Por Ernesto González Barnert
Mariana [1992, Pereira, Colombia]. Ha participado en festivales de poesía y en ferias del libro del país, como el festival internacional de poesía de Medellín y luna de locos en Pereira. Internacionalmente fue invitada al Festival José María Heredia de Toluca, México 2018, al Festival Internacional de poesía de Guayaquil Ileana Espinel Cedeño 2020 y 2021 con la presentación de su libro y en el Festival Internacional de poesía Perú 2020. Ha realizado talleres de poesía para niños y jóvenes en algunas partes de Colombia. Sus poemas hacen parte de varias antologías, periódicos, revistas y blogs en el país y fuera de él y han sido traducidos al inglés, árabe, vietnamita, búlgaro, portugués, rumano e italiano. Publicó su primer libro de poemas en octubre del 2021 en la ciudad de Guayaquil- Ecuador, con el quirófano ediciones-voces del mundo. Un libro donde se desborda de sí amorosamente, emotivamente, conscientemente y construye “la voz extraña” con que se desafía a sí misma en los límites de su lenguaje y lecturas, experiencias y deseos, logrando hacernos parte, reflejarnos también en ese toma y daca y no pocas veces sorprendernos con poemas que auguran una poeta de fuste. Sostiene Marisa Martínez Pérsico, a propósito de la “La oscuridad tiene un rostro”, primer libro de Mariana: “Un primer libro es siempre una promesa. “La oscuridad tiene un rostro” es un poemario que sopesa con inteligencia y exactitud cada palabra, sin excesos. Persigue un despliegue hacia adentro y no una verborragia vana. Me consta que su autora es, además, una lectora atenta de poesía clásica y contemporánea, un hábito imprescindible para cimentar la propia voz.”
–¿Cómo fue el trabajo compositivo de tu libro “La oscuridad tiene rostro” [El Quirófano Ediciones, Ecuador] aparecido este 2021?
—El libro se fue haciendo a través de los años, ya que escribo con lentitud y no quería publicar por publicar, el año pasado sentí que ya podía salir a la luz y el editor del quirófano ediciones de Ecuador me propuso publicarlo, lo cual me puso muy feliz y empezamos todo el trabajo de edición dos meses antes, los poemas elegidos, las correcciones, la portada, el prólogo, el comentario, etc.
–¿Recuerdas el momento en que descubriste que querías ser poeta, que esto sería esencial en tu vida?
—Realmente nunca quise ni elegí ser poeta, al contrario, la poesía llegó a mí sin pedírselo, una noche en que llegaron unas imágenes a mi mente y sentí la necesidad de plasmarlas. Pero fue un tiempo después, que pasé por una crisis depresiva lo que me hizo acudir más a ella, empecé a ir a talleres, a acercarme a autores, a interesarme cada vez más por este mundo, hasta que empecé a mostrar lo que escribía, a formar parte de colectivos, a ser invitada a lecturas, a relacionarme con poetas de trayectoria que fueron esenciales en mi trasegar poético, por sus recomendaciones, lecturas sugeridas, libros obsequiados, etc.
Después de todo esto, la poesía se convirtió en mi manera de ser y estar en el mundo y ya no hay forma de escapar.
–Quisiera ahora llevarte a 10 libros que amas y fueron significativos en tu educación sentimental como escritora.
—Poesía vertical de Roberto Juarroz, Poesía no completa de Wislawa Szymborska, Antología poética y libro del desasosiego de Fernando Pessoa, Diario y poesía completa de Alejandra Pizarnik, Poemas de Emily Dickinson, Diarios I y II de Anais Nin, Cuentos orientales de Marguerite Yourcenar, Los miserables de Víctor Hugo, Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke y Poemas humanos de César Vallejo.
–¿Cuáles son a tu juicio los 5 libros que todo escritor que quiera adentrarse en la poesía colombiana debe comenzar leyendo?
Poesía completa de María Mercedes Carranza
Amanecer en el valle del Sinú (Antología poética) de Raúl Gómez Jattin
Antología de poemas de Héctor Rojas Herazo
El universo es la patria de Emilia Ayarza
Poesía y prosa de José Asunción Silva.
