Noviembre 7, 2024

“[Neruda] es un mega dato de la realidad poética universal” Entrevista a Luis Correa-Díaz

 

 

Por Ernesto González Barnert

 

 

Dentro de la prodigiosa, decisiva y variada escena nacional, –no solo muerta para desgracia de algunos agoreros y gigantes egoístas–, no se puede seguir obviando el aire fresco que trae el flujo constante y poético de Luis Correa Díaz*. Un poeta inmerso en la exploración poética y discursiva, sin desdeñar estúpidamente la tradición, sino arrastrándola como los mejores de cada época, con esa espada de Damocles que es vivir fuera de Chile (para tantos poetas de ayer y hoy en el país), vista a la luz y oscuridad de los discursos filosóficos y del lenguaje del Siglo XX, las tecnologías de la información y de la comunicación, las propias experiencias e intuiciones, un deseo de búsqueda y creatividad sagaz.

 

 

 

–¿Cómo es vivir a caballo entre dos tradiciones como la del país del norte y la chilena?

 

Es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. La extranjería —elegida en mi caso, por eso entiendo que otras experiencias tendrán otros colores emocionales al respecto— me volvió una persona sin exagerados sentimientos nacionalistas. Hizo que me sintiera más cerca de ese “hombre planetario” que soñara el ecuatoriano Jorge Carrera Andrade. Si tuviera que decir sólo una cosa sobre este tema, ésta sería y me doy por pagado. Es que también la extranjería es un sacrificio en el sentido de que afectas a los seres queridos que dejas allá y a los que vas a ver una vez al año con suerte —maravilla que ahora tenemos WhatsApp y otras formas de acercarnos hasta casi tocarnos. Vivir en dos lenguas —aunque una sea siempre la que manda en secreto y aunque el proceso de adaptarse a los modos de ser de otra siga siendo un trabajo de paciencia con uno mismo y con los que la hablan de corrido— es un regalo, tu cerebro y tu corazón se expanden y lo sientes y te ríes y lloras (porque duele a veces un poco también) y agradeces que todo haya sido así. Ahora, como dice la antigua canción de Facundo Cabral, “no soy de aquí [del todo], ni soy de allá [del todo]”. Algunos/as verán en eso un horror; yo una liberación de tener que responder a una identidad (incluso literaria) predefinida para ti.

 

 

–¿Dónde te pilló la pandemia? ¿Cómo lo llevas?

 

Me pilló en Chapel Hill, NC, en casa de mi novia —profesora de poesía española y otras materias en la University of North Carolina-Chapel Hill— y su hijo. Había venido, viajo todos los fines de semana 7 horas de ida y 7 de vuelta a Athens, GA, donde enseño en la University of Georgia desde hace 20 años y estoy feliz allí en esa casa de estudios; había venido, decía, a pasar el Spring Break de una semana y a leer poemas en una librería-café nueva, Epílogo, en Chapel Hill downtown, dentro de las actividades de un grupo que ha creado series de lecturas, Café cortado, una gran experiencia y mucha gente talentosa y amable.

 

Que ¿cómo lo llevo! Bueno, dentro de todo, con esa paciencia teresiana que siempre he cultivado por convicción, lo que no quiere decir que se te cumpla a cada rato. Como a cada cual, he estado preocupado por mi gente (mi familia, los amigos/as y conocidos/as) y atento a lo que pudiera necesitarse de mí. En este contexto, no todo ha sido inquietante en el sentido de lo anterior, también jovial y productivo pese a las circunstancias. Me he dedicado a terminar algunos proyectos, clases y meetings online, pero más que nada a aprender más de lo que algo conocía, que nunca es mucho de todas maneras, sobre poesía española contemporánea de la más reciente. Esto porque Irene, mi pareja, es la directora de la revista Romance Notes que ya celebra sus 60 añitos de existencia intelectual, y ha estado preparando el número aniversario con un dossier increíble en varias secciones sobre el tema, donde participa mucha gente muy buena en sus escritos tanto académicos como poéticos. Como ves, esto ha sido pura alegría, así como lo fue crear un dragón hecho de Legos con su hijo Gustavo.

 

 

–¿Cómo fue tu primer acercamiento a la poesía, es decir, tu educación sentimental, que te arrastró o empujó desde muy joven a ser poeta?

