Noviembre 21, 2024

Zurita y los Asistentes: Una historia de Rock y poesía

 

Por Zenaida M. Suárez Mayor

(Instituto de Literatura, Universidad de Los Andes, Mayo de 2022)

 

El pasado 14 de mayo de 2022 se expuso, en una jornada especial del Festival Poesía y Música realizado en el CCE, Zurita y los Asistentes. Una historia de Rock y Poesía (56´08´´) opera prima de su director, Jael Valdivia. La cinta, que se estrenó en el Festival In edit en diciembre del 2021, fue mostrada también en el verano del 2022 en City lab; en abril del mismo año, en Bafici (Festival de cine de BsAs) y en mayo, en el Festival PM y en la Universidad Austral de Chile en Valdivia, pero aún no se encuentra disponible para todo público pues, según cuenta su productor, Gonzalo Henríquez, «la oficina de distribución está preparando su postulación a distintos festivales».

La película documental (de la productora 4Parlantes) es, además, algo así como un libro objeto narrado con un esquema circular, al estilo de un Faulkner o de un Gabriel García Márquez, donde los in media res y los flash backs nos van situando en tres ámbitos inmediatamente reconocibles: la historia del grupo poético musical González y los Asistentes, la relación Zuritiana con la historia trágica del Chile reciente y el marco chileno del estallido, que tuvo su punto de inflexión en las palabras del Exministro Rojas en contra del Museo de la Memoria y los DDHH en agosto de 2018, generando la más inmediata reacción del mundo del arte, la cultura y los familiares de DDDD de Chile. En palabras de su director: «El documental en sí podría ser exclusivamente biográfico […] Sin embargo, los poemas no remiten a una cuestión meramente personal, sino a toda una generación fracturada por el golpe de estado. Cuando ocurrió el estallido social, (sin duda un evento que marcará a toda mi generación, la que no conoció la dictadura) me impresionó mucho vivir por primera vez un toque de queda, ver las tanquetas recorriendo las calles y la sangre de los heridos en esos días de octubre. Ahí recordé los poemas de Zurita, los sentí un poco más míos y surgió la idea de la circularidad de la película, empezar como termina y cerrar con las imágenes del estallido».

Valdivia afirma también que «Dirigir el documental fue un gran desafío porque en un principio no había historia. Todo comenzó como un encargo: el grupo deseaba tener el registro de un concierto y subirlo a internet. Nada más que eso. Yo personalmente nunca los había visto en vivo, de hecho, nos conocimos pocas semanas antes de la presentación en el GAM 2014. Cuando por fin pude asistir y grabar esa presentación me encantó la mezcla de poesía y música; lo que provocaba en el público. Conversamos con Gonzalo Henríquez sobre la posibilidad de seguir grabando, no teníamos fondos, solo voluntad. Así empezó la aventura, al principio se trataría de la experiencia de juntar a músicos con un poeta, pero no era suficiente para un largometraje, luego solo el pasar de los años, leer atentamente los poemas y la historia de Chile que pasaba ante nuestros ojos pudo terminar de armar la película».

Así, la obra da cuenta de los años de relación entre el Premio Nacional y Premio Reina Sofía, Raúl Zurita, y el grupo González y los Asistentes, con un tono integrador y emotivo donde se aprecia claramente la complicidad que desde hace años se da entre ellos. Un encuentro subliminar de dos elementos subyacentes, la Poesía y la Música, que fusiona magistralmente a los integrantes de la banda con la poesía de Zurita en un trabajo que funde la pasión de unos por el otro y que muestra todas las posibilidades a que podemos someter los versos más bellos y trágicos de uno de los más importantes escritores de la poesía universal actual.

Se trata obra maestra que hace un recorrido, también, por la historia de González y los Asistentes antes de su encuentro con Zurita y que sitúa al público en su propio nacimiento como banda que «más que ser un grupo de rock quería ser un grupo de Poesía y música» y que, desde 2008, comenzaron una andadura de colaboración con los versos del autor.

