Noviembre 7, 2024

“Colaborar con la ocasión” (Mi vida-Lyn Hejinian)

 

 

Por Álvaro Agurto Pincheira

 

Traducido por la mexicana Tatiana Lipkes, en un esfuerzo conjunto de Aparte y Cuneta que se agradece, Mi vida, de Lyn Hejinian (San Francisco, 1941), es un libro constituido por 45 poemas (cada uno un año de su vida), todos de 45 frases-recuerdo de un año en particular.

Hejinian, de entrada, nos facilita la tarea, definiendo ella misma su trabajo como una “…autobiografía de sensaciones expansivas”. Porque a este libro se entra desde lo sensorial…

Llevadas algunas páginas de su lectura, me acordaba de libros como “Taràntula”, de Bob Dylan, o “La caída de Amèrica”, de Allen Ginsberg, donde el sistema de escritura confía en que, en el libre fluir verbal, de tanto en tanto aparezcan líneas que le vuelen la cabeza al lector y justifiquen la totalidad del corpus

Pero a diferencia de esos ejemplos, en “Mi vida” el flujo de oraciones no proviene de la alteración de los estados de conciencia ni de la experimentaciòn, sino desde un lugar interior, un tono situado, que va como en lista de reproducción, articulando imágenes y recuerdos en un tramado que resulta màntrico, que captura por su tono, e invita a quedarse y a suspender los intentos por “entender”.

En el lìmite autoimpuesto de 45 frases por poema, Hejinian pareciera apostar a que en ese “espacio cerrado”, las sensaciones de cada año deambulen y se ordenen siguiendo una intuición, como “Las hileras de àrboles en los huertos pueden formar patrones”

“¿Lo que vemos es un patrón o sòlo la colocación aleatoria de los pequeños azulejos estúpidos?”

Lìneas madre como “a nosotros, que nos gusta ser sorprendidos”, “la analogía obvia es con la música”, “colaborar con la ocasión”, se van repitiendo de un poema a otro, enhebràndolos, dando esa puntada atrás que nos permita reconectar con los pasajes ya leìdos, como si la invitación fuera a avanzar en bloque con toda esta experiencia de lenguaje.

“…la melodía requiere repetición”

El resultado es un libro que, por lo evocador, se queda con uno muchos dìas:

“Un punto, en movimiento, es una línea. Yo no lo buscarìa. Todos los niños querìan pasar al pizarròn para poder sacudir el borrador al final del dìa”

 

 

 

 

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