Por Fernando Sáez García
Los fanáticos de Raymond Carver, leen, releen, prestan y pierden sus libros. Comentan con entusiasmo algún cuento –por ejemplo ese inolvidable «Quién quiera que hubiera dormido en esa cama»– y no pueden acordarse en cuál de los cinco libros podría estar. Por eso, esta gran idea editorial de reunir en un solo tomo, de más de setecientas páginas, todos los relatos de Carver, incluso aquellos encontrados después de su muerte, se celebra como un acontecimiento que evitará confusiones y olvidos.
(Anagrama, Barcelona, 2016)