punto de tantos que podrían destacarse en la obra en cuestión: no es fácil encontrar una obra poética que plasme con tal fuerza y correspondencia estética al espíritu y la identidad de un territorio y un pueblo, en este caso de Latinoamérica. El “Canto General” es, en este sentido, una muestra potentísima.
–¿Un poema o verso que te acompañe como mantra en estos días?
Mas que un poema o verso en particular, lo primero que se me viene a la mente son sensaciones, emociones, anhelos e ideas. Todo aquello ha sido intenso últimamente en mí. Podría mencionar algunos fragmentos de poemas que han estado presentes en mis visiones y divagues recientes:
De Ramón Martínez Ocaranza, poeta mexicano, del libro “La edad del tiempo”:
Que toda la potencia de la esencia
jugo al amor y le gano la muerte
…
La muerte de mi ángel encarcelado
por mí mismo
Y del mismo poeta, de “Declaración de fe antirromántica”
Despedacé los ritmos,
las palabras,
el feroz contrapunto del concepto
y tumultuariamente hice un mitin
en contra de lo bello.
Si quise decir luna, dije perros muriéndose de hambre
Y unos fragmentos de un poema de mi autoría que no se ha publicado y leí recientemente en una actividad aquí en Morelia, titulado “La encrucijada, esa merodeante”:
De frente, desafiante, enlazándola con la mirada
encararé la encrucijada aquella
Seguiré la senda marcada
con pisadas de fuego
…
Subiré a la más alta cima en mi horizonte
Me parare, erguido me parare
y miraré, miraré el valle regado de sangre
Siempre, inmanentemente, estamos en una encrucijada. Habrá momentos más cruciales que otros, pero siempre esta la encrucijada.
–¿Qué poema tuyo leerías hoy a propósito del difícil momento que atravesamos como país en una sala de clases o cárcel llena de detenidos políticos por el estallido social?
Primero me gustaría matizar eso de “difícil momento”. El momento actual en Chile es sumamente complejo y también duro, pero también necesario, importante, y cargado de belleza y lecciones.
Compartir algún poema de mi autoría con estudiantes jóvenes o con presos, en el marco del levantamiento social en Chile, seria emocionante y gratificante. Leería los siguientes dos poemas:
Dolor mundano
Multitudes observé
voces resplandores por doquier
miríadas y el bullicio
caretas risotadas danzantes
Una luz de penumbra
y un gélido vacío
se hizo carne y así mundo
Mundo-cárcel
Ignominiosa sumisión
Levante la vista
miré fulguroso miré
corrí
aullé
canté
alborozado canté
De pie de rodillas
golpes golpes miles
eternidad
Lejanías recorrí
Vi lo que vi
Lloré lloré
Secóse un alma
Hay dolor
Ríos desérticos
Acantilados sin más
Gélidas atmósferas
Gélidos aires aguas
Moribundos zurrados moribundos
Corrí
aullé
canté
Lagrimas lagrimas tuyas
Ojos mirada tuya
Muecas tuyas
Sangre sangre
sangre tuya tuya
A pesar de todo
del viento el ser el dolor
a pesar de todo
Se absorben
se me muestran
como sal en desierto
se quedan quedaran han quedado
Secóse un alma
Hay dolor
Compañera
Me miran preguntan acechan
miran preguntan acechan
Inclemencia infame
Solo respiro
y veo veo
Amada mía
Amado mío
Círculos de amor
de ayer y mañana
Canté
canté al amor
a la belleza de una hoja
Amados míos
círculos de amor
Y apagóse un fulgor
y el trinar aquel
Y un cauce
y el silencio cayó
Vidas vidas miles
miles reventadas
Ríos desérticos
Acantilados sin más
A golpes partidos
Nos vimos
despellejados
moribundos zurrados
Hay dolor
[ Muere natura
muere natura
sin más ]
Yo nazco, muto
Un horizonte se ilumina
flamante
reflejos rutilantes, nuevas sombras
se asoman, brotan
destellan
risas
miradas
ocasos
Me llegan, invitan
nuevos aires
amaneceres nuevos
Y en mi mente tú
tú tú tú
danzante
sonriente
brillosa
Y nuevos cielos me asombreran
y luz nueva me encandila
y entonaciones nuevas me circundan
Un paisaje
cumbres mesetas
asperezas suavidades
Voces susurros clamores
Sueños
Nuevos todos, llegados
Yo nazco
Yo muto
no muero, muto
no dejo el ser mío
aunque febriles pasen estares y días
cual polvo en el cosmos
ahí, el espíritu ser mío
La historia mía hízome polvo
pedazos, mi cuerpo triturado
Y volví, la tierra recibiome
Yo nazco, muto
Te miro oigo siento veo
hermano mujer terruño lugar
Te oigo en el ayer
y lejano te me acercas
y de hoy el ayer enmascarose
Caricias lejanas, ausentes
me siguen, acompañan
fantasmales cuales sombras
¿Qué cuerpos se me acercan?
