Septiembre 18, 2024

En el corazón verde de América. Pablo Neruda en Guatemala

 

Por Carlos Gutiérrez Alfonzo

 

 

Entre la conferencia del poeta Marco Antonio Campos, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, sobre “Neruda y México”, y su referencia a los poemas mexicanos del escritor chileno, y el anuncio de que un suplemento cultural de México dedicará su siguiente número a “las claves del compromiso” de Pablo Neruda, terminé de leer el libro reciente de don Carlos Navarrete Cáceres, el cual recibí en mi casa gracias a la generosidad de su autor, quien me envió también tres artículos académicos de su autoría: “Idolatrías y supersticiones en una cueva de Santa Eulalia 1800-1801 (2018), “San Mateo Ixtatán: dos danzas tradicionales, Moros y Cristianos y El venado” (2020) y “El sitio arqueológico de La Chincúa y la ofrenda del Plan de la Mesita, Chiapas” (2021); al indicarlos, quiero marcar la amplitud de los intereses de don Carlos, arqueólogo, antropólogo y escritor guatemalteco (me gustaría agregar esto más: chiapaneco).

En el corazón verde América. Pablo Neruda en Guatemala es un libro que responde a una de las maneras de trabajar de don Carlos Navarrete. Lo dijo sin más, una mañana, cuando había ido en busca del culto al Señor de Esquipulas, otra de sus pasiones: “Mire, haga investigaciones largas, de muchos años. Yo en la casa tengo un mueble con diez gavetas. Cada gaveta es una investigación. Cada papel que encuentro lo voy colocando en la gaveta correspondiente. Cuando vengo a darme cuenta, tengo ahí diez investigaciones con sus respectivos documentos”. Un libro, como lo indicó Javier Payeras en el prólogo, resultado de la “extraordinaria dedicación hemerográfica” de su autor, quien “recupera diarios, semblanzas y demás testimonios significativos para hacer una postal de la Guatemala y del Neruda de entonces” (página 14).

El libro, dividido en tres partes, está formado con los documentos dados a conocer en diarios y folletos a propósito de los dos viajes de Pablo Neruda a Guatemala, el de 1941 y el de 1950: “artículos sobre Pablo Neruda” y “poemas dedicados a Pablo Neruda”. En la primera y segunda estancias, don Carlos situó ambos viajes. En el tercer apartado está el discurso que Neruda pronunció en 1950 en el Teatro al Aire Libre de la Ciudad Olímpica, “El esplendor del mundo”. Si bien el énfasis está puesto en la reproducción de los textos publicados en los periódicos guatemaltecos a raíz de la visita del poeta chileno a Iximulew (como llaman los kakchiqueles a Guatemala y como la nombran quienes editaron el libro) fueron incluidas fotos significativas, como la de 1949, en Ciudad de México, en el Monumento a la Independencia, cuando se celebró el Congreso Continental por la Paz, y los integrantes de la delegación guatemalteca vieron propicio el momento para pedirle a Pablo Neruda que visitara de nueva cuenta Guatemala.

Reparé en esa foto porque en ella está, con Pablo Neruda y Paul Éluard, entre otros, don Carlos Navarrete Cáceres; tenía 18 años de edad y pertenecía al Grupo Saker-Ti de Artistas y Escritores Jóvenes. Al presentar la segunda estancia de Neruda en Guatemala, don Carlos relató que, en Ciudad de México, conversaron de manera cálida con el poeta “durante una reunión improvisada, en la que nos interrogó sobre la marcha de la joven revolución guatemalteca y nos habló con entusiasmo de la próxima publicación del Canto General” (página 83).

De los dos viajes de Neruda a Guatemala, he mencionado antes el de 1950 por la presencia del autor del libro que reseño. La de Neruda en el 50 fue una estadía con una acalorada recepción, a diferencia de la del 1941: “Hace nueve años no veíamos en Guatemala a Neruda. Anoche reflexionábamos cómo fue posible que Ubico lo dejara entrar al país, cuando al arzobispo Zanabria de Costa Rica no se le había permitido. Un demócrata como Neruda, en Guatemala, durante el gobierno ubiquista. ¡Quia!”, como se expuso en el Diario de Centro América, el lunes 17 de abril de 1950 (página 163). En 1950, a Neruda se le recibió, se explicó en el mismo diario y ese mismo día, “en esta muy diferente oportunidad social de Guatemala, cuando ya no sufrimos la vergüenza de la tiranía”.

De Neruda en el 41 —el poeta se registró en el hotel Astoria como Ricardo Reyes—don Carlos Navarrete Cáceres, después de describir el clima político internacional y nacional, con ese su humor fino —y señalar detalles del viaje, el cansancio de Neruda y el asombro del poeta, quien pensó, al pasar por el istmo de Tehuantepec, que Delia del Carril, su esposa, pudo haber muerto—, citó una nota de prensa en la que se dijo que para recibir al poeta estaban poetas, periodistas, “simples curiosos que desean conocerlo y se quedan o se retiran con una gran sorpresa en el ánimo: no solo es poeta, también es un hombre y de espíritu bastante infantil” (página 24).

El de ese año, fue definido como un viaje de vacaciones, del 24 al 30 de junio de 1941, obligadas por su cesación como cónsul en México: “La suspensión no invalidaba su calidad diplomática […] Entró y se movió libremente, aunque vigilado” (página 22). Y llegó “a un país incomunicado externa e internamente, forzado al aislamiento cultural. Recién se había abierto la frontera con México, una vez pasado el peligro contaminante del agrarismo rojo encarnado en el gobierno de Lázaro Cárdenas —hasta para estudiar en México había que contar con el beneplácito del Señor Presidente—” (página 23).