 

De niño, haciendo algo como canciones, con la cara pegada a la ventana en las micros. Yo vivía al sur de Santiago, en una línea difusa entre el Barrio San Eugenio y la población Yarur, y la escuela, la CEPAC de ese entonces, los primeros 5 años, quedaba en Conchalí. Allí enseñaba mi madre y mi hermano y yo fuimos sus alumnos al principio. Tal vez terminé siendo poeta —y ya desde no hace tanto no le huyo al término— porque era lo más cercano a ser cantautor, pues la voz y mi sentido musical, tipo cantante y/o músico, no me acompañó nunca. Recientemente, hijo de ferroviario y profesora de básica, he podido hacer un ejercicio de (pseudo)memoria, para lo cual he creado un web-book, con asesoría de un poeta-artista visual venezolano (Miguel Hernández), y que te dejo aquí como una respuesta un poco más apropiada a tu pregunta: https://poeticovideo.wixsite.com/luiscorrea-diaz.

 

 

–Vienes de publicar cinco poemarios, Diario de un poeta recién divorciado (Valparaíso Ediciones, España, 2020; traducido al italiano por Antonio Nazzaro y pronto a parecer), … del amor hermoso (Ediciones Altazor, 2019), impresos en 3D (Valparaíso Ediciones-España, 2018), Cosmological Me (Valparaiso Editions-US, 2017, edición bilingüe con traducción al inglés de Heather Cleary) y clickable poem@s (RIL Editores, 2016). ¿Cómo fue el proceso escritural de cada uno? ¿Cuál crees que es el arte poética que tu obra engloba, el de tus numerosas publicaciones? ¿ese rompeolas tuyo donde pega la poesía, la virtualidad, la experimentación?

 

De acuerdo a mis propias palabras en esta entrevista, esta sería la respuesta más larga que tendría que darte, Ernesto. Así habría de ser si no fuera por un asunto nada de irrelevante y coherente conmigo mismo, me parece que si se trata de artes poéticas —porque van variando al correr el tiempo, que corre y rápido, más que Usain Bolt, lo sabemos en carne propia, ¿no!—, entonces prefiero contestarte, parcialmente, no lo puedo evitar, en poema. Creo que éste muy reciente tiene en algo esa pre/tensión (y disculpa si ocupo demasiado espacio con este gesto):

 

 

 

–¿Qué piensas al tuntún del concepto de “poesía chilena” en estos días, más allá del poeta y del académico?

 

En el exterior se piensa muy bien de ella y se la considera una de las más notables en lengua castellana (chilensis). Y sin nacionalismos, cosa que no cuadra conmigo, estoy de acuerdo. Sin embargo, y salvo contadas excepciones (como suele decirse…) en cuanto a las más recientes, algunas de ellas, por ejemplo, en una antología de Hernández Montecinos, creo que la p.ch. se ha quedado demasiado encerrada en traumas e ideologías obcecadas y obsoletas que los adultos les han inculcado a los jóvenes que a veces parecen no serlo sino en las formas de socializar y consumir. Digo esto no como una observación negativa, por el contrario, es un llamado huidobriano desde el futuro casi, lo reconozco, y acepto que se me ignore (puedo estar equivocado). En cuanto a la p.ch. -y para ejemplificar la respuesta a la siguiente pregunta también-, vista desde la óptica internacional, quisiera dejar anunciado, si me lo permites, la pronta aparición de un volumen para la colección de literaturas globales de Cambridge University Press (UK), titulado History of Chilean Literature, bajo la curatoría editorial de Ignacio López-Calvo (University of California-Merced), donde viene un capítulo extenso que escribí con la colaboración de Greg Dawes (North Carolina State University), bajo la rúbrica titular de “The Verse as Being in the World: Chilean Poetry Before, During and After Pablo Neruda, History, and Politics.”

 

 

–¿Cómo es la interna entre el poeta y el académico que eres? ¿Se llevan bien, a patadas, es una relación complicada?

 

Perfectamente. Soy feliz haciendo ambas cosas + enseñar, o sea compartir. En lo uno encuentro materiales para lo otro y en los estudiantes y en sus intereses y actitudes aprendo lo que la edad y sus fijaciones me impide sacar de mí mismo.

 

 

–¿Qué escritores, teóricos, maestros, obras, etc., fueron fundamentales para ser el poeta que eres?

