Compartimos una serie de textos originales que dan cuenta de la amistad y admiración mutua entre Gabriela Mistral y Pablo Neruda. “Pienso que el mejor monumento para nuestra gran escritora sería la dictación de la Ley «Gabriela Mistral» de estímulo a los nuevos valores literarios y de respeto a la obra de los que como ella fijan para el mundo la dimensión verdadera, la profundidad y la altura de nuestra patria” dijo Pablo Neruda en 1957. (Parte 3).
Homenaje de Pablo Neruda a Gabriela Mistral:
El corazón de Chile está enlutado por Gabriela
por Pablo Neruda
No creo que se haya leído mucho ni entendido bastante la literatura que Gabriela Mistral creó y que ahora deja al pueblo de Chile como señalado patrimonio y extraordinaria herencia. Hay que entrar con reposo y con ímpetu en su poesía y en su prosa tan ricas y tan duras, como quebradas rocosas de nuestro territorio, llenas de victoriosas maderas, sarmientos encrespados, visitación de pájaros. A la despeñada y heroica corriente de sus primeras poesías sucedió un estilo trabajado, la lección de una gran trabaja-dora. Hizo el milagro que es tal vez la única solución del es-tilo: trabajó su dificultad y su debilidad y pudo acentuar así lo natural y más verdadero de su expresión. Su prosa recargada con tantas sales magnéticas se redimió y llegó a ser pletórica y abierta como una embarcación colmada por fragante abundancia.
Así fue fundando Gabriela Mistral su obra, no sólo de intuiciones, sino de aprendizaje constante. En cuanto a la persona desaparecida, la magnitud de esta sencilla maestra revela las fuerzas escondidas en el pueblo chileno.
Ella no olvidó jamás su origen, y su conversación alegre y maliciosa tenía gran sabor popular. Nunca se abanderó con los usurpadores ni explotadores. Cuando la creyeron ingenua al felicitar al presidente por realizar en Chile la reforma agraria, estaba pidiendo esa reforma con su peculiar lenguaje campesino. Fue una convencida de la paz y escribió páginas que no olvidará nadie por el tema de nuestro tiempo. No las olvidarán en la Empresa Periodística a la que entregó su valiosa colaboración por treinta años, y que exoneró a nuestra poetisa por su amor a la paz del mundo.
En este país en que hay leyes de previsión para todos, aunque estas leyes sean inconsecuentes y caprichosas, los escritores no tienen seguro social, jubilación ni ayuda económica alguna. Pienso que el mejor monumento para nuestra gran escritora sería la dictación de la Ley «Gabriela Mistral» de estímulo a los nuevos valores literarios y de respeto a la obra de los que como ella fijan para el mundo la dimensión verdadera, la profundidad y la altura de nuestra patria.
El corazón de Chile está enlutado.
Yo hago llegar mi pésame al pueblo mismo, a los pobres de Chile desde donde surgió la resplandeciente patricia desaparecida. A los niños que cantó y que siguen como en su poema inmortal, con los pies descalzos, a los mineros y albañiles que poblaron con alfareros y tejedores, su poesía. Y también mi pésame a la tierra de Chile que guardará la inmóvil figura de quien cantó con sencillez y con grandeza los ríos y los árboles, el viento y el mar de la patria.
El viento, el mar, los árboles, todo lo que canta en nuestra tierra, cantarán al recibirla para siempre, el único coro digno de Gabriela.
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Nota de homenaje a Gabriela Mistral en su muerte,
publicada en El Siglo, Santiago, 1957. En: “Obras completas 4: Nerudiana dispersa, Tomo 1, Galaxia Gutenberg, 2001”.