De la colección de libros de la Biblioteca de Poesía Chilena Pablo Neruda de La Sebastiana, destacamos el libro Proyecto de obras completas (1984) de Rodrigo Lira.
Por Andrés Urzúa de la Sotta
Es difícil abordar la escritura de Rodrigo Lira sin caer en el mito que proyecta su figura. Los problemas psiquiátricos y el desenlace fatal del poeta, quien se suicidó el día de su cumpleaños número 32, muchas veces opacan la densidad de su obra literaria. Pero sus textos son de una experimentación y de una fuerza desbordante. Rebasan por mucho los límites de la biografía personal para situarse como una de las escrituras más radicales del período.
Publicado de manera póstuma en 1984, Proyecto de obras completas es un libro de un experimentalismo cabal. Sus textos, además de estar cargados de referencias intertextuales que suelen aludir a la tradición poética chilena, muchas veces a Huidobro, a Parra y a Lihn, proponen una serie de quiebres formales y de ejercicios con los formatos textuales. El verso y la palabra se quiebran de un modo concreto en la escritura de Lira, generalmente por medio de encabalgamientos insólitos o de significantes partidos en dos. Se quiebran insinuando el vacío que merodea el discurso y la palabra poética en general, pero también se vuelven un espacio sincrético, donde los idiomas y el discurrir del lenguaje se encuentran en un flujo alucinante y feroz, el que a menudo se convierte en parodia o incluso en una suerte de autoparodia, burlándose de la soledad del poeta y de la vida misma del autor. Y también resignificando formatos establecidos, como el currículum vitae, el comunicado público y los textos de los avisos económicos de los periódicos, entre otros.
‹‹Si el objeto de la poesía no fuera el de consolarnos y hacernos soñar, sino el de desconsolarnos, manteniéndonos desvelados, Rodrigo Lira tendría el lugar que le reservamos en el Olimpo subterráneo de la poesía chilena, antes que en el escenario de la reconciliación››. Esto Enrique Lihn en la primera edición de Proyecto de obras completas. Lo dice en el prólogo, casi a la manera de un mea culpa. De hecho, el texto comienza así: ‹‹No se puede hablar impersonalmente de nadie. El recuerdo que tengo de Rodrigo Lira me disgusta conmigo mismo. Era alguien que ponía a prueba la capacidad para desestabilizar los códigos de comportamiento en la relación interpersonal››. Y creo que lo mismo ocurre con su poesía: tiende a la desestabilización de la tradición. A elegir el desconsuelo y la pesadilla en vez de la caricia y la fotografía onírica. A irritar a los poetas grandes y a la poesía en general. A entender lo insignificante del gesto poético. A servir como una autocrítica punzante y radicalmente desacralizadora de la experiencia poética.
***
Puedes descargar el libro completo en el siguiente enlace
Puedes acceder al sitio de Memoria Chilena sobre el poeta, donde encontrarás documentos, imágenes y una serie de archivos relacionados con la obra del autor aquí