¿Quiénes se apersonan?
¿Que oigo
en la concurrida soledad
o en el intimo bullicio?
Te veré mañana y pasado y después
de ti no me zafo ni tú de mi
te veo, latente, estas
¿Son cantos
danzantes en el alba?, ¿merodeantes?
Calles rincones
Grietas y muros
Inmemoriales vetustos cargados
Yo nazco
muto
florezco
germino
Me hago tácito en la tierra esta
Germino muto nazco
Parirse
Germinarse
desde el propio centro
entero, a ratos, de a pedazos
Recogerse
Regarse
Despellejarse todo
arrancarse pelos y uñas
dejar que te las arranquen
Deshacerse entero
como en la tierra deshizose
la hoja que del árbol fue
Mi ser, la historia mía
cuerpo espíritu mente
diáfano se posa
transcurre germina brota
–¿Cómo es el diálogo interno tuyo entre el poeta y académico? ¿Quién manda a quién?
En mi quehacer en la academia, mi campo es la sustentabilidad, con investigación, docencia y divulgación. Aquel quehacer no está desvinculado con el de poeta, u otros, como la participación en organizaciones e iniciativas sociales y comunitarias. Claro que hay un dialogo interno, como bien lo dices, y aquello es de gran valía.
Eso sí, uno no manda al otro, al menos no en mi caso. Es de alta importancia fomentar el vínculo entre poesía y ciencia, pero no solo eso, sino que revincular los diferentes campos del conocimiento humano, arte con filosofía con ciencia con conocimientos tradicionales, y así. Que uno no mande al otro, sino que se vinculen, interactúen y complementen, que se potencien mutuamente. Y en este punto soy bastante enfático. ¿Por qué digo “revincular”? Porque la fragmentación de nuestro conocimiento es algo que ha ocurrido de manera relativamente reciente en la historia de la especie humana y de la humanidad. En las primeras universidades todo el conocimiento era contenido en cuatro áreas y facultades: medicina, filosofía, teología y leyes. Alrededor de la década de 1950 se enumeraban más de 1,100 disciplinas científicas conocidas, sin incluir las humanidades, y actualmente se contabilizan más de 8,000, considerando toda la ciencia. Un momento hito en el divorcio entre ciencias y letras fue la famosa frase de Sartre “la ciencia no me interesa para nada”.
Pero, ¿cómo vamos a construir un mundo-sociedad más sano, justo y sustentable, si nosotros, quienes debemos hacernos cargo de aquel proceso de construcción, somos seres fragmentados?, ¿cómo vamos a mejorar a ese respecto si la mayoría de los individuos y colectivos humanos no perciben ni se concientizan de la importancia y necesidad de lo anterior, de hacernos seres más integrales? Esto es una cuestión clave, y cada vez mas crucial y apremiante, no solo en la ciencia, la filosofía y el arte, sino en la cultura en general. Profundizando esta idea, ojalá pudiéramos avanzar en la integración no solo de arte con filosofía con ciencia y con conocimientos tradicionales o no institucionalizados, sino también de todo aquello con la espiritualidad. Son sumamente interesantes las escuelas de pensamiento, las aproximaciones y propuestas, que están aportando en esta línea.
–¿Cómo ves el panorama poético actual? ¿Qué voces nos recomiendas leer de Chile?
En general hay cierto conceso de que Chile tiene una destacada y potente tradición en poesía, no solo por los premios nobel y los grandes referentes. Y, me parece, que ese potencial de creación y escritura poética en Chile está presente y activo en la actualidad. Quien se acerque a las instancias y actividades de poesía que se realizan en Chile, las revistas que se editan regularmente o a los colectivos de poesía, podrá escuchar y leer textos de valía, interesantes, que a veces abordan temas de trascendencia, elaborados con pulcritud, con cierta potencia. Por supuesto que no son todos, pero los hay. Hay una considerable cantidad de nombres que podrían destacarse; si menciono a algunos aquí omitiría a otros de manera injusta. Yo no estoy de acuerdo con quienes afirman que la poesía que están escribiendo las generaciones mas nuevas en Chile es de bajo nivel; creo que esa percepción y afirmación esta parcialmente determinada por el recuerdo latente, quizás cierta añoranza, de estilos poéticos que estuvieron mas presenten en generaciones y épocas anteriores.