 

El infierno y el paraíso son inescribibles

La Cordillera, el mar, el cielo, los acantilados y el Desierto son las grandes metáforas, utilizadas como lienzos de escritura, que Zurita interviene para plasmar su obra de amor dantesco. Un amor en que Beatrice es el símbolo de todo un país bello, pero con un paraíso inalcanzable, como una herida hombre-país.

 

 

El documental Zurita y los Asistentes emociona hasta las lágrimas y, si bien empieza y termina con la misma imagen de Raúl Zurita subiendo al escenario de la explanada del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en que se celebró el triunfo del pueblo de Chile tras la renuncia del exministro Mauricio Rojas (una convocatoria que resultó ser multitudinaria a pesar de ser preparada con muy poco tiempo de anticipación) y el estallido del 18 de octubre, al año de este acontecimiento, el punto culmen del documental se encuentra en la imagen sonrientemente melancólica de un Zurita diciendo que fue un tiempo terrible y, más adelante, ratificando, como voz en off, que «la memoria nace como una acto de resistencia y ese acto resistencia está anclado en lo más profundo, en lo más hondo de aquello en lo que todavía persistimos en llamar lo humano»; y que rememora las palabras de Allende en su último discurso para asegurarnos que «por esas solas palabras la derrota no será absoluta».

 

 

Rock y poesía

Tal y como ya afirmáramos, la película y su contexto inmediato reflexiona también sobre la banda González y los Asistentes (Gonzalo Henríquez: Guitarra / Voz; Claudio Espinoza: Guitarra; Christian Bravo: Bajo y Juan Pablo Rojas: Batería), que nace en 1999 como un grupo de amigos, casi todos como asistentes del legendario grupo Los Tres, e inventan el nombre de González como un «ciudadano común», declarando que su forma de armarse no era exclusivamente la música rock «sino utilizar esta melodía como una cama donde superponían poesía».

En palabras de Gonzalo Henríquez, este documental surgió como «un impulso por registrar y mostrar lo que pasa en un día de trabajo del grupo con el poeta, no necesariamente mostrarnos tocando como un recital grabado, sino que, en la convivencia, en el ensayo, en el error, en la conversa de pasillo, creo que esa intimidad logra develar cómo se juntan estos dos mundos… (además de que siempre he visto muchos documentales de música)». Además, el encuentro con Zurita «fue algo bastante fortuito. A partir de un ciclo de poesía que estábamos organizando, sucedió que Raúl fue el más exequible y quien aceptó sin mayores problemas la propuesta. En el fondo, una vez que conseguimos su contacto y le propusimos la idea, la cosa fluyó…»; lo que le genera “«mucha alegría, [porque] creo que superó con creces lo que queríamos; es decir, el documental y el tratamiento de su director hizo que esta historia registrara, además, un contexto, eso sí que no era algo que yo tuviera en mente. Finalmente, la idea inicial que rondó en mi cabeza se transformó en el registro de un momento histórico».

Despejar aquí todas las claves del documental es matar la clave mayor: el sentimiento de sobrecogimiento que el público experimenta al ver la mezcla de los elementos ya mencionados y la emoción de ver a Raúl Zurita en su periplo con esta banda maravillosa que, con una paciencia sobre humana, va recogiendo, poco a poco, los pedazos más sublimes de su colaboración con el poeta más aclamado de Chile y el mundo.

La única recomendación que desde la palabra puede hacerse es la de ver el documental con la respiración bien sostenida, los ojos bien abiertos y el oído bien afinado para que entre por el alma, por la vista y por el tímpano y ya nunca más se vaya de ahí, porque es el mejor documento de recolección y fichaje que se ha hecho hasta ahora de los textos más enmudecedores de Raúl Zurita.

Gracias a González y los Asistentes por este regalo.

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