Por Tamym
Las obras de Caiozzama forman parte protagonista de la revuelta en las calles desde el comienzo del estallido social. Comprometido con la contingencia, murales como el perro Negro Matapaco alado, la Buda de la Eco Constitución, entre muchas otras, llaman la atención de miles de transeúntes que las contemplan en la fachada del GAM o por Plaza de la Dignidad. Conversamos con este artista chileno, quien reflexiona sobre una nueva forma de hacer arte en Chile que vino para quedarse.
—Tu arte ha sido uno de los grandes referentes artísticos de la revuelta social. Has sabido mezclar la contingencia política, el descontento y las demandas ciudadanas en obras directas y de gran impacto, al alcance de todos. Cuéntanos cómo fue tu proceso artístico para llegar a desarrollar el arte que ahora realizas.
—Yo soy fotógrafo periodístico. Trabajé muchos años en prensa y el año 2010 decidí irme de viaje, permaneciendo fuera cuatro años. En ese tiempo viví en China, en República Dominicana, en Inglaterra. Viaje por Haití, por Asia, por Europa. Vi muchas cosas y siempre mi idea fue poder hacer reportajes y mostrar un poco las injusticias y todo lo malo de este mundo desde la fotografía. En ese mismo viaje me hice muy fan del street art, como mero espectador. Coleccionaba street art con mis fotos, cosas así. Hasta que en París me di cuenta de esto del papel: vi mucho el tema del paste up. Fue así como me quedó dando vueltas la idea de incorporar mis fotografías en la calle. Finalmente, regresé en 2014 a Chile y un día de abril me animé y salí a la calle a hacer mis primeras intervenciones. Todas muy chiquitas, sin mucho mensaje, sin mucha crítica, cosas más divertidas. Muchos videojuegos, mucho superhéroe. Y así, sin darme cuenta, siete años después, ese arte callejero se transformó en mi trabajo. Lo que saqué limpio de todo este aprendizaje fue que, finalmente, esas ganas que tenía de denuncia, de contar algo con la fotografía, lo pude realizar con mis murales en la actualidad.
—Durante toda la revuela social chilena el arte se ha tomado las calles y los centros de las ciudades.
¿Cómo vinculas el arte con los procesos políticos?
—El arte y la política yo creo siempre han estado vinculados. Mucho arte nace desde la política, desde la crítica, desde la injusticia. Creo que es algo que ya estaba, no creo que sea algo nuevo aquí en Chile. Quizá no estaba en los puntos donde uno los ve hoy en día. No estaba el arte “aquí”. Digo aquí porque vivo acá en la Plaza de la Dignidad. Aquí estaba todo muy limpio, era una cosa muy falsa, por decirlo de alguna manera. En cambio, si te ibas a la periferia o a La Victoria o a Villa Francia, La Legua, etc., tú te encontrabas con arte bien político, con muchos grafitis contando un lo que pasaba. Pero como esta ciudad (Santiago) está hecha de una manera muy neoliberal, de forma que los ricos nunca se topen con los pobres, pero sí los pobres con los ricos, porque ellos tienen que ir a trabajar a sus barrios, la cosa pasaba piola. Hoy en día te encuentras ese arte en todas partes, lo ves. La Plaza de la Dignidad es un punto súper neurálgico de la ciudad, es uno de los pocos puntos donde todavía tú puedes encontrar todo tipo de gente, entonces creo que esa es la gran diferencia. Obviamente, todo ese malestar que siempre ha estado en la periferia y en otros lados, hecho en las murallas, hoy en día está acá: todas esas quejas, todas esas injusticias, se vinieron a las murallas de los centros de las ciudades grandes: Antofagasta, Concepción, por dar unos ejemplos. Creo que eso es lo que está pasando hoy en día, hay mucho arte, mucha performance, mucho papel, mucho grafiti, mucha pintura en los centros donde antes no había. Y también mucha gente que nunca había hecho nada, quizá en las calles, en nuestras calles, encontró un lugar para hacer arte ahora.
Hemos visto que la gente se ha tomado las calles para hacer arte. ¿Cómo ves ese proceso de empoderamiento ciudadano, donde el arte salió de los salones y museos para transformarse en un arte nacido de la misma gente?
Lo he visto mucho. Me pasa bastante que me escriben y me preguntan qué papel ocupo, dónde imprimo, qué pegamento uso. Muchos de los artistas que están ahora produciendo, que quizá pintaban solamente, se volcaron también al papel porque es más rápido, más fácil, y es cosa de sacarle una foto buena a tu cuadro y transformarlo en papel e ir a pegarlo. Este proceso, además, lo puedes repetir varias veces. Fue así como mucha gente se animó. Y nada, me encanta. Me encanta que la gente se anime con cualquiera de las herramientas que existen hoy en día. Tú acá te puedes encontrar con todo tipo de técnicas y también todo tipo de mensajes, o sea, desde letreros denunciando abusos hasta pidiendo la renuncia de Piñera o de los ministros, que ya han pasado tantos que sería largo nombrarlos. Creo que es un empoderamiento que se produjo desde el 18/10 en delante y se va a quedar. Creo que la única manera de acallar esto, de que verdaderamente no haya más revuelta artística, sería que las cosas cambiaran y que finalmente no tuviéramos nada del por qué reclamar, pero dudo que suceda eso en mucho tiempo.
—Tus obras se han hecho muy conocidas, mucha gente se toma fotos, las comparte y realmente han sido protagonistas de la revuelta. ¿Cuál de todas tus obras sientes que ha tenido más impacto y cuál es la que más te gusta? Por último, cuéntanos algo sobre tus proyectos futuros.
—La que ha tenido más impacto, creo yo, porque la re-postean mucho, porque me escriben y le sacan muchas fotos, fue la de Jesús que dice “no los perdones porque saben perfecto lo que hacen”, con los pacos a los lados. Es una obra que conlleva el tema de los derechos humanos. Creo que esa es la que más impacto tuvo. También, la del Matapaco con la constitución quemándose y el angelito que la tiene en la mano. Esas yo creo que son las que más generaron impacto. El ángel de la nueva constitución yo lo hice el 23 de octubre de 2019, cinco días después de que empezó la revuelta, en una época donde todavía no se hablaba mucho de cambiar la constitución. No, al menos, como el plan fijo en que se transformó después. En lo personal, a mi me gustan todas, o sea, no hay ninguna que no me guste. No tengo una favorita. Respecto a los nuevos proyectos, yo funciono mucho con la contingencia, entonces creo que es cosa de esperar lo que la contingencia vaya hablando; eso me va dando la pauta para seguir creando.