Por Fernando Sáez García
Las muchas maneras de abordar una historia, un relato, es quizás una de las mejores condiciones de la literatura, la amplitud de opciones provoca también sus mayores dificultades. Por eso, cuando se descubre un libro como este, breve, inteligente, conciso, que al mismo tiempo desentraña y ofrece personajes, un mundo completo y reflexiones y procedimientos narrativos que quedan dando vueltas en la cabeza, se confirma el verdadero placer de la lectura y es imposible no admirar la capacidad y certezas de una verdadera escritora.
(Eterna Cadencia, Buenos Aires, 2016)