 

Cada cosa que he leído —o escuchado, porque a veces también lo que nos forma nos llega de oídas— ha sido fundamental, aunque parezca una generalización. No hay ninguna experiencia de éstas que no me haya sido útil para algo o para nada, que también es válido. Si de nombres se trata, bueno y centrándome sólo en el ámbito chileno por esta vez, uno de cada uno para no dejar de contestar las demás preguntas: Lihn, Maturana, Lastra, la obra de la Violeta y de todos los poetas populares y los cantores de calles y micros.

 

 

–¿Qué libros, películas, música o pinturas te han acompañado durante la pandemia?

 

Varias lecturas, entre ellas, para darme un gusto, los más de 400 Haikus de Jack Kerouac, que espero llegar a traducir en un futuro cercano, sea cual sea esta pretendida cercanía; en lo profesional, unos libros sobre inteligencia artificial, puesto que tengo que escribir un artículo que empalma AI y poesía, ya con versión preliminar en Latin American Literature Today, que dirige Marcelo Rioseco en la University of Oklahoma. Música: de todo un poco como de costumbre, pero lo más emocionante en estos días ha sido oír una improvisación del momento del barítono italiano Armando Ariostoni, quien cantó en el balcón de su departamento en Milán el aria de Verdi “Va pensiero”. En lo visual: los retratos digitales que está haciendo un poeta mexicano de los más actuales, Noek Izardui, y el trabajo video<E-Poético que hace el venezolano Miguel Hernández.

 

 

–¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?

 

Probablemente el poeta vaya a ser — y ya lo es, lo sabemos— el más traducido y uno de los más estudiados de todos los tiempos y, lo más importante, leído a través de las generaciones y no sólo por otros/as poetas y especialistas, sino por la gente de todas las condiciones y preparaciones imaginables. Es un dato de la realidad. Pero, no sólo leído…, recreado…, un rap francés, un mural en China, un tatuaje en un brazo inesperado… En fin, las explicaciones de esto serán muchas y variadas, pese a ciertos aspectos biográficos del hombre que fue. Tendrán buenas razones para dar cuenta del fenómeno y se entretendrán en detalles irrelevantes, pero, repito, es un mega dato de la realidad poética universal. Neruda, como decía Sergio Silva al transmitir el Nobel, nos hizo un regalo enorme con eso, pero yo pienso que más que eso nos regaló a los chilenos el deseo de universalizarnos en nuestras aspiraciones, a lo que somos renuentes en alto grado. En cuanto a mi relación con su obra, lo leí y copié intensamente al principio, luego lo estudié y después lo dejé y partí, como partí de Chile, y me fui a otras tierras verbales. Pero, últimamente lo he enseñado, en español e inglés, doy un curso cuasi permanente sobre las Alturas de Macchu Picchu, quizás su mayor poema(rio), el que quedará a la larga. Asimismo, he creado un curso sobre sus libros últimos y los póstumos, ahí está el Neruda para el siglo XXI y escritos alrededor de 3 décadas antes del 2000. Lástima que en Chile éste sea un capítulo cuasi desconocido. A propósito de esto, de la futuridad de Neruda, y de que este año se están celebrando los 70 de Canto General, si no me alargo mucho, me gustaría dejar anotada una observación que he desarrollado en un curso (Neruda Total) con estudiantes graduado del semestre pasado. Es muy sencilla. Todos recordamos que el CG comienza con estos versos: “Antes de la peluca y la casaca / fueron los ríos, ríos arteriales”…, y así sigue la primera parte, “La lámpara en la tierra”. Pero, apurados como somos, obsesionados por la historia y por nuestra propia imagen en el mundo, olvidamos poner la necesaria atención a lo que ocurre poéticamente en esta sección. Allí Neruda hace una operación sin (casi) paralelo en nuestra humana poesía. Nos lleva en un viaje hacia atrás, pero es un viaje cualquiera. Hoy lo podemos entender mejor. Nos teleporta a un mundo que ya no sabemos ver y al que sólo podemos acceder en la actualidad gracias a las simulaciones tecno-científicas. América -y el planeta- visto y vivido -no refiere a aquello sino que allí está- por ese hablante que sobrevuela esos tiempos, antes del hombre, como si fuera no ya un alto azor sino un drone con todo su equipo foto-videográfico, y la página que leemos se vuelve de pronto una sorprendente pantalla, porque no lo esperábamos. Pero, no se trata sólo de un ejercicio de teleportación hacia el pasado. Neruda nos está enseñando a ver la tierra sin nosotros mientras la estamos viendo con nosotros en ella irremediablemente. Esta operación nerudiana hoy es más entendible y se agradece.

