Por Ernesto González Barnert
Camila Evia (San Martín de los Andes, Argentina 1987) Es poeta y diseñadora gráfica.
Egresada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Es directora artística de la revista Buenos Aires Poetry realizando el diseño editorial además de tareas de edición y traducción como la de la antología de Mina Loy. Sus trabajos en materia visual fueron exhibidos en varios medios de Argentina y América Latina, Estados Unidos (Print Magazine) e Italia. Publicó el libro “Ridículos” (Buenos Aires Poetry, 2019). Libro, que esta mañana me recordó la frase de Waugh, al pie de la letra, podría sostener que el poema es un sistema independiente de orden en una existencia de pesadilla. Con estilo sardónico planea poéticamente sobre nuestra sociedad dormida por los convencionalismos y la comodidad. Y da duro, al hueso, con versos que difuminan contornos, límites, sendas, reacciones y oposiciones sensoriales-espaciales como emocionales-éticas. Cuídense ridículos, de aquí o allende la cordillera.
–¿Cómo vives la pandemia en Argentina?
En Argentina hay cuarentena hace 90 días. La trampa es que no se puede ser espontáneo, ni planear nada.
–¿Qué poema tuyo de tu libro “Ridículos” leerías en una sala de clases acá o allende la cordillera? Además, como muchos otros libros de la editorial que diriges junto a Juan Arabia está disponible gratuitamente en el siguiente link, para los que se animen a leerte: https://buenosairespoetry.com/2020/04/05/descarga-ridiculos-camila-evia/
Leería “nos dimos cuenta”.
–¿Qué libros, arte, música le estás hincando el diente esta temporada?
Estoy revisando unos viejos volúmenes heredados de la editorial “Skira” de gran formato. Uno de Pintura Egipcia, otro de Pintura Romana y otro de Pintura Gótica. Además leo la biografía de Lol Tolhurst, baterista de The Cure. Y traduciendo algo de Madeline Gleason para BAP.
–¿Cómo resumirías tu arte poética en Ridículos? ¿Por qué ese título?
No podría resumirlo. El título se refiere a una parte hipócrita de la sociedad, a los charlatanes, lame botas…
–¿Qué verso o frase llevas como un mantra dentro de ti en estos días aciagos?
No practico mantras. Tal vez si me repito la importancia del cuidado y agradezco poder pasarlo de manera saludable y cómoda.
–¿Qué poetas nos recomiendas leer como una de las cabecillas de Buenos Aires Poetry?
Recientemente salió publicada una antología que traduje de la poeta británica Mina Loy que incluye un manifiesto feminista escrito en 1914. Lo recomiendo. A demás, Cutty Sark de Hart Crane traducido por Rodrigo Arriagada y Exultations de Pound que tradujo Juan Arabia. Estos tres libros fueron lanzados justo antes y durante la pandemia y además fueron liberados para descarga gratuita.
–¿Un libro que nunca has podido terminar de leer?
Muchos. Se me ocurre “Ulises”, por su extensión. Uno corto de Kerouac, “La vanidad de los Duluoz”.
–¿Qué viene a tu mente cuando piensas “poesía chilena” o “poesía argentina”?
Me viene a la mente la pregunta de por qué en Argentina no se le da a la poesía un lugar de respeto como en Chile, tal vez porque han tenido figuras de mayor peso y reconocimiento a nivel mundial o por que se destacaron en aspectos políticos. Hay un spleen que es raro encontrar acá.
–¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?
Primero de respeto y admiración, luego me alejé por un tiempo de su obra y finalmente guardo algunos poemas que me parecen una maravilla y que nadie más que él hubiera podido escribir, como “Entierro en el este”.
–¿Como diseñadora editorial, crees que la tapa o portada de los libros es la primera página?
Creo que la portada más que la primera es todas las páginas. Es lo que contiene al libro en su totalidad y habla del contenido sin enunciarlo. Es el Punctum, el poema desviado hacia cualquier lado, es una capa más de significación que al mismo tiempo deconstruye a la palabra escrita.