Por Darío Oses
La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA realizó operaciones encubiertas para evitar que Neruda ganara el Premio Nobel en 1963, como parte de un vasto programa de acciones en el frente de la cultura.
De esta manera se escribió un nuevo capítulo del anti nerudismo, esta vez inducido, financiado y manejado por el servicio de espionaje más poderoso del mundo.
En los veinte años que comprende la historia del Premio Nobel de Pablo Neruda, el episodio más oscuro e infame fue el que protagonizó la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA, sirviéndose del poderoso aparato de personas y organismos a los que financiaba generosamente.
Como el mismo poeta lo señaló en sus memorias, en 1963 «las radios dijeron y repitieron varias veces que mi nombre se discutía firmemente en Estocolmo y que yo era el más probable vencedor entre los candidatos al Premio Nobel».
Efectivamente fue así. Los nombres de los finalistas se mantienen en estricto secreto, por 50 años. Por eso recién hoy sabemos que después de considerar los antecedentes de 80 candidatos, el Comité de los Premios Nobel de Literatura propuso seis nombres, de los que salieron los tres finalistas: Neruda, el poeta W.H. Auden, y el poeta griego Giorgio Seferis.
Aun cuando, como hemos dicho, las deliberaciones del Comité del Nobel se mantenían en estricto secreto, la CIA se enteró de que Neruda tenía muchas posibilidades de ganar, y se movilizó para evitarlo.
¿Quién paga la música?
Fue un modesto periodista del diario El Siglo, Luis Alberto Mansilla, quien alertó muy tempranamente sobre esta situación. El 15 de diciembre de 1963 publicó una crónica titulada «Intriga internacional le arrebató el Premio Nobel / Una gran conspiración contra Pablo Neruda».
El profesor Hernán Loyola hace notar que: «el enfoque de la crónica de Mansilla, que en esos años pudo ser leída en clave de Guerra Fría ( vale decir, con las reservas que podía generar un texto publicado en un diario comunista como era El Siglo )» fue confirmado, 36 años después por la escritora inglesa Frances Stonor Saunders y la desclasificación de documentos secretos del gobierno norteamericano.
La investigación de Stonor Saunders se publicó en el libro Who pay the Piper? The CIA and the Cultural Cold War. Su título parece aludir a un dicho popular: «El que paga la música baila con la niña» Aquí la autora se pregunta quién pagó esa música con la que bailaron bajo el paraguas financiero de la CIA muchas publicaciones, revistas literarias, ciclos de conferencias, conciertos, congresos, exposiciones e intelectuales. Porque la operación contra Neruda fue solo un episodio del programa desarrollado por la Agencia, para defender los intereses imperialistas en el frente cultural.
La CIA incluso propició, en forma encubierta, a ciertas tendencias de la plástica, como la pintura abstracta expresionista, para contrarrestar a la estética figurativa, realista y de denuncia social, que proliferaba especialmente en los países socialistas y en América latina.
Entre todas las operaciones en este frente están las campañas encubiertas de desprestigio y de calumnias, para que ciertos escritores y artistas no recibieran reconocimientos importantes como el Premio Nobel.
Frente a la sordidez y a la miseria…
Dentro de esta línea la operación contra Neruda fue la más importante. En ella participaron personajes como el uruguayo Ricardo Paseyro, que había hecho del anti nerudismo una cruzada personal. Paseyro publicó en la revista Combat, de París, el 21 de octubre de 1963, una carta abierta a la Academia Sueca.
Juan Manuel García Ramos, glosando a Frances Stonor Saunders, señala que:
«A principios de 1963, se lanzó una campaña de rumores contra Neruda.
Teniendo el máximo cuidado de ocultar la intervención del Congreso.»( Se refiere al llamado Congreso por la Libertad Cultural, una de las organizaciones propiciadas por la CIA.)
El poeta nunca hizo alusión a estas maniobras. Solo escribió un hermoso texto sobre la magnífica floración de la primavera que ocurría en en el litoral de Isla Negra, ientras en Estocolmo se deliberaba sobre el Premio Nobel. Como hace notar Hernán Loyola, esta fue su respuesta poética“a la sordidez y miseria de la operación actuada en su contra en aquel año de 1 963.”
Neruda perdió una batalla, pero no la guerra. García Ramos afirma que su obra «era demasiado inmensa como para quedar clasificada bajo el escueto rótulo dictado por un servicio de inteligencia».
Seferis uno de los grandes exponentes de la poesía neogriega ganó el Premio Nobel de 1963. Al año siguiente le fue otorgado a Jean- Paul Sartre, quien se negó a aceptarlo y declaró que Neruda era quien lo merecía.
Pocos años después de la operación de 1963, cundieron las protestas multitudinarias contra la guerra de Vietnam. Muchos de los intelectuales y artistas cooptados por la CIA, se distanciaron manifestando su indignación sincera o fingida por haberse visto involucrados en los proyectos y operaciones de la Agencia.
En 1971 finalmente Neruda recibió el Premio Nobel.
Esta historia muestra, entre otras cosas, que el manejo programado de las fake news es una práctica asociada desde siempre al manejo sucio del poder. Ya lo decía Goebbels: «Mientan, mientan que algo ( y a veces mucho) queda».
Finalmente, el encontrar a Ricardo Paseyro, un delirante enemigo de Neruda, involucrado en esta campaña orquestada por la CIA para denigrar al poeta y contener su potencial de enemigo político, puede entregar una perspectiva nueva para examinar algunos aspectos del anti nerudismo.