Septiembre 21, 2024

Neruda, el Winnipeg y los inmigrantes

 

Millares de españoles se amontonan en inhumanos campos de concentración, llenos de miseria y angustia. (…)

         Chile, recién salido de una convulsión terrestre que lo ha cubierto de ruinas, abre las puertas para que en su territorio se alberguen estas víctimas…

Autógrafo de Pablo Neruda que se vendía para recaudar fondos para los refugiados.

Españoles:

(…)

Chile dista mucho de ser un paraíso. Nuestra tierra solo entrega su esfuerzo a quien la trabaja duramente.

Republicanos:

Nuestro país os recibe con cordial acogida. Vuestro heroísmo y vuestra tragedia han conmovido a nuestro pueblo.

         Pero tenéis ante vosotros solo una perspectiva de labor, que puede ser fecunda, para bien de vuestra nueva patria, amparada por su gobierno de base popular.

Pablo Neruda. Cónsul delegado para la inmigración española.

 

Este texto se incluyó en el folleto Chile os acoge, que se entregó a los republicanos refugiados que viajaban a Chile en el barco Winnipeg

 

… hay millares de hombres, de mujeres y niños que sufren en los campos de concentración (…) están allí prisioneros, no llevan más delito que el de haber defendido la independencia de su patria.

         América entera debe movilizarse, a nosotros nos toca también borrar esa vergüenza, y al decir con orgullo que mi gobierno recibirá, a pesar de la desolación que recién nos azota, a los emigrados españoles, tengo que pedir la ayuda de todos, porque si bien Chile tiene tierras para la paz y para el trabajo de quienes quieran cobijarse bajo nuestra solitaria estrella, no tenemos en nuestro país, sacudido por la desgracia, el dinero necesario para transportar españoles. En todas partes, por eso, escribamos, digamos, pensemos: los españoles a América, para formar un nuevo movimiento de unidad y de auxilio hacia la emigración.

Pablo Neruda, “España no ha muerto.”

 

Las noticias aterradoras de la emigración española llegaban a Chile. Más de quinientos mil hombres y mujeres, combatientes y civiles, habían cruzado la frontera francesa. En Francia, el gobierno de León Blum, presionado por las fuerzas reaccionarias los acumuló en campos de concentración, los repartió en fortalezas y prisiones, los mantuvo amontonados en las regiones africanas, junto al Sahara.

         El gobierno de Chile había cambiado. Los mismos avatares del pueblo español habían robustecido las fuerzas populares chilenas y ahora teníamos un gobierno progresista.

         Ese gobierno del Frente Popular de Chile decidió enviarme a Francia a cumplir la más noble misión que he ejercido en mi vida: la de sacar españoles de sus prisiones y enviarlos a mi patria.

Pablo Neruda, Confieso que he vivido. Memorias.

Ante mi vista y bajo mi dirección, el navío debía llenarse con dos mil hombres y mujeres. Venían de campos de concentración, de inhóspitas regiones, del desierto, del África. Venían de la angustia, de la derrota y este barco debía llenarse con ellos para traerlos a las costas de Chile, a mi propio mundo que los acogía.

Pablo Neruda, El Winnipeg y otros poemas.

 

… y el triste honor ensangrentado / con los pies rotos, / entre polvo y piedra, / por el duro camino catalán / bajo las últimas balas / caminando / ay! hermanos valientes, al destierro!

Pablo Neruda, “El fuego cruel”, Memorial de Isla Negra.

 

 

… Se acostumbró el dolor a la paciencia, / zozobró la esperanza en el destierro, /  se desgranó la espiga de españoles / en Caracas espléndida, en Santiago, en Veracruz, en las arenas / de Uruguay generoso.

Pablo Neruda, “Mucho tiempo transcurre”, Memorial de Isla Negra.

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