Por Ernesto González Barnert
El Taller de Poesía Isla Negra, liderado por la poeta cubana-chilena Damaris Calderón, concluyó este 2024 tras una exitosa temporada dedicada a la exploración poética en la costa chilena en la Sala Rafael Alberti de la Casa Museo Isla Negra. Con un enfoque en el oficio del verso y la exploración de voces emergentes del litoral de los poetas, el taller ha sido un espacio fundamental para el desarrollo creativo de sus participantes, quienes trabajaron de cerca con Calderón, reconocida por su estilo intenso y su aguda sensibilidad poética. El cierre del taller reafirma su impacto en la escena poética local, impulsando la creatividad y el diálogo entre generaciones de poetas en formación. Este 2 de noviembre a las 12:00 horas en una actividad abierta al público el taller de poesía Isla Negra, compuesto por los poetas…. se despide con una lectura del trabajo desarrollado durante este año.
—Damaris, ¿qué aspectos de la poesía crees que los participantes lograron profundizar más durante este taller y qué temas o estilos sorprendieron en su evolución?
—En el taller siempre tratamos de compartir autores que resulten estimulantes para la creación personal y colectiva, y combinamos la lectura de estos autores con las creaciones de los integrantes del taller, potenciando un espacio de diálogo y reflexión. Este año comenzamos con la lectura de la poeta belga-española Chantal Maillard, con su poética del hambre y Matar a Platón, tan vigentes en los tiempos que corren. Otra lectura que fue especialmente nutritiva y que generó, a su vez, una serie de nuevos textos, fue la de la antología Incardinadas, de poetas peruanas contemporáneas, publicada por Cormorán Ediciones. Estas poetas abordan la escritura desde el mestizaje, las migraciones, las intersecciones y confrontaciones de hablas y lenguajes, confrontando la cultura europea con la local y la americana, con una perspectiva de género insertada también en la historia y la contingencia. A partir de ellas, y con ellas, se generaron espacios de conversación, de relecturas, de otras escrituras, polémicas, rescate de los ancestros, de las historias personales dentro del entramado colectivo. Al final, concluimos con una revisión de los poetas cubanos origenistas: Lezama Lima, Eliseo Diego, Fina García Marruz, entre otros, y Virgilio Piñera. Todos estos autores nos llevaron a replantearnos la poesía, el rol del poeta, las relaciones entre poesía e historia, las nociones de hibridez y mestizaje, de identidad, de nación, revisitando lo local y lo universal.
—¿Cómo influyó el entorno de Isla Negra en el proceso creativo del grupo y en la dinámica de los ejercicios poéticos propuestos?
—Isla Negra es un espacio cargado de significaciones, incluso sobrecargado. Es un territorio creado poéticamente por Neruda, donde también muchos otros creadores han dejado su impronta. Pero Isla Negra se convirtió en Isla Negra por una metáfora nerudiana; por lo tanto, ya desde el inicio se está en un asentamiento poético. Es un asentamiento con el que hay que bregar para extraer e incorporar lo vital y que no te asfixien los rótulos, las nominaciones para el turismo y la cáscara seudopoética que también suele envolver al litoral. Entonces, al sobrenadar el limo, uno llega a la creación, a la metáfora y a los encuentros que suscita el taller como espacio de amistad, de diálogo, de creación, conversación y lectura crítica.
—¿Qué expectativas tienes para los poetas que participaron en este taller, y cómo ves el impacto de este espacio en la nueva poesía chilena y latinoamericana?
—Yo siempre trato de transmitir un fervor, un entusiasmo, hacia la poesía como forma de vida, no solo de escritura. Al final, escribir bien no es tan difícil; se puede aprender a escribir bien, lo difícil es aprender a vivir poéticamente y contribuir a que el mundo, o más modestamente, tu entorno, sea un espacio más habitable. Mis expectativas, por tanto, no están solo en las publicaciones de los integrantes del taller, en las antologías y libros que visibilicen sus voces (lo cual es también importante), sino en que ese anhelo de escribir no solo un poema sino de cambiar la vida, aspire a la proximidad entre creación y vida, que no se encierren solo en un gabinete de papel. En cuanto a la importancia de este trabajo, yo creo que pone en circulación nuevas voces, cuyo impacto será quizás no ostensible a primera vista, sino soterrado, subterráneo, telúrico, profundo, como las placas tectónicas cuyos deslizamientos pueden parecer imperceptibles a veces; sin embargo, con sus movimientos y colisiones, son los que dan origen a las montañas y a las cordilleras.