Noviembre 7, 2024

«¿Qué es poesía? Introducción a la poesía clásica japonesa» de Marcela Chandía López

 

Por Ernesto González Barnert

 

 

Con este libro, Marcela, nos obsequia, fruto de años de labor,  un Fuji inconmensurable e indesmentible en esta otra isla llamada Chile. Un volcán de poesía que no basta las veces que lo observemos o leamos detenidamente siempre será un macizo salvaje, abierto, sagrado, al cielo del lenguaje más profundo del espíritu y de la vibración humana, al cráter del entendimiento nipón —con sus exquisiteces, arbitrariedades y sutilezas— mostrando aquí el meollo de su corazón como literatura, un músculo rojo que es siempre lírico (waka), ya sea haikú, senryuu o tanka, etc. Para todos aquellos que amamos la poesía y la literatura este viaje en nuestro propio idioma castellano hacia la Estación Edo-Tokio es simplemente un milagro que no pocas veces desconcierta y maravilla de la mano de las traducciones de Chandía y la capacidad de síntesis de las vida de poetas y estilos, entre fines del Siglo IV a mediados del Siglo XIX.

No hay nada más difícil que condensar una literatura poética nacional y aquí Marcela lo lleva con naturalidad, sencillez, armonía, las tres condiciones básicas de la maestría. Y a la vez logra que esta senda —sea un recorrido creativo en sí mismo—, que nos empuja a ensayar, a compartir una pasión. No me cabe la menor duda que con este trabajo,  Marcela, se convierte en eso que llamamos una eminencia del ramo, sin otro parangón vivo en nuestra tierra que lo que hace Miguel Castillo Didier con el estudio del idioma griego. Ambos, se echan una literatura a la espalda, por amor al arte y la cargan de por vida para alegría nuestra.

Incluso para mí, que creía hasta cierto punto ser un amateur competente en poesía japonesa, tuve que renunciar a mis torpes ínfulas, a la luz de esta lámpara-libro, que es de principio a fin un viaje de total asombro, descubrimiento, entretención. Un aprendizaje enorme y significativo, nuevo y determinante, rico en detalles y matices. Y como dice Baltazar Gracián «Lo bueno, si breve, dos veces bueno». Al final del libro sostuve con el corazón llenito de emoción y conocimientos, la expresión socrática: solo sé que nada sé. Y claro, decir que quedé con sed de aprender y leer más de todos esos autores conocidos y por conocer que despliega y sugiere este corpus clásico que pule y ordena, Marcela, con síntesis magistral, para cada uno de nosotros, sus lectores, dando cuenta sistemática y didáctica de tanto, con habilidad y belleza, decisión y sutileza. Arriesgando además siempre en el terreno de la pregunta y respuesta de qué es poesía en cada página, ya sea en lo qué atisba y sugiere cada época como cada poeta que ensaya su versión a través del propio acto escritural, ipso facto.

No quiero esta tarde invernal (kigo) entrar a picar en los aspectos técnicos y lingüísticos, donde este libro da cátedra amenamente y supera mis conocimientos. Pero si quiero decir que también  Introducción a la poesía clásica japonesa, aún en lo más álgido de los asuntos gramaticales, los entretelones de la traducción —donde deja atrás o saca a pasear las traducciones españolas que no nos tocan la fibra por desgracia— y la ejemplificación de cada estilo, es siempre clara y precisa, echa luz sobre luz en el mapa conceptual de la información que contextualiza.

Marcela configura y ordena en este volumen con sus eras, clanes, poemas, vidas literarias, períodos históricos, influencias, sin descuidar jamás la poesía en sí y corona casi cada página de este libro con un poema que forma una antología maravillosa de poesía clásica japonesa dentro de este libro bien unida al corpus de la materia tratada, gozosa tanto para la escuela de la alondra como para la escuela de la rana. Sin duda, un empeño monumental y sublime, donde Chandía supo llevarnos como una amiga por 1300 años de poesía, viendo la gota de neblina sobre la oruga, la mariposa cubierta de arena en un remolino de viento, un ciervo levantarse en la hierba y sacudirse el rocío.

 

 

Espero desde ya impaciente el siguiente viaje con Marcela que nos acerque a los últimos años de esta rica tradición, que cada temporada capta nuevos lectores y cultores de poesía alrededor de este loco planeta azul gracias a que nos ayuda a desplegar nuestra naturaleza creativa, afianzar nuestro soporte esencial en la vida, agarrar consciencia y observancia en el día a día, prestancia ante el paso del tiempo y el espacio. Así como nos enseña a ver la belleza donde cuesta tanto verla o dejarla fluir. A recuperarnos en la contemplación, el ejercicio escritural y la efímera pose de la verdad en nuestro breve —y tantas veces difícil o doloroso—, paso por la existencia. Por último, quiero felicitar a los amigos Zerö ediciones por esta bella edición materialmente, en su diseño y diagramación inteligente, y por tener el ojo puesto en la literatura japonesa. Y lo haré, parafraseando a Chiyo: Mirando este libro ¡Como aprecio este mundo!

Y sigo subiendo, caracolito, este Fuji: «¿Qué es poesía? Introducción a la poesía clásica japonesa», porque un libro así, nunca se termina de ascender, porque trae como las estrellas, cada vez que lo abrimos, la luz del pasado, viajando a nuestro presente, porque tal como dice el proverbio japonés, «estudiando lo pasado se aprende lo nuevo».  Llego así al final de esta presentación, que espero colabore en la difusión y alcance de este gran trabajo literario que espero seguir abordando desde otras aristas, que exceden el carácter propio de esta celebración, teniendo ahora en cuenta el punto 8 de «La vía de la soledad» de los samurái: En ninguna vía debemos entristecernos por la despedida.  Gocen este libro qué, como diría Rumi, no es una gota de mar en el océano de la poesía clásica japonesa sino el mismísimo océano de la poesía nipona clásica en una gota de mar.

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