–¿Un poema que siempre va contigo como una especie de mantra o luciérnaga que ilumina tu noche’
La feria de los milagros
(Wislawa Szymborska)
Un milagro corriente:
que se produzcan tantos milagros corrientes.
Un milagro ordinario:
el ladrido de los perros invisibles
en el silencio de la noche.
Un milagro del montón:
una nube menuda y ligera,
capaz de tapar la luna llena y compacta.
Muchos milagros en uno:
un aliso que se refleja en el agua
y que se vea invertido de izquierda a derecha
y que crezca allá con la copa hacia abajo
y que no llegue al fondo
pese a la poca profundidad del agua.
Un milagro cotidiano:
vientos de ligeros a moderados,
borrascas en plena tormenta.
Un milagro cualquiera:
las vacas son vacas.
Otro milagro, quiérase o no:
este huerto y sólo éste,
de esta pepita y sólo de ésta.
Un milagro sin frac ni sombrero de copa:
palomas blancas en desbandada.
Milagro, porque cómo llamarlo si no:
hoy el sol ha salido a las tres catorce
y se pondrá a las veinte cero uno.
Un milagro que no sorprende lo debido:
una mano tiene menos de seis dedos,
pero tiene más de cuatro.
Un milagro, y basta con abrir bien los ojos:
el mundo omnipresente.
Un milagro tan adicional como adicional es todo:
lo impensable
se puede pensar.
–¿Qué poema tuyo leerías hoy y deseas compartir con nosotros?
*
La luna
desconoce que tengo cráteres
en los dedos
y se me sale el alma
a través de ellos
que hace tanto frío
adentro
y que aquí (como allá)
nada nos alcanza.
–¿De qué manera Pablo Neruda dialoga con tu obra?
—En el exceso sentimental de mis poemas de amor y las de él en Veinte poemas de amor y una canción desesperada (guiño de risa). Nos excedemos sintiendo.
–¿Qué consideras primordial para alguien que comienza a cultivar la escritura y quiere dedicarse al oficio de la poesía?
—Es primordial que tenga el hábito de la lectura, que escuche su mundo interior, que asista por un tiempo a talleres de apreciación poética y que se relacione con aquellos y aquellas poetas que ya han hecho un largo recorrido y un nombre, porque le pueden brindar muchas herramientas valiosas para el suyo.
–¿Cómo ves el panorama actual de la poesía colombiana?
—Actualmente siento que está importando más la pose que la poesía, un afán por reconocimiento, aplauso, elogio, por ser invitados y publicados en lo que más se pueda, como si la poesía fuera eso, se olvida un poco que ella es una voz que se construye en silencio, en la vida que nos va sucediendo dentro o que le sucede a otros, pero que nos llega como si fuese propia, que es una especie de mundo que creamos en el que se forman nuevas posibilidades de ver, entender, ser o sentir y también una manera de conectarnos con lo intangible y con lo que nos hace seres humanos, y no una búsqueda de protagonismo que seguramente a ella no le apetece encontrar. Esto por el lado negativo, pero por el lado positivo, tenemos algunas voces muy poderosas de las antiguas generaciones y de las nuevas, unas que van por muy buen camino, de las cuales podemos disfrutar y aprender.
–En qué estás trabajando hoy?
—Estoy trabajando en un nuevo libro de poemas, pero a diferencia del primero, no pretendo publicar nada esta vez en los diversos medios, hasta que esté y se pueda publicar.
–¿Qué olor te encanta?
—El de las flores y el de las plantas.
–¿Qué canción te sube el ánimo?
—We weren´t born to follow de Bon Jovi.
–¿Un libro que no pudiste terminar de leer?
—La diosa blanca de Robert Graves.
–¿Una película que te fascina?
—Imágenes y palabras de Fred Schepisi.
–Por último, ¿Cuál es el peor error que puede cometer un poeta?
—Pienso que uno de los errores es afanarse a publicar cuando el libro no tiene una fuerza que lo amerite, puesto que se debe tener respeto hacía la palabra y sus lectores.