Hoy celebramos seis décadas de una de las obras más profundas y conmovedoras de Pablo Neruda. Memorial de Isla Negra, publicado en 1964, no solo es un compendio de la vida del poeta chileno, sino también un testamento poético en el que volcó sus memorias, sueños y luchas.
Este libro de poemas es un viaje meditativo por su vida alrededor de Isla Negra, su refugio frente al mar, y una reflexión sobre la creación, el amor, y la muerte.
En palabras del gran poeta y escritor mexicano José Emilio Pacheco: «Memorial de Isla Negra inicia la última década, la etapa final de Pablo Neruda. Si los lectores de su propio siglo no tuvimos la capacidad de explorarla ni de entenderla, los del siglo xxI leerán a otro Neruda, un poeta muerto que no ha muerto y cada día escribe mejor. Sí, Neruda resiste, Neruda permanece». (José Emilio Pacheco)
EL MAR
Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
(Pablo Neruda, Memorial de Isla Negra)