 

 

–¿Qué poema o fragmento tuyo leerías en una sala de clases?

 

Ya lo he hecho y no tengo vergüenza alguna de eso. El último fue y en realidad estaba mostrándoles un verso memorable de Patricio Manns (y de otras canciones/poemas sobre el puerto) con este video-poema: https://www.youtube.com/watch?v=JSCUnzR9cuE.

 

 

–¿Un libro o libros que nunca has podido terminar de leer?

 

Varios, casi todas las novelas que he empezado, es que no me gusta que me cuenten historias, un defecto mío de siempre, aunque como sabemos y Lyotard lo dijo clarito, nuestro cerebro de especie y nuestra cultura trans-histórica funcionan así, en eso nos regocijamos y aprendemos a ser lo que somos. Tal vez por eso no me quedó otra que darle a los versos que, no te creas, también cuentan historias y son mucho más que una efusión lírica. Y, por supuesto, muchos poemarios cuesta leerlos y llegar al final. Si me lo permites, invirtiendo la pregunta, me gustaría agregar aquí uno que nunca he podido terminar de escribir y que llevo hasta la mitad o poco más, pero sé que la cosa es así, es más bien un diario alfabético de ciertas lecturas que me han enamorado en algunos de sus aspectos poéticos. El libro se llamará alguna vez abc amandi. El último que he agregado al archivo es —y creo que viene muy bien al caso de la situación Premio Nacional en el Chile de este año y, claro, me delata de frentón, mejor que quedarme callado por que sí, y no es que me importen mucho esos premios nacionales, ni ninguno en realidad, aunque no soy negativo ni veleidoso, no estoy fuera de este mundo, nope, existen esos galardones y que alguien se los lleve, por qué no, y que sea alguien que a ti te gusta más es natural sentirlo, lo mismo pasa con el fútbol y otras actividades humanas. Te contaba que el último agregado al abc… es — y lo dejo aquí para pura entretención lectora, como suelo decir cada vez que le envío poemas a los cercanos:

 

Repito a Elvira Hernández

 

También hay pájaros en mi ventana

que vienen de lejos y más lejos

se irán, somos dinosaurios

 

me dicen con un canto solemne

de niños que se salvaron del fuego

 

 

–¿Qué le aconsejarías a un poeta joven, a un escritor que recién comienza?

 

Dedicación y pasión, éste es un oficio como cualquier otro, y, claro, que leyera —es una respuesta bastante común, lo entiendo— porque no hay escritura sin lectura; es más, Borges y otros han insistido en eso, sin ésta aquélla no existe simplemente, la una sin la otra y la otra sin la una no existen. La escritura es una nota al margen de nuestras lecturas. Sin embargo, si me permites, quisiera pedirle a ese/a poeta que empieza, y que lo haga desde ya porque mientras más se demore más difícil se le hará, que lea menos literatura (no se trata de no leerla, pero no puede ser toda su formación) y más cosas de otras disciplinas, de las que quiera y a las que su inteligencia se incline, que se eduque, solito porque no hay otro camino, en cosmología o geología, por ejemplo, en lo que su motu propio le indique, que abra su poesía, sus poemas a esos lenguajes. La poesía (ya) no se basta a sí misma, aunque ingenua y/o altivamente se crea tal cosa, también tiene que saber que el mundo es más ancho y ajeno que sus propios códigos, que sus tradicionales tópicos y formas. Una ecuación es un poema -ya sabemos quien dijo esto… ¿Entonces!

 

 

–¿Cómo ves la academia chilena en su capacidad de recepción de lo que se escribe en estos “paisajes/parajes”?

