Por Ernesto González Barnert
Lucía Carvalho (Bolivia, 1993). El 2017 publicó su primer poemario Fiesta equivocada con la editorial independiente Torre de Papel. Ha colaborado en revistas digitales internacionales: Errr Margazine (México), Liberoamérica (España), Colibrí (Argentina), Cronistas Lationamericanos (Bolivia) y Muy Wuaso (Bolivia). El 2018 participó del Festival Internacional de Poesía de Rosario, Argentina en el marco de la residencia para poetas emergentes. El 2019 ganó el primer lugar en el concurso Pablo Neruda para jóvenes poetas bolivianos para asistir al taller de poesía de la Fundación Pablo Neruda. Algunos de sus poemas están en antologías nacionales e internacionales. Desde el 2018 es integrante de los colectivos artísticos Lengua de Urucú y Sororidad. Uno de sus textos está en la primera antología boliviana de ensayo feminista La Desobediencia de Dum Dum Editora. Coordina el proyecto de difusión digital cultural millennial Cyberelfa.
¿Cómo vives la pandemia en Bolivia?
Trato de enfocarme en mis proyectos personales y en mi trabajo. La crisis política en mi país hace que toda esta situación sea mucho más incierta. También trato de colaborar a mi entorno, dentro de mis posibilidades. Lo positivo de pasar tanto tiempo en casa es que he podido reencontrarme con pasatiempos que tenía olvidados como tocar violín.
¿Qué le recordarías a los nuevos poetas? ¿Qué fue lo que te llevo crees tú a ser reconocida por sobre tus pares?
Considero que me encuentro en proceso de experimentación y formación, el único consejo que puedo dar es que se animen a publicar sus textos, especialmente en el contexto actual, creo que todxs tenemos mucho para decir y podemos contribuir al registro de estos tiempos.
¿Cuáles son algunas de las grandes directrices de la escena boliviana en estos días a nivel conceptual, si existen a tu juicio?
Destaco principlamente el surgimiento de poetas jóvenes. Hasta hace unos cinco años, los talleres y recitales de poesía estaban encabezados por hombres mayores y ahora las mujeres de entre 20 y 35 años están teniendo mucho más protagonismo. En ese sentido, recomiendo seguir el trabajo del colectivo Lengua de Urucú que comenzó abordando la poesía perfomática y el año pasado inauguró su sector editorial, publicando a poetas emergentes y otras con una trayectoria consolidada.
¿Qué poema tuyo leerías en una sala de clases?
Quizás este poema:
Falda corta
En la noche no camino sola, peligroso.
En la casa yo limpio, me hago cargo.
Es mi cuerpo no lo muestro, da vergüenza.
Es un halago un extraño, estoy callada.
Es mi escote, falda corta, fue mi culpa.
¿Qué libros, arte, música le estás hincando el diente esta temporada?
Al comenzar la cuarentena leí Manual para mujeres de la limpieza de Lucía Berlín, Lo demás es silencio de Augusto Monterroso y mucha pero mucha poesía. Una película que me gustó muchísimo es Poetry de Lee Chang Dong, es terriblemente triste y bella. En cuanto a música, he estado escuchando a Canela Palacios, compositora boliviana que durante la cuarentena lanzó su disco Sur. He vuelto a conectar con discos de Bjork como Vespertine y he disfrutado los últimos lanzamientos de Gorillaz.
¿Un verso o frase llevas como un mantra dentro de ti en estos días aciagos?
Todo permanece igual/ es aterrador. Día 28 de Elvira Hernández.
¿Cómo resumirías tu arte poética?
La poesía es un destello luminoso que cae a una distancia considerable, suficientemente lejos para que creas que es un ovni, suficienremente cerca para que le tomes una foto. Registrar la memoria en un poema.
¿Qué poetas o escritores nos recomiendas leer de Bolivia, clásicos, actuales?
Clásicos, recomiendo Adela Zamudio, precursora feminista, María Josefa Mujía, Oscar Cerruto; Yolanda Bedregal y Alcira Cardona. Actuales, recomiendo a Eduardo Mitre, Gigia Talarico, Jessica Freudenthal, Claudia Peña y Lourdes Saavedra.
¿Un libro que nunca has podido terminar de leer?
Me prometí a mí misma leer por completo el Ulises de James Joyce en esta cuarentena y no he podido terminarlo. Me quedan esperanzas y días, todavía.
¿Qué viene a tu mente cuando piensas en “poesía chilena”?
Pienso en Gabriela Mistral porque crecí escuchando y leyendo sus poemas junto a mi abuela, por supuesto que pienso en Pablo Neruda pues 20 poemas de amor y una canción desesperada fue uno de mis primeros acercamientos a la poesía cuando era adolescente. Sin duda, también pienso en Violeta Parra por sus letras y melodías que me transportan a paisajes chilenos que no he conocido y por supuesto en Nicanor Parra que me mostró otra forma de hacer poesía. Asimismo pienso en la rebeldía y disidencia de Pedro Lemebel y la poética experimental y de denuncia de Elvira Hernández.
¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?
Debo confesar que no ha sido una relación muy profunda. Mi padre, escritor y poeta, es un gran admirador de la obra de Neruda y gracias a él, he conocido su obra. En ese sentido, asocio a Neruda con mi padre. Como te comenté en mi respuesta anterior, uno de mis primeros acercamientos a la poesía moderna fue 20 poemas de amor y una canción desesperada, considero que el aporte de Neruda a la poesía y al lenguaje es importantísimo.
¿Qué esperas como invitada al Taller Latinoamericano de la Fundación Pablo Neruda?
Espero con mucha ilusión los talleres de creación y lectura poética, me parece un espacio ideal para compartir, no solo con maestros y maestras, sino con poetas de mi generación y creo que siempre es bueno revisar los textos con otras personas para enriquecer el proceso de edición.