Noviembre 5, 2024

Historia y cronología de Canto General

 

“Unir a nuestro continente, descubrirlo, construirlo, recobrarlo, ése fue mi propósito. Me propuse también abarcar nuestra inmensidad americana sin temer la fulguración de los héroes ni pasar por alto los crímenes que nos han ensangrentado, los hechos más oscuros de nuestros pueblos deben ser levantados a la luz. Nuestras plantas, nuestras flores deben ser por primera vez contadas y cantadas. Nuestros volcanes y nuestros ríos se quedaron en los secos espacios de los textos. Que su fuego y su fertilidad sean entregados al mundo por nuestros poetas”.

 

Pablo Neruda, Congreso Continental de la Cultura,1953

 

 

Canto general, cuya primera edición apareció hace 60 años, es un clásico de las letras hispanoamericanas y de la poesía contemporánea universal. Se lo ha comparado con obras cumbres de la literatura, como la Biblia, el Popol Vuh, La Divina Comedia de Dante, La Araucana de Ercilla, y Hojas de hierba de Whitman. Es también la culminación de una tradición literaria americana: la creación de un poema con una visión abarcadora del continente. En este intento precedieron a Neruda Andrés Bello, Rubén Darío y José Santos Chocano, entre otros. En mayo de 1953 Neruda afirmaba que fue Andrés Bello “quien comenzó a escribir antes que yo mi Canto general”.

 

 

El libro tiene 15 secciones, 231 poemas y más de 15 mil versos en los que despliega una visión poética de la naturaleza y las culturas americanas y un recorrido de más de 500 años por la prehistoria, la historia y la política de América. Se inicia con “La lámpara en la tierra” que introduce al génesis, a los mitos de creación del continente:

 

Antes de la peluca y la casaca

fueron los ríos, ríos arteriales:

fueron las cordilleras, en cuya onda raída

el cóndor o la nieve parecían inmóviles:

fue la humedad y la espesura, el trueno

sin nombre todavía.

 

           El hombre tierra fue, vasija, párpado

del barro trémulo, forma de la arcilla,

fue cántaro caribe, piedra chibcha,

copa imperial o sílice araucana.

 

 

En sus 5 primeras secciones, el libro tiene un orden cronológico, que va desde las culturas precolombinas hasta las dictaduras de las primeras décadas del siglo XX. La obra incluye, además, otros temas como voces de las víctimas de la opresión, crónicas de sucesos políticos y sociales contemporáneos, cartas de Neruda a algunos de sus amigos poetas, una recapitulación poético autobiográfica del autor, un canto de nostalgia por la patria, y un gran poema cósmico sobre el mar. Estos elementos tan diversos se integran en un gran canto americano.

 

Abarcando la inmensidad americana

 

En diversos testimonios Neruda insiste en esta búsqueda de la unidad. Así, en sus memorias advierte que Canto general se origina en “la idea de un poema central que agrupara las incidencias históricas, las condiciones geográficas, la vida y las luchas de nuestros pueblos”. En una de sus conferencias insistió en esta búsqueda de la unidad: “asistido por el propósito de dar una gran unidad al mundo que yo quería expresar, escribí mi libro más ferviente y más vasto: el Canto general.

 

En las Alturas de Macchu Picchu

 

 

“Mi primera idea del Canto general fue sólo un canto chileno, un poema dedicado a Chile. Quise extenderme en la geografía, en la humanidad de mi país, definir a sus hombres y sus productos, la naturaleza viviente. Muy pronto me sentí complicado, porque las raíces de todos los chilenos se extendían debajo de la tierra y salían en otros territorios. O´Higgins tenía raíces en Miranda. Lautaro se emparentaba con Cauhtemoc. La alfarería de Oaxaca tenía el mismo fulgor negro de las gredas de Chillán. 1810 era una fecha mágica. Fue una fecha común a todos, un año general de las insurrecciones, un año como un poncho rojo de rebelión ondulando en todas las tierras de América.

 

Cuando pasé por el Alto Perú fui al Cuzco, ascendí a Macchu Picchu, pensé en muchas cosas a partir de mi visita al Cuzco. Pensé en el antiguo hombre americano. Vi sus antiguas luchas enlazadas con las luchas actuales. Allí comenzó a germinar mi idea de un canto general americano. Antes había persistido en mí la idea de un canto general de Chile, a manera de crónica. Ahora veía a América entera desde las altura de Macchu Picchu”.

 

Pablo Neruda, conferencia “Algo sobre mi vida”, 1954.

 

 

De Residencia en la Tierra a Canto General

 

La guerra civil española había llevado al poeta a cambiar radicalmente su visión del mundo y de la poesía. Del tono pesimista y oscuro de Residencia en la tierra 1 y 2, pasa a la poesía combativa y militante de Tercera residencia. En Canto general se advierte un nuevo cambio hacia un estilo nacional americano, popular, épico y prosaico. En su conferencia de 1954, ya mencionada, Neruda señaló:

 

No podía hacer sólo un libro sobre cosas sublimes, sobre altas montañas y altos héroes. Tenía que cambiar el tono, como cambia la vida y la tierra del continente. Tenía que detenerme en lo minúsculo y para esto escogí un tono de crónica, un estilo deliberadamente prosaico, que contrastara con las esplendorosas visiones.

 

En sus Memorias el poeta se refiere también a este nuevo impulso de su poesía:

 

El contacto de España me había fortificado y madurado. Las horas amargas de mi poesía debían terminar (…) Me pareció encontrar una veta enterrada, no bajo las rocas subterráneas, sino bajo las hojas de los libros. Puede la poesía servir a nuestros semejantes? Puede acompañar las luchas de los hombres? Ya había caminado bastante por el terreno de lo irracional y de lo negativo. Debía detenerme a buscar el camino del humanismo, desterrado de la literatura contemporánea, pero enraizado profundamente en las aspiraciones del ser humano. Comencé a trabajar en mi Canto general.