Respecto a los poetas más reconocidos en Chile, destacaré a algunos. Me parece sumamente pertinente y justo el Premio Nacional de Literatura otorgado este año a Elicura Chihuailaf. Su obra y trayectoria poética tienen los méritos para tal reconocimiento. Para mí, la obra de Jaime Huenún alcanza niveles suficientes para que lo consideren para los premios de poesía más importantes en Chile. Leonel Lienlaf también tienen méritos destacados. Este año hubo tres poetas mujeres candidatas al Premio Nacional que tienen una destacada obra y los méritos para ser consideradas como reales opciones en futuras entregas del premio: Carmen Berenguer, Elvira Hernández y Rosabetty Muñoz. Ciertamente en Chile hay producción poética de autoría femenina de destacado nivel y aporte, y aquello debe ser reconocido y premiado. Valoro bastante que la obra de Hernán Miranda este recibiendo un reconocimiento justo y merecido. A veces me sorprende que no se le dé mayor reconocimiento a la obra de Erick Pohlhammer; me parece que recurrentemente alcanza niveles destacados, pulcramente elaborados, de meritoria profundidad. Zurita, a codo a codo con lo más alto de la poesía mundial. Un amigo, poeta y editor acá en Morelia, me dijo recientemente, a modo de vaticinio, que él cree que en alguna entrega futura Zurita recibirá el Nobel. En fin, hay bastantes poetas que podrían destacarse, de diferentes generaciones y estilos, regiones y tradiciones.
Algo que lamento es cuando algunos poetas terminan posicionándose (no necesariamente por su propia acción; puede ser por cierta fanaticada) en sitiales bastante destacados del panorama de la poesía en Chile, en circunstancias que, si se considera solo el nivel de su obra poética, aquello no corresponde.
–¿Cuál fue el mejor consejo que te dieron como poeta?
Sinceramente, los mejores y mayores consejos que me han llegado no creo que hayan venido de una voz, de un individuo, en particular, sino que de la vida, del andar, finalmente del experienciar. “De tanto andar y amar salen los libros”, dijo alguna vez Neruda. Y es que, en definitiva, en el experienciar nos formamos, nos hacemos, paulatinamente, momento a momento. Y esa idea ha ganado reconocimiento en diferentes campos del conocimiento humano y en diferentes escuelas de pensamiento de alta importancia. Esa idea está presente, y de manera fundamental, en el dasein de Heidegger, en la escuela enactivista de las ciencias cognitivas liderada por Francisco Varela y otros investigadores, en el concepto de inteligencia sentiente desarrollado y propuesto por el filósofo español Xabier Zubiri, en parte de las conceptualizaciones desarrolladas por Humberto Maturana y sus equipos, entre otros.
¿Algún consejo en particular? Podría mencionar, destacar y agradecer, la belleza y sabiduría que nos regala por doquier la Naturaleza, ¿qué mayor consejo? Cuanto nos falta, lamentablemente, en esto que a veces llamamos “modernidad”, ver y valorar aquel enorme consejo y regalo.
–¿Si nos pudieras nombrar algunos de esos libros que te marcaron, te hicieron el hombre de letras que eres, que les guardas especial cariño y devoción?
En poesía, mencionaría especialmente a dos autores: Walt Whitman y Jorge Teillier. Y destaco a esos dos autores por una razón que es anterior a cualquier análisis o discusión: con la obra poética de ambos me ocurrió, como con ningún otro, una cercanía y atracción desde la primera lectura, desde el primer contacto, y que se mantuvo en el segundo contacto y así ha proseguido siempre, hasta la actualidad, en cada momento en que retomo las obras de ambos y nos reencontramos. Por eso, con dichos autores hay un cariño, un afecto predilecto, especial. De Whitman destacaría todo, especialmente el “Canto a mi mismo”, y de Teillier podría destacar los libros “Para ángeles y gorriones” y “Para un pueblo fantasma”, entre varios más. Otras obras poéticas que podría destacar por su influencia en mí en etapas relativamente tempranas, son: parte de la obra de Nicanor Parra, como “Poemas y antipoemas”, “Versos de Salón”, “Manifiesto” y “Canciones rusas”; parte de la obra de Hölderlin; “Versos del capitán” de Neruda; gran parte de la obra de Alejandra Pizarnik. Eso por mencionar algunos ejemplos de obras que me influyeron en lo que podríamos llamar la “etapa formativa”. Después he ido conociendo tantas otras obras poéticas de diferentes países, continente y estilos, incluyendo algunas que he conocido acá en México, que me han resultado interesantes e inspiradoras.
