Límite
He aquí un simple tubo rojo o la baranda junto al mar. A tus espaldas el camino suave, limpio por la brisa de los vehículos; más atrás el sendero, la cortina de los árboles oscuros, la última guardia de flores, quizás la vida.
He aquí el límite. A tu frente el desorden, la libertad del viento, la línea azul -que aún no es línea-, el agua que trepa y salpica cada vez en forma diferente. Se puede pasar tardes contemplando el escurrir siempre distinto de la espuma por las rocas.
Frente a ti, el mar.
Silencio
Sin llamarte, sin grito claro viniste a mí. Haciendo coincidir los ojos me dejaste ver el paisaje que buscaba: indudable asombro y plenitud en esa hora, junto al lago y al boscaje: cambiante iris, pelo rojo.
Sin llamarte fue este encuentro e igual fue tu huida, sin un grito, una palabra; era mañana o noche cuando empezó el regreso y alzando un dedo borraste los dibujos y las decisiones violentas de tu pelo.
De Concreto Azul
Novedades
Absolutamente tranquilo. Tan tranquilo como en la cara oculta de la luna. Han vuelto a renacer viejas costumbres: maleza barrida por el viento. Han llegado con remozados vendajes, con mantos luminosos, con flores de la abuela. Han girado -quién lo creería- como trompos, contorneándose, mostrando sus fósiles, bulas, ordenanzas.
Algunas vacas, ciertos reptiles y pájaros de mal agüero han levantado cabeza. Es un desfile de muertos. Una exposición de esqueletos temblando sobre andamios.
Aparte de la novedad, el resto normal y tranquilo. Tan tranquilo y en paz como en el antiguo cementerio.
El silencio
El silencio, el carrete gigante, las páginas se encuentran aquí, en un rincón de la cabeza y es de noche. ¿Ratones o juguetes?
A través del recuerdo vuelven vidas, miedos, esperanzas, y el mismo viento viejo que sopla otra vez guía la mano que va tatuando flores o alimañas.
Decir la verdad. Pero el pozo es blanco, húmedo, siempre en contraste, y estás solo, y no se puede pedir ayuda cuando el trabajo consiste en recuperar los huesos.
De Playa de Invierno
Allá estás bien
Allá estás bien, lejana; ahora debo completar el cuadro. Necesito de esta soledad para apreciar las rayas. Cada una es un recado, un alto, una posible palabra. El papel mural lleva paisajes generales. Los números son teléfonos, patentes, casas. En paréntesis hay estrellas y la luna se suspende entera sobre la plaza Bismarck. No puedo pintarlo todo. Todos los autos que pasaron. El sol, el mar, las nubes. Sí algunas puertas, descansos, estaciones. La lluvia y la tarde esperándonos desde kilómetros de distancia. Los pájaros. Tus piernas pálidas en invierno.
Y voy quedándome aquí, informe, en este mapa de recuerdos generales.
Hija
Todo cambió cuando te cortaron las trenzas. Desaparecieron las cintas y mis manos quedaron solas y ni el aire pudo ya detenerte. Otra música sonaba en tus oídos y otras luces cubrían el espejo. El tiempo ya no transcurría igual como sucede en los sueños.
Porque las flores viven camino de la luz, abrí brazos y puertas y te llevé por pasillos y jardines donde crecían colores nuevos en las hojas de los libros.
Te ofrecí el mismo sillón de mi tiempo -noche y cielo entre papeles- y recordé un poema viejo: cuando brillaba para mí un sol parecido al que ahora te llena los ojos.
Tal vez
Tal vez una mañana recién desembarcada se atreva con todas las ventanas a un tiempo y penetre por rejas, cortinas y plantas y acaricie el lomo del gato y avance por barandas, escaleras, cama dorada y siga las ondas y tejidos alrededor de islas y platos y fuentes cubiertos por pájaro niño y trepe la guarda y camine sobre cuerpos y hasta los párpados llegue la luz de la mañana o el doblez de este nuevo sol de sal y esperanza.
Valparaíso yace y se acoda en su ventana y mira su propio ojo iluminado.
De Día a Día
La noche
Noche, del latín nocte; éste del griego nyntos; y éste, a su vez, del sánscrito nakta. En alemán se dice nacht; en inglés, night; en italiano, notte; en portugués, noite; en francés, nuit; en catalán, nit; en walón, nute.
En Chile la noche es eterna.
De La Noche
ENNIO MOLTEDO (Viña del Mar, 1931-2012) Poeta y editor. Publicó los libros Cuidadores (Ed. Universitaria, Santiago,1959); Nunca (Ed. Universitaria, Santiago, 1962); Concreto Azul (Ed. Universitaria, Santiago, 1967; Ed. Gobierno Regional de Valparaíso, Valparaíso, 2001); Mi Tiempo (Ed. Universitarias de Valparaíso, 1980), Playa de Invierno (Meridiana Ed., Valparaíso, 1985); Día a día (Ed. Vertiente, Valparaíso, 1990); Regreso al Mar (libro compilatorio, Ed. Universitarias de Valparaíso, 1994); La Noche (Ed. Altazor, Viña del Mar, 1999); Obra Poética (Ed. del Chivato, Valparaíso, 2005); Neruda: Poeta del Cerro Florida (Ed. Universidad de Valparaíso, 2006); Emporio Noziglia (Ed. Altazor, Viña del Mar, 2010); Las cosas nuevas (Ed. Altazor, Viña del Mar, 2011). Recibió el Premio Municipal de Literatura de Valparaíso, el año 1994, y el Premio del Círculo de Críticos de la misma ciudad, el año 1997, y en 2004 fue acogido como miembro de la Academia Chilena de la Lengua. En 2006 publicó Neruda: poeta del Cerro Florida (Ed. Universidad de Valparaíso, Chile), libro en que da cuenta de su relación amistosa y de trabajo con Pablo Neruda, durante los años 60 -habiendo publicado en conjunto la antología 44 poetas rumanos (Ed. Losada, Buenos Aires, 1967). En 2007 Luis Andrés Figueroa publicó Café Invierno / Conversaciones con Ennio Moltedo (Ed. Vertiente, Viña del Mar).