Diciembre 3, 2024

Taller LEA 2022: «El ritmo de la palabra»

 

Entrevista al poeta y coordinador Germán Alcalde De la Rosa

 

Por Ernesto González Barnert

 

Conversamos con el escritor y guía del laboratorio: «El Ritmo de la Palabra», taller LEA gratuito de la Fundación Pablo Neruda que se imparte desde el primer trimestre de 2022 y que está pronto a publicar señas de su trabajo en un libro mancomunado entre poetas y músicos que lo integran.

Germán Alcalde De la Rosa (Santiago, 1993) estudió Letras en la PUC para luego hacer M.A. en la University of Colorado, Boulder y un M.F.A. en escritura creativa en la New York University. Su primer libro, Huida, fue publicado el año 2017 por Cerrojo Ediciones. Tiene dos discos de rap autoproducidos como parte del grupo Estero Arriba.

 

 

–¿En qué consiste el trabajo que desarrollas en este taller literario llamado “El ritmo de la palabra”, abierto a poetas y músicos? ¿Por qué subrayar el ritmo es una condición crucial para los artistas hoy en día?

–Yo no estoy seguro de que el ritmo sea una condición crucial para todos los artistas. Para los músicos sí, evidentemente, pero en la literatura hay grandes escritores y escritoras que han desarrollado una obra prolija sin preocuparse por el ritmo. Más bien el ritmo es una herramienta que ayuda a aumentar la expresión, darle más dimensiones, más profundidad. Si un poema nostálgico tiene un ritmo que acompase la nostalgia va a lograr mejor su cometido, pero igual podría hacerse con una distribución visual interesante o una serie de imágenes bien construidas. Con la música es diferente, ya que los músicos tienen el ritmo como materia prima, como los poetas tienen la palabra. Ahora, tampoco hay que olvidar que la poesía viene de la música, del canto, y por eso el ritmo en la palabra convoca a ambas expresiones. Este taller intentó ser como una reunión familiar donde poesía y música se reencuentran para ponerse al día, después de siglos de separación.

–¿Cómo ha sido la experiencia vivida por ti, como docente, en este taller?
–La experiencia ha sido un regalo para mí. Como docente llevo 5 años enseñando, principalmente lengua española, pero es mi primera oportunidad de enseñar literatura y música, lo que ha sido un desafío enorme que me ha llevado a reestudiar y repensar muchas cosas sobre el tema. Además, el grupo que se formó es talentoso, trabajador y sobre todo, muy humano, tres características que son indispensables para ser un buen artista, creo yo.

–¿A qué apunta el libro final que están trabajando con el taller? O, ¿Qué nos pueden adelantar de lo que encontraremos ahí, la idea motriz que sustentará la obra colectiva y artística de los libros Lea que conocemos?
–La idea motriz del libro es el ritmo. Yo quería demostrar en este laboratorio que la preocupación por el ritmo en los poemas no significa menos libertad, como he escuchado muchas veces. Cada autor del libro mantiene su estilo a pesar de que todos compartimos las mismas estructuras métricas, por eso no quisimos hacer un libro unido por el fondo, sino por la forma, no darle un tema sino un compás y dejar que los autores vean como fluir en este, como si fuera una de esas canciones con 20 raperos cantando sobre un mismo beat. En el libro van a encontrar voces muy distintas cantando polifónicamente, incluso a veces en el mismo poema, ya que hay muchos que textos que escribimos de manera colectiva. Así, el libro tiene su unidad en el juego rítmico y las posibilidades temáticas que se encuentran detrás de las estructuras formales.