No quiero dejar de hacer ver lo siguiente. Como puede verse en una respuesta anterior, en mi desarrollo humano, intelectual y escritural no ha ocurrido una disección, una fragmentación, radical, y ni siquiera fuerte ni altamente determinante, entre lo poético y artístico y la indagación y profundización en otros campos, como la ciencia y la filosofía. Por esto, entre los libros que han marcado mi devenir escritural seria debido incluir no solo libros de literatura propiamente tal, sino de variados campos del conocimiento. Ciertamente obras de otros campos han sido inspiración e influencia determinante para mi escritura de poesía. Por ejemplo, la indagación e investigación respecto a temas y conceptos como zeitgeist (espíritu del tiempo, o de época), volkgesit (espíritu del pueblo, o de la gente que habita un lugar), la naturaleza y ecología, el tiempo y espacio, la observación y cognición, el lugar y la pertenencia, ha estado vinculados, a veces de manera notoria y explicita, en mi escritura poética.
–Por último, ¿Qué poetas, músicos o artistas mexicanos te sedujeron intelectualmente en tu vida como estudiante de doctorado en México?
Desde mi llegada a México he tenido el interés en conocer este país, en sus diferentes dimensiones, incluyendo paisajes, territorios, lugares, personas, rasgos culturales, y, por supuesto, artistas y poetas. Podría mencionar a variados artistas, incluyendo a varios músicos (hay una gran riqueza de música tradicional mexicana que estoy recién comenzando a descubrir), pero me limitare a poetas. Desde mi llegada a México he conocido la obra de poetas consagrados, algunos ya fallecidos y otros no, y también la de otros más jóvenes. Entre los poetas de destacada trayectoria a nivel de México, y que yo no conocía previamente a mi arribo a este país, destaco a Alí Chumacero Lora y a Ramon Martínez Ocaranza, a quien ya mencioné anteriormente. Ambos poetas, ya fallecidos, desarrollaron su obra durante el siglo XX. Alí Chumacero fue un destacado poeta y también editor. Tuve la fortuna, si se le puede llamar así, de estar en el salón con su colección privada en la “Biblioteca de México”, en la capital del país, en enero del presente año. Enorme y sobrecogedora colección. Ahí encontré algunos libros de autores chilenos, dedicados a Alí Chumacero, como el libro “Altasombra” de autoría del Premio Nacional Chileno Juan Guzmán Cruchaga, con quien tengo cierto parentesco.
Ramón Martínez Ocaranza, quien conoció personalmente a Neruda, se le considera frecuentemente el poeta Michoacano más importante a nivel histórico. Para mi ha resultado sumamente interesante conocer su obra poética. Es una poesía que, especialmente en la segunda etapa de su obra, aborda temas de alta trascendencia, y con una intencionalidad y actitud que yo claramente percibo orientada a indagar y buscar decididamente penetrar hasta el centro, hasta la médula, hasta la mayor profundidad posible, en esos temas, en asuntos que han estado presentes durante la historia y el devenir humano, no solo en la poesía y el arte, como la muerte, el tiempo, Dios, el mal, el destino, y en general cuestiones determinantes de la condición humana. Se aleja del estar para situarse en las tinieblas del ser. Una poesía compleja y desmesurada. En algunos de sus libros, en particular en esta segunda etapa de su obra, los textos se estructuran en breves enunciados, prácticamente aforismos. Sus influencias son variadas, como Neruda, García Lorca, la biblia, Ezra Pound, Heráclito, el Conde de Lautrémont, la música de Stravinsky, entre otros. Además, fue alguien con compromiso e involucramiento en cuestiones y problemas sociales. Alguna vez expreso: “Pertenezco al Partido de la Rebeldía y cargo con mucha dignidad con todos los peligros que este partido encierra”.
Por último, destacaré a Gaspar Aguilera, oriundo del norte de México, radicado desde hace décadas y hasta la actualidad en Morelia. Poeta, narrador, periodista cultural, profesor de literatura. Autor de cerca de una veintena de libros, principalmente de poesía; ha recibido más de una decena de reconocimientos. Además, es una gratísima y acogedora persona, alguien sumamente querido. Gaspar escribió el prólogo a “Travesías y Pasiones de Ayer y Mañana”.
Y hay varios/as poetas más jóvenes con claros méritos y talento, y que está resultando grato e interesante conocer, como poetas y, como no, en sentido más amplio. Acá en Morelia, la poesía está presente y activa. Las instancias pueden no ser de tan alta magnitud o tamaño, pero si constantes y acogedoras: quien quiera entrar y participar en un taller de literatura, o escuchar lecturas de poesía, o participar en tales instancias, tendrá la oportunidad para aquello prácticamente semana a semana. Hay poetas y editores haciendo una labor de gestión cultural sumamente valiosa. Ojalá poetas chilenos/as continúen acercándose a este país y ciudad, y su gente y poetas.