Magister en Letras por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctor en Comunicaciones por la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció como académico, director de arte, editor cultural, videísta, entre otros oficios e inquietudes. Entre sus publicaciones destacan Bar Paradise (Primera entrega, 1986), Bar Paradise (Segunda entrega, 1987), Márgenes de la princesa errante (1991), Bar Paradise (Stamperia d’Arte Valparaíso-Milán), La desmesura de la calma (1999), La Perla del Barrio Chino (2001) y El Incendio de Valparaíso (2003). Sus poemas y relatos figuran en antologías, revistas y libros en Chile, España, Argentina, Estados Unidos y México. Entre sus numerosas distinciones destacan el Segundo lugar en el Concurso de Cuentos Paula (1979), el Premio del Círculo de Críticos de Valparaíso, por Bar Paradise, el Primer lugar en el Concurso Literario Alonso de Ercilla, convocado por la Embajada de España y la Universidad ARCIS, y el Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en su concurso Mejores Obras Literarias 1998.
MONJE TZEN EN BAR PARADISE
NENÚFAR. Viento sereno
Rock around the clock.
Flecha enhiesta. Blanco.
Cruza los pies, loto tan borracho,
mientras ríen las putas.
Afuera el aire. Aluvión. Memoria.
Laberinto creyendo siempre
ser El cada vez más.
Tanta criptografía en este retrete.
ALUVIÓN
Y bajaron los cuerpos,
enredados entre desperdicios,
basurales, hasta el centro de la ciudad
sepultando y sepultando cadáveres
inquietos, antiguas modernidades.
Las escaleras siempre pequeñas. Un retrete,
cabriolas y volantines. Locuacidades de
enamorados, cortaplumas, alveolos,
crónicas del desperdicio inmenso del cielo.
Llueve
y bajaban los rostros, las litografías
hasta el mar siempre presagio,
mientras los impávidos veíamos los signos
guarecerse entre los artificios.
De Bar Paradise
CIRCUS III
El único acto mágico del Circo Americain
fue la desaparición de este poema y no
el precario equilibrio del perro dog
sobre el tarro de durazno Centauro,
un animal extinto y mitológico
que sostiene al perro suave como una
pluma, una daga marroquí, o una mirada
esquivada al infinito que habita
en los charcos de agua dejados por la
lluvia de esta noche donde dormimos nerviosos y
soñamos con este día eterno y circular como un poema.
LA ÚNICA VERDAD
Tengo una sola certeza:
la belleza no existe. Sólo
existe la imperfección, el equívoco
el rasgo indisoluble de lo bizarro
en tu rostro cuando me miras.
Existe el vacío ausente de una dentadura
que nunca fue perfecta. Existe
la milimétrica distancia entre tu rostro y mi caricia: la
contención,
el relato y la mirada fija en el equilibrio
de un perro sobre una lata de conservas,
y por fin, tantas despedidas y tanta niebla.
De Circus Baroque