CRONOLOGÍA

 

Canto general fue escrito entre 1938 y 1949, casi todo un decenio en el que ocurren los sucesos históricos más importantes del siglo XX: la derrota de la República española, la segunda guerra mundial y el inicio de la Guerra fría. Se producen también circunstancias significativas en la vida del poeta. En 1938 sufre dos pérdidas importantes: la muerte del padre, José Ángel Reyes, y la de su madrastra, Trinidad Candia Marverde, a la que llamó cariñosamente “la mamadre” y por la que sintió el cariño más entrañable.

 

En 1940 fue nombrado cónsul general en México, cargo que sirve hasta 1943. Allí entra en contacto más profundo con la historia de América y con el arte de los muralistas, principalmente Diego Rivera y David Alfaro Sequeiros, quienes posteriormente ilustrarán la primera edición mexicana de Canto general.

 

Al regresar a Chile, el poeta había visitado, además de México, Argentina, Colombia, Cuba, Guatemala, Estados Unidos, Panamá y Perú. En este último país sube a las ruinas de Macchu Picchu, experiencia que, como se ha dicho, fue fundamental para él.

 

A principios de marzo de 1945, el poeta es elegido senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. En su conferencia “Algo sobre mi poesía y mi vida” recordó:

 

Mi contacto con las luchas populares iba siendo cada vez más estrecho. Comprendí la necesidad de una nueva poesía épica. El verso debía tomar todos los contornos de la tierra enmarañada, romperse en archipiélago, elevarse y caer en las llanuras.

 

En 1946 Neruda asume como Jefe Nacional de Propaganda de la candidatura de Gabriel González Videla, que postula a la presidencia de la República apoyado por una coalición de radicales, liberales y comunistas. González Videla triunfa en las elecciones y asume como presidente el 4 de noviembre del 46. Al año siguiente rompe su alianza con los comunistas, los pone fuera de la ley y persigue a sus dirigentes.

 

Las primeras ediciones

 

En 1950 aparece en México la primera edición de Canto general. Entre tanto, en Chile se prepara una edición clandestina, con grabados de José Venturelli. Comenta Neruda:

 

“Imprimir un libro de quinientas páginas, con ilustraciones, clandestinamente, es algo memorable. Así como es difícil esconderme a mí, fue difícil ocultar ese grueso volumen, sacarlo de noche de pronto, cuando el peligro se acercaba, depositar las enormes cantidades de papel en un sitio más seguro, hacer que se juntara con sus tapas, coserlo y distribuirlo uno por uno”.

 

Un canto universal

 

Desde 1950, e han realizado numerosas ediciones de Canto general y apartados de secciones de esta obra, especialmente de “Alturas de Macchu Picchu”, tanto en español como en traducciones al alemán, francés, inglés, checo, italiano, holandés, portugués, ruso y chino, entre otras lenguas.

 

Grandes artistas han ilustrado el libro e importantes compositores lo han musicalizado. Es el caso de Mikis Theodorakis, que compuso el Oratorio Canto general, estrenado en 1973, en el estadio Pireo, de Grecia.

 

Así, este libro publicado inicialmente en la clandestinidad y el exilio, se ha difundido por todo el mundo.

 

 

 

Poemas del Canto General

 

 

 

Sube a nacer conmigo, hermano.

 

Dame la mano desde la profunda

zona de tu dolor diseminado.

No volverás del fondo de las rocas.

No volverás del tiempo subterráneo.

No volverá tu voz endurecida.

No volverán tus ojos taladrados.

Mírame desde el fondo de la tierra,

labrador, tejedor, pastor callado:

domador de guanacos tutelares:

albañil del andamio desafiado:

aguador de las lágrimas andinas:

joyero de los dedos machacados:

agricultor temblando en la semilla:

alfarero en tu greda derramado:

traed a la copa de esta nueva vida

vuestros viejos dolores enterrados.

 

 

De: Poema XII. Canto II, Alturas de Macchu Picchu.

 

 

 

Aquí encontré el amor. Nació en la arena,

creció sin voz, tocó lo pedernales

de la dureza y resistió a la muerte.

Aquí el hombre era vida que juntaba

la intacta luz, el mar sobreviviente,

y atacaba y cantaba y combatía

con la misma unidad de los metales.

Aquí los cementerios eran tierra

apenas levantada, cruces rotas,

sobre cuyas maderas derretidas

se adelantaban los vientos arenosos.

El hombre. Canto XI, Las flores de Punitaqui.

 

 

 

 

 

Antártica, corona austral, racimo

de lámparas heladas, cineraria

de hielo desprendida

de la piel terrenal, iglesia rota

por la pureza, nave desbocada

sobre la catedral de la blancura,

inmoladora de quebrados vidrios,

huracán estrellado en las paredes

de la nieve nocturna,

 

dame tu noble pecho removido

por la invasora soledad, el cauce

del viento aterrador enmascarado

por todas las corolas del armiño,

con todas las bocinas del naufragio

y el hundimiento blanco de los mundos,

 

De Antártica. Canto XIV, El gran océano.

 

 

 

 

Lo primero que vi fueron árboles, barrancas

decoradas con flores de salvaje hermosura,

húmedo territorio, bosques que se incendiaban

y el invierno detrás del mundo, desbordado.

Mi infancia son zapatos mojados, troncos rotos

caídos en la selva, devorados por lianas

y escarabajos, dulces días sobre la avena,

y la barba dorada de mi padre saliendo

hacia la majestad de los ferrocarriles.

 

De: La frontera (1904) Canto XV, Yo soy

 

 

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