Noviembre 23, 2024

Sergio Ortega Alvarado, compositor y pianista chileno (1938 – 2003)

 

Escribe por la repatriación y sepultura en Chile del músico nacional, durante septiembre de 2023, Raúl Bulnes Calderón, Arquitecto (Parte del Directorio de la Fundación Neruda, desde 1985 a 2022 y Ex Presidente del Directorio de la Fundación Pablo Neruda desde 2014 al 2022)

 

Asistimos acompañando el traslado de sus restos a este nuevo lugar de la Memoria, tal como lo hicimos hace 20 años atrás, cuando lo despedimos en el Museo de Arte Contemporáneo y en su trayecto hasta el Cementerio General, después de la repatriación de su cuerpo desde París donde había fallecido el 16 de septiembre del 2003. Mi participación fue como amigo personal y Vice-presidente de la Fundación Pablo Neruda.

En esta ocasión, acompañamos a Sophie Geoffroy Dechaume, su mujer, junto a todos los asistentes, entre los que encontramos varios amigos y amigas que no veíamos hace muchos años. Lo hicimos esta vez por una razón de amistad profunda con Sophie y sus hijos Leonardo y Gabriel, como también con su hijo Chañaral y su madre Ana María Miranda (grandes amigos).

El acto me pareció impecable, resaltó muy bien su condición de músico y destacado militante de su partido, pero hay características en Sergio, al igual que en Pablo Neruda, Allende o Víctor Jara, seres que teniendo clara su militancia, traspasan los límites de ellas, abarcando a todo el mundo progresista y logrando con su humanidad transformarse en bandera de todos los que luchan por sociedades más justas y solidarias, por lo que pertenecen al campo de los universales.

Recuerdo nítidamente cuando conocí a Sergio a principios de los 60, en una elección FECH, donde los estudiantes de Arquitectura de izquierda aportábamos el candidato a la presidencia de la Federación. Sergio, militante de las JJCC, era el relacionador de las escuelas artísticas. Perdimos como tantas otras veces, pero nos hicimos amigos desde ese momento, años después seriamos también parientes, (fue casado con mi recordada hermana Ximena), pero los lazos de amistad superaron a los del parentesco (el que se se interrumpió).

No he olvidado esas noches de Santiago o Isla Negra, junto al piano o una guitarra, donde con facilidad iba componiendo e improvisando. Las intensas conversaciones y discusiones sobre lo que comenzaba a ocurrir en Chile, en América y el mundo, donde tampoco estaba ausente el humor. Dijimos en el 2003 que Neruda fue «el cronista-poeta de América» y «de los más importantes acontecimientos del siglo XX», sin descuidar el amor, el hombre y la naturaleza. Sergio, fue y será el «cronista musical» de los acontecimientos político-sociales, que se nos venían encima: «la Revolución cubana», «Mayo del 68», «Los movimientos de liberación en América y el mundo», «el triunfo popular en Chile».

Los une una común visión humanista, que los llevara a realizar trabajos en común.

Así surgió, por ejemplo, la cantata Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta. La música de Sergio, va cambiando con los acontecimientos, pero al igual que el poeta, va sin olvidar jamás el amor, las sensibilidades más profundas, como cuando musicalizó los poemas de Efraín Barquero o Los Versos del Capitán del premio nobel.

Con gran efervescencia llego septiembre de 1970, parecía ancho, luminoso y alegre con el triunfo popular de Salvador Allende como líder. El fondo musical de Pueblo Unido y Venceremos, acompañaron esa épica jornada.

Nada hacia presagiar, en esos momentos, lo que ocurriría en septiembre de 1973, ya que la vorágine de los hechos no nos permitía hacer un alto para meditar críticamente. Se trabajaba de sol a sol, en una época donde primaban los estímulos morales y el trabajo voluntario. Se nacionaliza el Cobre, se construyen más y mejores viviendas sociales, que en otras épocas de la República. Las áreas verdes se ponen a disposición para los más humildes. El parque O”Higgins se entrega remodelado a la ciudadanía. Se construyen balnearios populares a lo largo del país. La educación y la salud  al alcance de los más desprotegidos. Quimantu distribuye libros al alcance de la mayoría.

En este marco de referencia, surge «La nueva música chilena», donde Sergio, sin lugar a dudas, es uno de sus pilares más destacados.