 

Creo que la academia chilena tiene una larga historia que la honra y no sólo en literatura, evidentemente, también en ciencias y artes en general, de todo lo cual deberíamos sentirnos orgullosos, pese a las desavenencias ocasionales que es lógico que ocurran entre los que estudian y los que crean, aunque, yo soy de los que no distingue entre lo uno y lo otro; no se hace lo uno sin no estar haciendo lo otro al mismo tiempo. Hay dos ejemplos entre muchos que podría traer a colación: entre los trabajos más relevantes sobre poesía que he leído últimamente está Ciudad quiltra (2013) de Magda Sepúlveda, el que obviamente no es lo único ni mucho menos, hay tanto más que es indicio de un estado saludable y siempre prometedor; me refiero a aquél por la cercanía que he debido tener con ese texto por cosas profesionales. El otro ejemplo, más allá de los claustros universitarios, aunque están implicados de muchas formas, es la decidida reformulación de su presencia en la cultura chilena e hispánica que ha emprendido la Academia Chilena de la Lengua, cosa de celebrar, e imagino que las otras Academias están en la misma onda/parada. Me gustaría dejar dicho además que nosotros, los que estamos en el extranjero, donde sea que estemos y aunque a veces hagamos otras cosas que no se vinculan directamente con lo chileno, igualmente formamos parte de esa academia, somos una especie de embajadores de ella sin que nadie nos haya nombrado oficialmente, y qué alegría que así sea.

 

 

–¿Qué te gustaría que dijera, y qué no, tu biógrafo?

 

[Y no se me pasa por alto que una entrevista es una forma biográfica fragmentaria…] Lo que le pediría a ese presunto biógrafo es que desistiera de la idea, por miles de razones que detallar aquí sería abundar en uno mismo. Pero, si no se convence de que su temeridad es eso y nada más, le pediría que lo guiara el principio postulado por Lihn, el de la “bio-poética”, otro cosa no viene al caso para hablar de un poeta y de cualquier artista o hacedor de lo que haya hecho en la vida y que le dio cierta visibilidad, por la que se supone que esa biografía sería necesaria, pero no lo son a menos que tengan esa orientación que te señalaba recién.

 

 

– ¿Qué poema tuyo te gustaría fuese incluido en un texto escolar?

 

Esta es una pregunta muy sugerente —y perdona si parece que me voy por las ramas o por circuitos que alejan de lo directo— porque me da risa pensar que el feliz término de todo lo que uno hace sea llegar a ser parte de un texto escolar —y lo es, te lo digo sinceramente. Tanto que se batalla por ser reconocido en el mundo de las letras por quienes ejercitan la taxidermia crítica —no lo digo peyorativamente, en absoluto, y gracias a ellos y ellas por su trabajo del cual soy parte también— para terminar allí, en el principio, en esas páginas en las cuales cada quien vislumbró su futuro. Y para ir al punto, del primer poemario, Bajo la pequeña música de su pie (1990), el poema “Patio 29”, y de los últimos, tal vez, ese “poema-drone” de impresos en 3D (2018).

 

 

–¿Quién crees merece el Premio Nacional de Literatura?

 

Te lo contesté hace unas preguntas atrás y en poema. Lo que un poeta no ha dicho en sus poemas no está en los órdenes de su oficio. Y gracias, Ernesto, por atender a mis palabras.

 

 

 

 

 

 

*Luis Correa-Díaz, Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, poeta y profesor de Digital Humanities y Human Rights en la University of Georgia-USA. Autor de varios libros y artículos críticos. Ultimamente destacan: a) el e-book colectivo Poesía y poéticas digitales/electrónicas/tecnos/New-Media en América Latina: Definiciones y exploraciones (2016), b) La futuridad absoluta de Vicente Huidobro (2018), c) Novissima verba: huellas digitales/cibernéticas en la poesía latinoamericana (2019). Sus poemarios son: Diario de un poeta recién divorciado (2020 y 2005), … del amor hermoso (2019), impresos en 3D (2018), clickable poem@s (2016), Cosmological Me (2010 y 2017), Mester de soltería (2008 y 2006). Poemas suyos se pueden leer, por ejemplo, en el archivo de Letras.s5. Otros poemas. Miembro del comité editorial de diversas revistas profesionales europeas, latinoamericanas y estadounidenses. Profesor visitante en: State University of New York –Albany; Instituto Iberoamericano -Berlín; Pontificia Universidad Católica de Chile; University of Liverpool; Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile. https://www.rom.uga.edu/directory/people/luis-correa-diaz-0

 

 

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