por Tamym
La poesía como competencia y como sinónimo de lucha entre seres humanos es algo completamente ajeno a la poesía. Aunque persistan quienes solo saben de malas energías y codazos, esa batalla de la poesía, la batalla de los egos y la vanidad, es algo que no interesa frente al verdadero combate de la poesía: cambiar al mundo. “Tristes armas, si no son las palabras”, dijo Miguel Hernández, en el bellísimo poema que fue su vida. Es cosa de mirar a las y los más jóvenes poetas, quienes cada día son más solidarios y compañeros entre ellos, para notar esta transformación. La revolución tiene como escencial característica ir en contra de época que vive. En estos tiempos de guerras, individualismo, corrupción y avaricia, lo realmente revolucionario se da en la generosidad y la empatía. O sea, la Poesía con mayúsculas, esa que es un modo de vivir. Siempre insistiremos en que la niña que lee un libro en una biblioteca está haciendo la revolución, ella es la verdadera punkie, ella es la que está generando un cambio, invisible para algunos, pero fundamental.
Elvira Hernández, sin lugar a dudas, es la poeta de esta nueva generación. Su poesía es denuncia y es crítica de este país perverso e injusto, completamente enjenado y vendido al mejor postor: “la bandera de Chile es extranjera en su propio país”, nos dice en su icónico texto, publicado en plena dictadura militar. A la vez, su obra es el canto colectivo de todos quienes habitamos este páramo: ella es la poeta de esa generosidad y de esa empatía que nadie nunca nos ofreció. Sola en su mundo pero siempre compañera, Elvira no duda en estar ahí en la población cuando se la invita a una sencilla lectura, o en la marcha o en el colegio cuando se la requiere. O en la presentación del primer libro de un autor joven aún desconicido. Ella lo tiene claro: el egoísmo ha muerto. Quedamos nosotros, los poetas con minúscula. Los que aún no sabemos vivir como vive un poeta. Pero estamos aquí para aprender, para avanzar, para transformarnos. Elvira Hernández es la Poeta con mayúsculas, quien con su poesía y vida, con su vida y poesía, nos inspira y estimula, quien nos enseña a ser mejores poetas, no mejores escritores solamente, sino mejores personas, solidarios y compañeros. Ahora es nuestro turno. Este merecido premio es una gran invitación a leerla, a investigar y admirar su obra en verso y acción.
Texto leído en la entrega del “Premio a la trayectoria” a Elvira Hernández. La Chascona, jueves 04 de mayo, 2017.
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