Abril 23, 2024

Tres poetas premiados en el Concurso Juvenil de Poesía Pablo Neruda: Entrevistas a Eduardo Bustamante F.

 

 

Por Ernesto González Barnert

 

Una de las iniciativas centrales de la Fundación Pablo Neruda ha sido promocionar y apoyar los nuevos talentos poéticos desde 1988. Con ese fin, hemos dispuesto de un sinfín de actividades, eventos, encuentros, talleres, premios, etc. Desde hace 8 años creamos con el CONCURSO JUVENIL DE POESÍA PABLO NERUDA. Y que por razones obvias este año no podremos hacerlo en el contexto de pandemia y social que vive Chile y el mundo. Esperamos volver a la brevedad, apenas se den las condiciones, para retomar nuestra agenda de apoyo a los poetas.

Con la finalidad de promover, difundir y estimular la joven poesía nacional, la Fundación Pablo Neruda y la Fundación Democracia y Desarrollo, instauraron por el “Concurso Juvenil de Poesía Pablo Neruda”, para estudiantes secundarios de todo Chile. Este premio busca incentivar la poesía dentro del ámbito de la educación, apoyando la escritura de autores emergentes y fomentando la lectura de autores nacionales. También colaboran con este concurso el Instituto Nacional y el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile.

Un certamen con 11 premiados desde hace 8 años con un importante estímulo monetario, una biblioteca de poesía chilena y latinoamericana y diploma, además de un evento donde los nuevos poetas departen con su gente y con sus colegas.

Nuestro compromiso no se agota aquí, por consiguiente, siguiendo el espíritu nerudiano que nos animó, quisimos conversar con tres poetas que fueron destacados en dicho concurso y saber de su quehacer creativo y la visión que tienen de este Concurso para estudiante de todo Chile, independiente de su nacionalidad, de 1 a 4 medio de enseñanza media.

Los invitamos a saber del poeta Eduardo Bustamante Fernández

 

 

Eduardo Bustamante Fernández (Puente Alto, Chile, 1996). Escribe y dibuja. Licenciado en Literatura con Mención en Escritura de Guiones. Ha publicado reseñas y artículos en un par de sitios web chilenos y ha resultado finalista u obtenido menciones en algunos concursos literarios, como el II Concurso Literario Kimün del Cajón (2015) o el XIII Concurso Literario Gonzalo Rojas (2016). Participó en el I Festival de Poesía Joven La Chascona (2017) y en el Congreso Metropolitano de Estudiantes de Lengua y Literatura (2019). Fue antologado en el libro “Mi canto no termina. 5 años del Concurso Juvenil de Poesía Pablo Neruda” (Fundación Neruda, 2018) y ha expuesto con la galería virtual Aquí No Hay Arte (2020). Actualmente colabora con artículos para Japonistas Chile y Liberoamérica.

 

–¿Qué significa para ti escribir poesía?

 

Al principio, fue casi netamente un medio de expresión en el que me interesaba decir las cosas de otra manera, una que “deslumbrara” digamos, al que le ponía mucha pasión y poca reflexión (aunque sí harta imaginación). Luego fue tornándose un proceso más interno y lento, la búsqueda de un lenguaje en el que poder entenderme a mí mismo y al mundo para luego verter, de alguna forma, ese lenguaje hacia el exterior, y ahí sí empecé a preocuparme más por la forma, el sonido, el pensamiento subyacente. Me interesa comunicar algo no siempre claro ni unívoco, y que tampoco podría explicar con claridad.

 

–¿Qué significó para ti la participación en el Concurso Juvenil Pablo Neruda?

 

Fue importante porque hasta ese entonces, según recuerdo, solo dos personas habían leído lo que yo escribía, personas muy cercanas. Significó abrir mi escritura hacia “el mundo”, por así decirlo, y descubrir que allá afuera más gente podía llegar a valorar lo que yo escribía, y retroalimentarlo también. Conocí mucho además, porque el premio de la mención fueron varios libros de autores de los que solo me sonaba el nombre de Nicanor Parra o Gabriela Mistral, por ejemplo, pero tampoco les había leído con profundidad. Sin contar que en el jurado estaban Elvira Hernández o Manuel Silva Acevedo, a quienes tampoco conocía, lo que me llevó a interesarme por escritores vivos y luego por generaciones más jóvenes también. Y por último, originó un interés en tomarme más en serio la escritura y la lectura, y en el cómo me relaciono con el mundo a través de ellas.

 

–¿Cómo es tu relación con la obra nerudiana?

 

Actualmente no tengo una relación propiamente tal, pero fue importante en un principio, porque los primeros poemas que leí con verdadero interés fueron los de Todo el amor, una antología de Pablo Neruda. Partí escribiendo, en parte, poemas de amor, y en ese sentido fue un paralelo con lo que quería plasmar. Hay muchos poemas de ahí que aún me gustan, pero mediante leí otras cosas de su autoría paulatinamente dejó de interesarme.

 

–¿Un poema, verso, que te acompañe como mantra en estos días aciagos?

 

Muchos, mucha relectura en general, pero hace poco me marcó bastante un poema de Claudia Masin que se llama “Sentido perfecto”. Dejo los versos con que inicia, porque es medianamente extenso como para citarlo (además de que su sentido es muy unitario, se perdería un poco al fragmentarlo), pero vale la pena totalmente leerlo: “Entramos en el dolor como quien entra / en un paisaje hermoso: / de repente algo que no esperábamos / nos quita la respiración, nos hace detenernos / y mirar (…)”.

 

 

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