Noviembre 14, 2024

«Rucio» de Diego Andreu

 

Por Tamym Maulén

 

El Rucio se va de su casa y comienza a vivir en la calle como si la calle fuese en realidad el hogar que ha estado buscado toda su vida. O al menos eso piensa el Rucio, con su corazón ardiente de libertad y ansioso de aventuras. Consigue limpiar autos y todo parece andar bien hasta que extraños acontecimientos toman un vuelco insospechado.

Inspirada en la historia real del Rucio, un joven de Recoleta que en los años 2000 fuera famoso personaje del sector, este relato de Diego Andreu (Santiago, 1995), nos sumerge en el profundo barrio chileno y su lenguaje implacable de avenidas rotas, negocios de barrio intempestivos, alcohol, adicciones, amores y muertes sin aditivos ni contemplaciones. Diego nos (des)escribe el Chile crudo y surrealista de todos los días, como lo hiciera Droguett con Eloy o Gómez Morel con El Río.

La novela Rucio se instala en esta tradición, pero solo en apariencia. Es más fantástica que verdadera, más terrorífica y grotesca que dramática. Si algo la define es su experimentación, enfrentando al lector a un juego del lenguaje, creando cronologías de historias que se entrecruzan con el hallazgo de un misterioso libro.El lenguaje se va deteriorando y transformando, incluso visualmente, llegando la prosa a convertirse en poesía concreta. Sus diálogos internos nos hacen recordar la narrativa de Los Vigilantes de Diamela Eltit y el teatro Juan Radrigán, o incluso Las Olas de Virginia Wolf, descolocando la sintaxis sin pedirle permiso a nadie. Este libro es la nueva obra narrativa de la editorial Los Perros Románticos, que lidera con un impecable trabajo el escritor, poeta y editor Emerson Pérez.

Diego Andreu, quien nos había sorprendido con su poesía, pasa a regalarnos su primera novela, una obra brillante y honesta que va conformando un sello personal, el corpus de su propio estilo. La creatividad de Diego, su escritura fresca y atrevida es algo inspirador, que necesitamos con urgencia. En tiempos de injusticias y desigualdades abismales, esta nueva poética de la experimentación, nos saca del cómodo sillón de lectura y nos hace movernos, con cuerpo y corazón, a la piel misma de una sociedad abandonada a su suerte. Porque como dice el Rucio: «si me fui, es porque había algo más grande e importante que todos esos privilegios».

 

 

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