Fue un período que lejos estuvo de tener tintes vacacionales. La prensa y las escasas radiodifusoras dieron cuenta de las actividades del poeta. El mismo día de su arribo, se publicaron notas en las que se hablaba de su presencia en el país. Las notas son extensas. Detecto un problema de edición, el cual, de pronto, hace que uno se pierda entre una referencia y otra: “Luego de almorzar en el Chap Suey, aunque él deseaba visitar un fondón y probar los platos regionales, lo dejamos perdido entre las telas indígenas en las tiendas del Mercado Central, con una cita urgente: desea conocer el manuscrito de la obra de Bernal Díaz del Castillo, que es el historiador español y el primitivo español, a quien más admira” (página 26). Acompañados de Miguel Ángel Asturias y del embajador chileno, él y su esposa probaron “platillos nacionales en el mercado. Eran carreteras de tierra y tiempos de viajar decentemente con traje y corbata” (página 38).

Leyó poemas, habló de lo que estaba escribiendo, refirió que estaba por concluir su libro sobre Chile, el cual luego se convertiría en el Canto General. Se aventura que pudo haber sido en ese su viaje hacia Guatemala, en su paso por Chiapas, donde cambió de idea para escribir un poema mucho más extenso, en el que le cantara a América. Don Carlos duda de ese aserto. Para don Carlos Navarrete, la “huella que dejó Neruda en su paso por Guatemala es innegable […] Trajo desenfado y sentido del humor a un medio que continuaba decimonónico. [El poeta] Habló de libertad y autodeterminación, de colonialismo cultural. Tenía razón la policía ‘secreta’ de anotar el nombre de las personas que lo visitaban” (página 39). Asturias le contó del “temor que obligaba a los guatemaltecos a cuidarse de las sombras detrás de las ventanas. Entendió cuando Asturias le habló del miedo a los espantos que entonces sí existían” (página 42).

Fue dado a conocer por el mismo Neruda que, en 1941, durante un recital un jefe de la policía lo vigilaba y cuatro ametralladoras estaban dirigidas hacia el poeta. Esa escena, para don Carlos, “es aventura de la imaginación […] Ninguna reseña periodística dio cuenta de tal presencia y ninguno de los pocos asistentes que sobreviven, a los que entrevisté, lo confirmó” (página 42). Sí fue cierto que estuvo en el palco presidencial, “entre cientos de invitados, a ver los actos militares; y fue el periodista Rafael Hernández de León quien trató de inducirlo a ir a saludar al general Ubico, habiéndose Neruda excusado” (página 42).

El lunes 21 de agosto de 2023, un día después de las elecciones en Guatemala, leí en la página número 162 del libro de don Carlos Navarrete Cáceres, En el corazón verde de América. Pablo Neruda en Guatemala, que —en una nota publicada el 17 de abril de 1950 en el Diario de Centro América— el “doctor Juan José Arévalo, Presidente de Guatemala, permaneció al margen de la visita [del poeta]. En sus memorias merece solamente una frase: ‘Pablo Neruda llega a Guatemala el 14 de abril procedente de México’”. Eran otros tiempos. Fue una estadía que también fue consignada en la prensa guatemalteca, con poemas acerca del poeta, con artículos sobre su estancia en ese país. Cenas, recitales, el gusto del poeta por mostrar la edición especial de su Canto General, con portada de Diego Rivera. Jóvenes poetas guatemaltecos dispuestos a expresar su parecer sobre el poeta, “un homenaje de simpatía”, cuyos textos fueron publicados en el folleto editado por el grupo Saker-ti, al que pertenece don Carlos.

Neruda estuvo en el corazón verde de América: “Visité Guatemala en 1941 y estuve entre vosotros hablando detrás de los árboles para que nadie nos oyera. Había un silencio de tumba y yo venía de una patria sonora y de una libertad orgullosa. Y hoy, Guatemala, pequeña patria morena en la cintura de América, ilumina con brillante esplendor el camino de la libertad” y, añadió en “El esplendor del mundo”, “En cambio, hoy Chile recoge la edad sombría de América. Hoy la traición y la cárcel dominan la blanca luz austral” (página 249).

Este libro, necesario, hay que conocerlo para no caer en la “amnesia inducida”, para evitar que la memoria sea arrasada; un libro del que “esperamos nazcan muchas más memorias”, como anotaron los editores en el muro de su página de Facebook el 5 de marzo de 2023.

Neruda está en el corazón de don Carlos Navarrete Cáceres: “Fidelidad a viejos/ y nuevos ideales: Neruda en el corazón”, como lo escribió al principio de su libro acá reseñado, el cual fechó el 13 de marzo de 2021, en Los Andasolos, unos días después de haber cumplido noventa años. Son de celebrar la vida de él y su Neruda en El corazón verde de América, editado por la, esperemos, siempre boyante Catafixia, cuyo corazón está en Iximulew.

 

 

En los cincuenta años de la muerte del poeta Pablo Neruda,

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 1 de septiembre de 2023.

 

 

 

En el corazón verde de América. Pablo Neruda en Guatemala, Carlos Navarrete Cáceres, Guatemala, Editorial Catafixia, Colección Catalejo, 2022

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