«Proyecto para hacer un libro» de Guillermo Deisler

Por Jaime Pinos

Nicanor Parra, Juan Luis Martínez y Gonzalo Millán, entre varios otros, conforman una constelación de poetas chilenos que desplazaron o expandieron su escritura desde la palabra a la visualidad. Guillermo Deisler está en el centro de esa constelación. Su trabajo se inició a principios de los años sesenta con las míticas Ediciones Mimbre que, desde Antofagasta, generaron un amplio circuito internacional de colaboración e intercambio. Ese trabajo se verá violentamente interrumpido por el Golpe de estado que va a costarle a Deisler la cárcel y su salida forzada del país. Desde el exilio, sin embargo, retoma una incansable labor creativa y editorial que desarrollará hasta su muerte en Alemania el año 1995.

Fechado originalmente en mayo de 1973, Poesía visual: Proyecto para hacer un libro es el último trabajo de Guillermo Deisler antes de salir al exilio. Reeditado en 2020 por Naranja Ediciones, en él se conjugan dos aspectos fundamentales de una poética que recorre toda su obra.

El primer aspecto es la conciencia de la materialidad del libro. La exploración de sus posibilidades como objeto entendido ya no como mero soporte sino como parte de su textualidad y potencial de significación. En este caso, se trata de una carpeta con folios que integran pliegues, cortes y otros materiales como papeles de color, cartuchos, corchetes y cordeles. Esta carpeta propone al lector una relación activa con el libro. Una relación donde, como se dice en el texto incluido al inicio: El «libro» se destinará a ser realizado por el mismo lector en una sucesión de rupturas con el sistema (el libro) hasta su completa destrucción con el término de la “lectura”. Las comillas indican claramente la intención de redefinir los términos convencionales de la relación libro/lector proponiéndole a este último una experiencia de complicidad y coautoría.

Arranque! Rasgue! Desate! Tire! Juegue! Estas instrucciones u órdenes que instan al lector a realizar una serie de operaciones, definen un trayecto que da al libro un valor de uso, que plantea la lectura como un quehacer práctico antes que intelectual. Estas órdenes tienen también otro sentido: Diariamente usted es conducido a realizar acciones más estúpidas que éstas. Muchas de las cuales sin que tenga una conciencia clara de que es manipulado por los medios que le crean necesidades y aspiraciones que usted no tiene ni desea. Se trata de revelar los automatismos que a menudo dominan nuestra vida cotidiana. La obediencia inconsciente al programa que, desde la educación más temprana, nos ha introyectado la sociedad de consumo y la cultura espectacular. A contrapelo de ese sentido común autoritario, se trata de crear con la acción «otras condiciones» de ser usted mismo y no dejar un simple certificado de existencia sino invertir el tiempo y estas circunstancias que ocultan la real situación social en la cual usted está inmerso.

Archivo Guillermo Deisler:

https://guillermodeisler.cl/