El nicaragüense obtuvo el galardón más importante que concede Chile a los poetas iberoamericanos en el año 2009. Por decisión unánime del jurado, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda recayó sobre el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, conocido en todo el continente por sus “epigramas”, según el anuncio hecho al mediodía del 9 de abril en la Casa-Museo La Chascona, sede de la Fundación Pablo Neruda, patrocinadora oficial de este premio que entrega el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, a través del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. De acuerdo al acta de nominación, el galardón fue concedido a Cardenal en atención “al logro de remozar la tradición occidental clásica aplicándola a la actualidad contemporánea, su interés y preocupación permanente por los pueblos originarios de este continente y por su compromiso político”, entre otros puntos. Al premiarlo “se rinde homenaje a una obra plena, de muchos registros y a un país que puede enorgullecerse, como Chile, de sustentarse y perdurar gracias a la voz de sus poetas, que traspasan la historia y ofrecen un rostro nuevo a los nuevos lectores de cada día”, explica el documento. En esta ocasión el jurado estuvo integrado por los chilenos Carmen Berenguer (Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2008) y Oscar Hahn; por los poetas y ensayistas Jorge Boccanera, argentino, y Juan Gustavo Cobo Borda, colombiano; y Selena Millares, académica de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
“La literatura debe prestar un servicio. Debe estar -como todo lo demás en el universo- al servicio del hombre. Por lo mismo, la poesía también debe ser política. Aunque no propaganda política, sino poesía política”, dice Ernesto Cardenal.
El poeta, sacerdote y revolucionario nicaragüense recibió el 2009, de manos de la Presidenta Michelle Bachelet, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2009.
El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, creado en el año 2004, en el marco de las celebraciones del centenario del natalicio del Premio Nobel chileno se entrega anualmente a un poeta iberoamericano cuyo proyecto escritural de cuenta de una dimensión universal y que propicie y “contribuya al diálogo cultural entre los pueblos”.
El autor de Epigramas y Homenaje a los indios americanos se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de México y en 1948 realizó estudios de Literatura Norteamericana en la Universidad de Columbia. De regreso en Nicaragua desarrolló una vasta actividad cultural como poeta y escultor, participando además en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza. En el año 1957 ingresó al Monasterio Our Lady of Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos; dos años después al Monasterio Benedictino de Cuernavaca, México, y posteriormente al Seminario de La Ceja en Antioquia, Colombia, para ordenarse finalmente como sacerdote, en Managua, en 1965. Nominado al Nobel de Literatura, ministro de Cultura del Régimen Sandinista, increpado severamente por Juan Pablo II por propagar doctrinas apóstatas, el nicaragüense ha tenido también gran influencia en escritores nacionales tal como Jaime Quezada, quien realizó una antología del poeta y trabajó con él, a principios de la década del 70, en el archipiélago de Solentiname, donde Cardenal fundó una comunidad cristiana.
Oración por Marilyn Monroe de Ernesto Cardenal