Por Juan Ignacio Colil Abricot
Durante estos días, Juan Colil, conversa brevemente con Ramón Díaz Eterovic, para el Portal Cultura, y conocer un poco más acerca de la historia y motivaciones de este autor de la importante saga del personaje Heredia que comenzó con La ciudad está triste (1987) y que además ha publicado libros de cuentos y poesía; editó la revista de poesía «La Gota Pura» en los 80; fue presidente de la Sociedad de Escritores de Chile, ha sido antologador de varios volúmenes de cuentos; organizador de encuentros literarios; sus obras han sido traducidas y publicadas en varios países; ha recibido diversos premios literarios tanto en Chile como en el extranjero; y hoy es uno de los candidatos al Premio Nacional de Literatura 2022. Por último, los dejamos con unos poemas que el autor magallánico nos dejó hace un tiempo en nuestra página.
—¿Qué autores, libros, temas; te motivaron a leer en tu niñez en Punta Arenas?
—Primero estuvieron las revistas de historietas que llegaban a Punta Arenas desde la Argentina: El Tony, Intervalo y D’artagnan. Después pasé a leer todo lo que caían en mis manos. Mis autores favoritos eran Jack London (los cuentos ambientados en el Yukón que ofrecían un ambiente muy similar al de la Patagonia), las novelas de Rafael Sabatini, Emilio Salgari y Alejandro Dumas. Me gustaban unos libros de tapas amarillas que editaba Zig-Zag y traían ilustraciones de Coré, Caro Jiménez, Pepo y otras grandes dibujantes.
Y bueno, en algún momento descubrí a los autores chilenos. Me gustaban mucho los cuentos de Oscar Castro, Manuel Rojas y Francisco Coloane. A Coloane lo conocí años más tarde en Santiago. Era un gran contador de historia, oral y por escrito. Leer a Coloane fue la primera invitación que tuve para conocer la historia de Magallanes y la Patagonia.
— ¿Cómo fue para un joven que venía de Punta Arenas llegar a Santiago en esos años setenta?
—Llegué a Santiago con 17 años. Vine a estudiar en la Universidad de Chile. La ciudad me atrapó desde el primer día y ocupé mucho tiempo en caminar por sus calles y conocer sus lugares más tradicionales. De lunes a viernes estaba en la universidad, y los sábados y domingo quedaba solo y me dedicaba a conocer, especialmente los lugares populares y con mucha gente, como los estadios, los hipódromos, los parques, los cines y teatro. Aún mantengo mi curiosidad provinciana por Santiago y eso se refleja en el tratamiento que hago de la ciudad en mis novelas. Y bueno, junto con conocer la ciudad, estuvo el desafío de vivir solo por primera vez, lejos del hogar de mis padres, y la fascinación de descubrir las librerías de segunda mano donde estaban todos los libros que jamás había encontrado en Punta Arenas. Me encantaba perderme por las librerías de San Diego.
— Lo primero que publicaste fue poesía, ¿Cómo fue ese paso a la narrativa?
—La verdad es que escribía ambos géneros de manera simultánea, pero en algún momento decidí publicar poemas, tal vez porque la poesía había sido mi carta de presentación en las lecturas públicas que se hacían en esa época. Además, por entonces gané un par de concursos poéticos. Pero, finalmente, fui quedándome con la narrativa porque me gustaba imaginar historias y luego llevarlas al papel. Aclaro sí que he seguido escribiendo poesía, mi personal poesía secreta.
—En tu proceso de escritura, ¿en qué momento tienes claro que tienes una novela entre las manos?
—Generalmente tengo una idea muy amplia a partir de la cual intuyo que podría construir una historia. Luego pienso en sus personajes y en lo que podría pasar en el desarrollo de la historia. Imagino una especie de sinopsis. Enseguida tomo notas y elaboro lo que podría ser un plan narrativo o carta de navegación. Y llegado a este punto me pongo a escribir. Me dejo llevar por la historia y suele pasar que todo lo planificado queda de lado, por decirlo de manera suave. La novela impone sus códigos y eso me agrada porque es parte de la magia de escribir, al igual que ver cómo crece y toma forma la novela.
—¿Cómo ves el mundo del libro hoy en Chile?
—Tengo la impresión de que se publica una buena cantidad de títulos, pero que no se lee mucho. Me llama la atención la producción de las editoriales independientes, por las que creo están pasando los textos más interesantes del momento. Son las que están dando espacio a los nuevos escritores, a la renovación de nuestra literatura. Lo lamentable es que las ediciones suelen ser de pocos ejemplares, lo que reduce el impacto en los posibles lectores.
Y bueno, el mundo del libro tiene la gracia de sobrevivir a todas las amenazas que lo rondan. Los medios de masas, las redes sociales. Y en estos últimos meses, las amenazas vienen de la mano del precio del papel que ha subido enormemente. Y así como hay facilidades para que los camioneros compren combustible a menor precio, deberían existir facilidades para que los editores compren el papel más barato.
— Las novelas de Heredia tocan la fibra profunda de la memoria y de nuestra historia reciente, ¿cómo ves el proceso de la nueva constitución?, ¿Habrá ahí escondida una nueva novela?
—Yo espero que la constitución se apruebe y que el país avance en ofrecer más derechos y oportunidades a su gente. Que se protejan los bienes naturales y se establezcan normas que garanticen mejor educación y salud a los chilenos.
Durante el proceso constitucional he imaginado muchas situaciones que podrían generar una novela policial o delictiva. Sobornos o asesinatos de constituyentes para provocar cambios en las cantidades de votos de una u otra opción en discusión; infiltraciones en los grupos de trabajo para saber en qué estaban pensando, todo tipo de acciones delictuales destinadas a torcer el rumbo del trabajo constituyente en cualquiera de sus etapas. La relación entre el poder, las leyes y la criminalidad puede ser fuente de un sinfín de historias criminales. Es cosa de aguzar la imaginación y sacar buena punta al lápiz.
Un encuentro con la poesía secreta de Ramón Díaz Eterovic:
https://cultura.fundacionneruda.org/2020/12/10/un-encuentro-con-la-poesia-secreta-de-ramon-diaz-eterovic/