 

 

–¿Qué cosas te llamaron la atención en la enseñanza y aprendizaje en esta modalidad online?
–Las clases online son siempre un reto, tanto para quien enseña como para los que aprenden. Yo he tenido experiencias haciendo clases por zoom, tanto de alumno como de profesor, y la verdad es que me saco el sombrero ante los docentes y los alumnos que se han rebanado la cabeza estos últimos años para que este formato funcione, cuando la tentación de revisar el Instagram o de acostarse en la cama durante el invierno es un distractor constante. Por otro lado, lo bueno que tiene el zoom es que nos permitió tener un grupo mucho más diverso, con gente de regiones y hasta de otros países. Entonces creo que el formato online en este taller ha sido para mejor, pero aun así estoy ansioso de conocer a mis talleristas en persona y de abrazarlos por todo lo que me han dado.

–¿Me imagino que fue un taller rico no solo en experiencias personales, sino también de lecturas que guiaron el encuentro hacia el ritmo, la estructura poética, de sentido… qué autores o lecturas fueron esenciales en este viaje de sentido y creativo al corazón del arte?
–Los autores y autoras fueron bastante diversos, por no decir dispersos. Otra cosa que quería comprobar en este laboratorio es que el ritmo es algo natural de nuestra lengua, independiente del género o el estilo, y por eso los escritores que vimos en el taller fueron desde el siglo de oro español hasta el trap. Por poner unos ejemplo, cuando vimos la décima escuchamos a Calderón de la Barca, Violeta Parra, Elizabeth Morris y Vico C, o cuando estudiamos la silva pasamos por Sor Juana, Enrique Lihn y la parte del Ultra Solo del Pailita. Quería demostrar que el hecho de que Los heraldos negros de Vallejo y el coro de A tu merced de Bad Bunny tuvieran la misma estructura métrica no era una casualidad, sino una consecuencia del ritmo de nuestro idioma.

–¿Cuéntame ahora qué significa para ti, en lo personal, el “Proyecto Lea”, esa labor creativa, educativa y humanista trabajando con jóvenes?
–Creo que el proyecto Lea es una muestra de lo que tiene que ser la literatura en adelante. Su formato gratuito, y en este caso online, permite una democratización de la literatura, que siempre ha sido tan elitista. Además, su enfoque colectivo ayuda a repensar en la imagen del ratón de biblioteca que no saca la cabeza de su ombligo o del pequeño dios con delirios de profeta; ambas individualistas y poco conectadas con el futuro empático y diverso que queremos construir como sociedad.

–¿Por último, sé de tu largo paso por EEUU, de tu poesía, tu conocimiento métrico y del hip hop… qué nos puedes contar de esa experiencia literariamente hablando y en qué proyecto literario personal te encuentras trabajando al día de hoy?
–Mi paso por EEUU fue muy intenso; muy bello en muchas cosas, y muy duro en otras, pero a la larga fue una gran experiencia que me ayudó a crecer tanto como persona como artista. Allá en EEUU fui a estudiar y la verdad es que aprendí mucho más de lo que esperaba en un inicio, no necesariamente en las salas de clases, sino más bien en las conversaciones con gente sensible e inteligente con la que me crucé. Creo que eso fue lo mejor; conocí escritores, académicos, músicos y artistas de distintos países como Ecuador, Perú, México, Colombia e incluso Chile –irónicamente, lo único que no conocí fue a gringos– quienes me ayudaron, me leyeron y me alentaron, tanto literaria como personalmente.
En estos años también mi poesía cambió mucho, o más bien regresó a sus orígenes, ya que volví a reencontrarme con mi primer género, que es la música, el rap. Terminé un libro, que espero publicar pronto, que juega con la idea de la ópera de rock, y ahora estoy preparando un disco de música urbana y un libro de poesía donde intento introducir el flow en la métrica tradicional. Ahora que estoy de vuelta en mi país, quiero que esos proyectos que empecé a pensar en la distancia puedan ver la luz donde siempre quise publicarlos, en Chile.

 

Germán Alcalde

 

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Participantes Taller LEA El Ritmo de la Palabra 2022

Gienette Ivonne
Diego Balboa
Ashle Ozuljevic
Gilberto Pave Espinoza
Sebastián Montoya
Betsy Romero
Alan Paillan
Iván Trujillo

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