Noviembre 7, 2024

Sección Tres Párrafos. Libro 18: Los surfistas y otros poemas

 

De la colección de libros de la Biblioteca de Poesía Chilena Pablo Neruda de La Sebastiana, destacamos Los surfistas y otros poemas (Ediciones Aparte, 2018) de Víctor López Zumelzu.

 

Por Andrés Urzúa de la Sotta

 

1

Al Víctor López lo conocí en el taller de la Fundación Neruda el 2006. Éramos todos medios pavos y púberes, con poca experiencia y mucho entusiasmo. Pero el Víctor y la Priscilla Cajales nos llevaban la delantera. Tenían lecturas y carrete literario. Tenían calle. Recuerdo que tras la primera sesión nos sentamos en las afueras de un bar de Bellavista a leer nuestros poemitas el Víctor López, Santiago Bonhomme y yo. Creo que yo empecé. Saqué mis hojitas tamaño carta de la mochila y leí los que consideraba mis tres mejores poemas. Eran breves, con imágenes claras y nítidas, pero nada memorable. Después siguió Santiago. Leyó un poema con una imagen muy inquietante, el que más tarde se diluyó en mi memoria. Pero el texto que leyó el Víctor, “Mi querida Mariel”, se atornilló en mi memoria hasta el día de hoy: «Cuando escribo de Chile no pienso en Chile como un país /sino que escribo otro sinónimo más de lejanía».

 

2

Creo que el Víctor es de los pocos poetas chilenos nacidos durante los 80 que evoca, sin abandonar el sentido estético ni la pregunta acerca del sentido de la escritura, la abulia y el cansancio en el que estábamos sumidos los jóvenes de este país. Un país sin posibilidad de futuro, donde no nos quedaba otra que abandonarnos a la banalidad y al presentismo. Y también a un malditismo adolescente sumido en el alcohol, que es el único lugar que le ofrece un país a sus ciudadanos cuando los abandona.

 

3

«Estar en un país sin más remedio que esperar», dice el poema “Panorama”. La espera como el destino irredimible de un país que experimenta una eterna Transición. Como la espera del surfista que mira el oleaje. Mas sin ese vértigo ni esa intuición. Sin la sensación de que una ola extraordinaria va a lavarnos el cuerpo y nos va a permitir navegar sobre ella hasta llegar a la orilla. Por el contrario, una ola plana, sin viaje, detenida. Una espera interminable flotando en el vacío. Un estar en la inmensidad del mar sin posibilidad de retorno a la orilla. Ese es el Chile que describe Los surfistas y otros poemas. Ese es el tipo de oleaje que sugiere este libro.

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