Noviembre 7, 2024

«El registro de un hito»: Entrevista con Rodrigo Vega y Marcelo Velmar

Entrevista con Rodrigo Vega y Marcelo Velmar, autores del libro In Extremis, del sello Glück Libros

 

«El Arte registrado en In Extremis, se presenta como una mirada personal de la historia, de esa historia que quiere contar Rodrigo Vega de manera armada y como un todo, para luego fragmentar a propósito las imágenes e invitar a los lectores a sumergirse en los detalles de las obras y en los versos grafitis de su amigo-poeta Marcelo Velmar.

Estas fotografías del Arte de la Revolución, del nuevo Arte Público cuestionan de cierta manera la producción elitista generada hasta el 18 de octubre, y reafirma esta nueva manera de lucha, en donde el Arte fue acompañando día a día a la revuelta.

La consigna de mi época era que “Cuando el mundo está canalla el papel es la muralla”, en esta Revolución que nos ha tocado vivir, este muro no solo fue el papel, pasó a ser una especie de imprenta de la gente y un gran museo abierto, interviniendo con cientos de técnicas artísticas y que, de manera asertiva, espontánea y viva, Rodrigo Vega ha querido reflejar y registrar en este libro como testimonio histórico de esta revuelta ciudadana».

Alex Chellew

 

 

Rodrigo, cuéntame qué te motivó a realizar este proyecto. 

-Fue una mezcla de sensaciones que me llevaron a tomar la decisión de publicar y materializar este proyecto. La primera razón, fue lograr un registro histórico de una manifestación social propiamente tal, que se plasma en el espacio público como soporte del arte ejecutado no sólo por artistas, sino también por ciudadanos.

Por otra parte, otra motivación fue poder plasmar un ejercicio de deconstrucción de una obra plástica en fragmentos y visualizar a esos fragmentos como una obra particular.

 

-¿Cuál crees que es la importancia de resguardar el patrimonio gráfico del alzamiento popular en un libro?

-No es casual que haya decidido «publicar» en un libro estas obras del espacio público de nuestra ciudad. Perfectamente podría haber sido virtual, pero tal como las propias obras registradas, sin duda este tipo de iniciativas «libro», se transformarán en patrimonio gráfico de una época.

El contexto histórico, social y cultural en el que surgen estas obras públicas serán parte del patrimonio gráfico del país y el resguardo de este patrimonio, como tantos otros, nos hacen más partícipes de nuestra realidad, son manifestaciones identitarias y abren espacios de reflexión de lo que somos.

 

-Marcelo, ¿cómo es que aparece tu participación en este proyecto?

-Todo parte desde la amistad y el amor por las artes en todas sus manifestaciones. Con Rodrigo somos amigos hace muchos años y nos conocimos precisamente trabajando por la pretensión de un país diferente, más igualitario, más humano, desde el Programa Servicio País. De hecho, dirigimos un proyecto FONDART en la remota comuna de Lumaco, un Festival de las Artes para la comuna, que duró un mes completo. Rodrigo es amante de la fotografía y me contó que tenía en mente la producción de un libro de imágenes del “Estallido”.  Y me invitó a escribir algunos versos al respecto, para acompañar las imágenes que él registró y trabajó artísticamente para la edición de In Extremis.

 

-¿Cuéntame cómo fue el proceso de escritura para este libro?

-Lo primero fue revisar todas las imágenes, en el orden que las dispuso Rodrigo para el libro. Y la idea fue escribir poemas breves, con pertinencia a las imágenes y al contexto de lo ocurrido en aquellos agitados días en la historia de nuestro país. Para mí fue un regalo, porque viví muy de cerca aquellos sucesos… fui todos los viernes a Plaza Dignidad hasta la pandemia… era una energía increíble, una película en colores, olores y dolores reales. Por lo tanto, la invitación a ser parte de esta publicación fue providencial, acompañé a mi amigo Rodrigo en el mismo sentir, el mismo deseo de comunicar aquello.

 

-Vimos cómo el GAM se transformó en un museo público o al aire libre, qué opinan sobre el hecho que se borraron esos registros (aunque sabemos que GAM tomó registro de las obras)

– [Rodrigo] Parte del sentido del libro es abrir la discusión respecto del arte público, del sentido de la libertad de expresión, de la ciudad como contenedor de manifestaciones artísticas y sociales. En particular y en un espacio reconocido (como el GAM) por albergar manifestaciones artísticas varias, me parece que el hecho de borrarlos es una mala señal y a su vez, una muestra de ignorancia, temor y autoritarismo.

[Marcelo] Sin duda es un acto violento en su ejecución, en su significado de querer “borrar” evidencia de un país que se despierta, que se revela, que quiere mostrar al mundo el patio trasero de las injusticias, de la pobreza, de la desigualdad, en fin, de mil hechos y realidades nacionales que se ocultan, que se niegan, que son dejadas bajo la alfombra de nuestra historia nacional. Esa es mi sensación… borremos todo, que no quede registro de la revuelta. Pero ahí están los jóvenes, los marchantes, los artistas, los músicos, los poetas, los gráficos, los grafiteros, todo el mundo consciente de la realidad vivida, para resistir, para no dejar que el olvido fagocite la chispa del despertar, a nuevos escenarios posibles.

-El arte en todas sus expresiones estuvo presente durante las protestas desde octubre de 2019. ¿Cuál es su visión sobre esto? 

-[Rodrigo] Refuerza a mi manera de ver, una de las cualidades más importantes que tiene el arte, que es ser un lente, prisma o mirada de la realidad con otros códigos y lenguajes. La manifestación artística del movimiento social, no es más que una forma artística, bella de interpretación de las protestas y demandas de la comunidad plasmadas en los muros y calles de nuestra ciudad.

[Marcelo] El arte es el habla de los pueblos, es la voz de los sin voz, la resistencia, o al menos debiera serlo, aunque eso se vio y se pudo sentir en esos días del estallido de 18 O en adelante. La efervescencia se tomó las calles, los colores, la música, los bailes, el canto de miles de personas, la música, las letras, la pintura, todo en un mismo escenario público, en un afán colectivo de enarbolar la memoria, la historia de los presentes, de los ausentes, de los mutilados. Por eso me emociona ser parte de este registro, de este aporte a la memoria nacional, el registro de un hito que ha marcado a fuego la historia de nuestro país.

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