Trabaja con todos y con cada uno. Con Víctor Jara, Quilapayún, Inti Illimani, Aparcoa, Los Parra y tantos más. La música de Sergio refleja la sociedad haciéndose más y más comprometida.

Este despertar del pueblo, este gran desarrollo social, generó «su contrario»; el capital foráneo, los grupos «económicos-políticos» más reaccionarios, no podían permitir que un gobierno socialista democrático cambiara las arcaicas estructuras de poder.

La CIA, más la reacción chilena, logran atraer hacia sus filas a la un sector importante de  la oposición y a los militares golpistas.

Septiembre de 1973 llegó oscureciendo la primavera que se acercaba: la muerte del presidente, defendiendo el derecho irrenunciable de permanecer en la Moneda. La muerte de miles de chilenos, de la Democracia, de Víctor Jara y Pablo Neruda, son hechos que transcurridos 50 años, aun nos estremecen y duelen.

Vino el exilio, al interior y exterior. Fuera de los crímenes, la tortura la desaparición de personas, también se interrumpió la vida comunitaria que permitía el desarrollo de la amistad y la solidaridad. Sergio, se instala en París, así nos veríamos ocasionalmente durante los 17 años de la Dictadura. Lo veíamos integrado en la lucha por restaurar la Democracia, se movía por toda Europa organizando conciertos y actos de solidaridad.

Apoyando siempre a jóvenes músicos, tanto franceses como chilenos, como es el caso de Jaime Miqueles y Felipe Canales. Este hecho se enmarca en su condición de gran maestro, formador entusiasta, que supo siempre ejercer la docencia incentivando y apoyando a los estudiantes.

La música de Ortega ya no es la alegre y popular, de los años anteriores, incorpora nuevos elementos musicales, surge con fuerza la lírica, sus nuevos temas se dirigen a denunciar la tortura y la desaparición de personas en Chile, como la cantata: «La Dignidad».

Así dirige la Escuela de Música de Pantin.

En septiembre de 1993 nos acompañó, junto a Sophie y Jean Louis, a recordar los 20 años de ausencia del poeta en la tumba de Pablo Neruda, en Isla Negra.

La obra que lo liga definitivamente con nuestro poeta es «Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta», única obra teatral escrita por Pablo Neruda. Se estrena en 1966 musicalizada por Ortega, que la tranforma primero en cantata en 1967, y en el 2003, Sergio vino a presentar la Ópera al Municipal, previo a su viaje a Finlandia. Nos reuniríamos varia veces y lo incorporamos como Director de la FPN, él sería nuestro representante en Europa, para impulsar el «Centenario» del poeta. Este nombramiento, que no se explicitó esta vez, lo lleno de alegría ya que para Sergio era la culminación de todo el trabajo que hizo junto al Poeta.

Con su ingenio e imaginación nos ayudaría a buscar financiamiento internacional para realizar el gran sueño nerudiano de la «Fundación Cantalao», en Punta de Tralca. En esa ocasión partió feliz con su nueva responsabilidad, el éxito de Murieta en Finlandia, marco la madurez de su carrera. En esos momentos comenzó a sentirse mal y poco tiempo después nos dejó definitivamente alcanzando a terminar la música, junto a su hijo Chañaral, para la película «Neruda, la Muerte de un Poeta» de Manuel Basualto.

Simbólicamente, su partida ocurrió una semana antes del 30 aniversario de la muerte del poeta, en un nuevamente trágico septiembre donde nos dejaron además las actrices Rebeca Ghigliotto y Sonia Viveros, curiosamente en este septiembre nos abandona nuestra querida actriz y amiga Grimanesa Jiménez.

Sergio pertenece a esos seres inmortales que no morirán jamás, pero necesitaremos de su presencia, la que resurgirá de la semilla que dejara, sus hijos Chañaral, Leonardo y Gabriel, serán junto a muchos otros, los llamados a continuar su labor, ya que los sueños no pueden desaparecer ni detenerse. Estamos seguros que de las nuevas generaciones, en su renuevo continuo e inmortal, surgirán los Ortegas y los Nerudas, del futuro, qué aseguren los Sueños necesarios.

 

Compañero Ortega, tal como quedó grabado en tu memorial:
«EL PUEBLO UNIDO JAMAS SERA VENCIDO»

 

 

 

        Raúl Bulnes Calderón

Arquitecto

Parte del Directorio de la Fundación Neruda, (1985 a 2022)

y Ex Presidente del Directorio de la Fundación Pablo Neruda (2014 al 2022)

 

 

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