Noviembre 7, 2024

“A veces al silencio, le temo” Entrevista a Yhonais Lemus

 

Por Ernesto González Barnert

 

Yhonais Lemus, es escritora venezolana (1988), profesora a nivel secundario y terciario de Castellano, Literatura y latín. Ha publicado La trascendencia de los insectos (2008), Hilos celestes (2013), Entre el rostro/rastro de Clarice Lispector (2018) Destellos Acuosos (2019) y Memorias de la piel (2020) Su poesía ha sido traducida al inglés, francés y alemán. Cursó una Maestría en Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar, institución de la que fue parte del equipo docente. Actualmente se encuentra residenciada en Buenos Aires y cursa una Maestría en Análisis del Discurso en La UBA.

 

 

–¿Cómo vives la pandemia en Argentina, como escritora nacida en Venezuela?

 

Me parece que todos, de alguna forma, estamos pasando por una situación que nos pone a prueba. La pandemia se vive como se puede; desde la incertidumbre ante no saber, a ciencia cierta, si se trata de un período o una forma de vida que llegó para quedarse y a la que debemos adaptarnos, esperemos que sea la primera. Trato de enfocarme en mis proyectos de escritura, de estar “a media rienda”, frase que rescata Hebe Uhart de Chéjov; con temple y serenidad.

 

–¿Qué le recordarías a los nuevos poetas? ¿Qué fue lo que te llevo crees tú a ser reconocida por sobre tus pares?

 

Que escribir bien es un proceso que toma su tiempo; es un trabajo de artesanía que se nutre de la práctica y, en nuestro caso, de la misma literatura o del arte en general. No podemos pasar por alto toda una tradición literaria que lleva siglos y de la que somos deudores, precisamente, venimos de allí, por eso la importancia de leer mucho, sobre todo, a esos autores que marcaron una diferencia dentro del canon occidental; allí está la fuente que puede nutrir todo proceso creativo.

 

En cuanto al reconocimiento nunca lo he buscado. Eso sí trato de hacer llegar mi voz poética porque creo que puede traducir o llenar ese silencio que guarda el que calla, o aquel que no tiene voz, y de ese modo conectar.

 

¿Cuáles son algunas de las grandes directrices de la escena venezolana en estos días a nivel conceptual, si existen a tu juicio?

 

En Venezuela siempre se están haciendo cosas a nivel conceptual muy interesante, es una lástima que no sea tan divulgados esos trabajos de investigación. Está por ejemplo la Fundación para la Cultura Urbana que se enfoca en los fenómenos culturales y realizan ciclos de entrevistas, tertulias, talleres con autores internacionales de primer nivel. También está el Celarg: Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos y contamos, además, con múltiples Centros de Investigaciones en ciencias sociales y humanidades de las universidades venezolanas que, más allá de las circunstancias adversas, mantienen, a mi juicio, un nivel que nada tiene que envidiar a otros países.

 

 

–¿Cómo ha sido la experiencia de publicar en Buenos Aires, Argentina?

 

Publicar con Halley ediciones ha sido gratificante en parte porque comparto el catálogo con autoras que admiro como Valeria Verona, Verónica Boletta, Marcela Meroni, entre otras, para mí es toda una alegría ser parte de la editorial que considero una familia dado los lazos y el compañerismo. Además, toda una experiencia poner mis escritos en manos de Mariana Kruk a quién agradezco el interés, la confianza y el lujo de su amistad, poeta a la quiero y admiro sin medida.

 

 

–¿Qué poema tuyo leerías en una sala de clases?

 

Ninguno, prefiero leer los escritos de esos autores que me generan algo como Anne Carson, Sharon Olds o Sylvia Plath.

 

 

–¿Qué libros, arte, música le estás hincando el diente esta temporada?

 

He estado releyendo Ulises de James Joyce y cuentos de autores de habla inglesa McCullers, Chandler, Hemingway, John O’Hara.

 

 

–¿Un verso o frase llevas como un mantra dentro de ti en estos días aciagos?

 

“Somos el anti gris” de una banda venezolana que se llama Los colores

 

 

–¿Cómo resumirías tu arte poética?

 

Pretendo capturar en mi poesía eso que llamaba Erza Pound “detalles luminosos” de lo cotidiano, yo le agregaría oscuro “detalles luminosos y oscuros” de la vida.

 

 

–¿Qué poetas o escritores nos recomiendas leer de Venezuela, clásicos, actuales?

 

Puedo recomendar una lista amplia de autores con trabajos de gran calidad entre ellos Eugenio Montejo, Armando Rojas Guardia, Miyó Vestrini, Hanny Ossott, María Auxiliadora Álvarez, Luz Machado, Rafael Cadenas, Yolanda Pantin; quizás estos sean autores ya consagrados del canon literario venezolano. Ahora me gustaría recomendar poetas de una generación más recientes como Adalber Salas, Cristina Gálvez, Alejandro Castro, Luis Manuel Pimentel, Jairo Rojas Rojas, Víctor Manuel Pinto, eso por nombrar algunos.

 

 

–¿Un libro que nunca has podido terminar de leer?

 

Terra Nostra de Carlos Fuentes, me parece un libro muy complejo con múltiples juegos intertextual que parte de la historia del colonialismo latinoamericano. Hay en la novela una cosmovisión que requiere de mucha atención.

 

 

–¿Un libro que te hubiese encantado escribir?

 

Agua viva de Clarice Lispector

 

 

–¿Qué viene a tu mente cuando piensas en “poesía chilena”?

 

La lucidez de Vicente Huidobro, la antipoesía de Nicanor Parra, la lucha política de Raúl Zurita, la sensibilidad de Gabriela Mistral, la sinceridad de Enrique Lihn y siempre la música de Violeta Parra.

 

 

–¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?

 

La poesía de Neruda fue una buena compañera durante mi adolescencia, tengo ahora un fuerte interés por su narrativa, confieso que no la he leído.

 

 

–¿A qué le temes?

 

A veces al silencio, le temo.

 

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