De la colección de la Biblioteca de Poesía Chilena Pablo Neruda de La Sebastiana, destacamos el libro Temporal (Ediciones UDP, 2014) de Nicanor Parra.
Por Andrés Urzúa de la Sotta
Si algo caracteriza a una parte considerable de las escrituras poéticas actuales y de los libros que se vienen publicando en Chile en los últimos años, es el carácter documental de los mismos. Y por «documental» no quiero entender otra cosa que textos y obras que trabajan sobre la base de un ejercicio de documentación de la realidad. Libros que se abastecen de la prensa, que establecen puentes con el discurso histórico, que se alimentan y apropian de las ciencias sociales y del lenguaje científico, que trabajan con archivos visuales y textuales de las más diversas procedencias. Que conciben la poesía ya no como un discurso lírico o como la fotografía de imágenes oníricas, sino como una forma de investigación y de indagación en la realidad, la que implica el trabajo con fuentes y referencias concretas, las que incluso llegan a ser reproducidas, sin mayores cambios, al interior de los libros. Pienso, por ejemplo, en títulos como Antuco de Cardani Parra y Soto Román, Teoría del ojo de Rolando Martínez, Retratos hablados de Luz Sciolla, Documental de Jaime Pinos, 11 de Carlos Soto Román, Isla Riesco de Mariana Camelio, Colonos de Leonardo Sanhueza, El museo de la bruma de Galo Ghigliotto y en los libros de Gloria Dünkler, entre muchos otros.
En este contexto, creo que Temporal de Nicanor Parra es una referencia ineludible. Escrito en 1987, año de un fuerte temporal en Chile, fue publicado recién en 2014 por Ediciones UDP. Tal como advierte en una entrevista Adán Méndez, el editor del libro, el manuscrito estuvo extraviado por más de 20 años y el hallazgo fue un completo accidente: «El 2006 estuve en Barcelona, y conversando con René de Costa me contó que existían esas conversaciones grabadas en Chicago: una docena de casetes. Nos aleonamos mutuamente con transcribirlas. Pero el asunto demoró bastante, tenía que ubicar los casetes en Chicago y mandármelos, creo que llegaron un par de años después. En medio de la transcripción, resultó que en uno de los casetes Parra leía el poema completo. Ahí estaba».
Más allá de la anécdota del extravío del texto, que a su vez recuerda la desaparición en Isla Negra del manuscrito original de Poemas y antipoemas que relató varias veces el propio Nicanor Parra, Temporal puede ser leído como un libro «documental» debido a al menos dos criterios evidentes. Por una parte, porque se abastece directamente de la prensa de la época, sobre todo de las noticias que circularon durante 1987 relacionadas con el temporal que azotó al país. Y por otra, por articular un ejercicio de documentación de la realidad coyuntural del período. El solo inicio del libro marca el tono informativo que impera en el texto, el que además de recordar las transmisiones radiales en tiempos de catástrofes climáticas, sugiere un crudo diagnóstico acerca de la realidad social del país: «El invierno de 1987 /Es el más crudo de la historia de Chile /Según informa de última hora /280 milímetros en menos de una semana /Vientos huracanados /A más de 100 kilómetros por hora /Árboles arrancados de raíz /Innumerables familias sin techo /La carretera panamericana /Interrumpida en cuatro o cinco puntos /Y cantidad de víctimas fatales» («Inundaciones», p. 7).
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Puedes leer una selección de cuatro poemas del libro en el siguiente enlace:
https://akantilado.wordpress.com/2014/09/05/temporal-poemas-de-nicanor-parra/