Noviembre 7, 2024

El libro que pudo haber sido y que fue

 

Por Darío Oses

 

Desafiar a la muerte es una idea suicida. Un autor que nació en Bulgaria, pero escribió en alemán, lo intentó. El libro que proyectaba nunca se concretó. Pero el conjunto de anotaciones sueltas que dejó el autor, si bien no mataron a la muerte, sugieren formas inéditas de enfrentarla.

Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura 1981, durante toda subida de autor quiso escribir un libro que fuera un alegato contra la muerte y un acto de rebeldía contra la resignación de la humanidad que a lo largo de su historia ha venido aceptando la inevitabilidad del morir.

Canetti no se contenta con las promesas de vida eterna de las religiones. Así por ejemplo escribe:

         Imagínate que a todos les han quitado, como a ti, las ilusiones, que nadie barrunta ningún Más Allá, que todo se acaba para todos en el momento de la muerte, y que aquí, en todas partes y para siempre, los hombres se han vuelto de este mundo

El tema se situó en el centro de las obsesiones del autor, aun en los años que van desde 1925 hasta 1960, que dedico únicamente a su obra maestra, Masa y poder. Había proyectado escribir una novela titulada El enemigo de la muerte, pero la segunda guerra mundial, que llevó la mortandad a una escalada sin precedentes en la historia humana, lo hizo cambiar radicalmente su perspectiva sobre el tema. A principios de 1942 Canetti anotaba:

 Hoy he decidido apuntar mis pensamientos contra la muerte tal como me vienen por azar, sin ninguna coherencia y sin someterlos a un plan tiránico.

Queda claro que el autor renunció a dar a su una forma predeterminada a su libro. En 1943 apuntaba que durante la guerra se había dado cuenta de que era preciso «expresar directamente y sin disfraces» sus convicciones sobre este tema.

El libro contra la muerte que ahora comentamos, es resultado de un plausible trabajo editorial que recoge todas las reflexiones, ideas, pensamientos e imágenes que hizo el autor entre 1942 hasta 1994, tanto en la forma de apuntes sueltos como en extractos de textos relativos a la muerte que aparecen en las obras que publicó en vida.

Este «no libro», tiene un valor filosófico y poético considerable. Muchas de sus reflexiones más breves, pueden leerse como aforismos. Aquí van algunos ejemplos:

-No, dijo mi amigo, y volvió a mordisquear al cañón de su revólver, yo quiero seguir muriendo.

-No podía morir antes de haber leído y corregido todas las necrologías dedicadas a él.

-Algún día resultará evidente que con cada muerte los hombres se vuelven peores.

El libro está lleno de sugerencias, algunas para posibles obras que nunca se escribieron. Otras que construyen el mundo para un relato que podría haber sido interesantísimo si se hubiese escrito. Un ejemplo es la página en que el autor imagina la posibilidad de representar a la muerte como si no existiera:

 

Una comunidad en la que todo se desarrollara como si nadie tuviera conocimiento de la muerte, para designar a la cual no habría ninguna palabra en la lengua de esa gente (…) Nadie sería enterrado ni incinerado. Nadie habría visto nunca un cadáver. Los hombres desaparecen, y nadie sabe a dónde van; un sentimiento de pudor los induce repentinamente a alejarse; como se considera pecaminoso estar solo, no se menciona a ninguno de los ausentes

 

Como conclusión quiero aventurar la siguiente observación: Canetti dejó en germen un libro contra la muerte, y a la muerte tal vez le hizo gracia que ese libro se publicara en forma póstuma.

 

 El libro contra la muerte, Elías Canetti. (Editorial Debolsillo. Barcelona, 2019).

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