Por Ernesto González Barnert
Escribió un libro en clave humorística, llamado Objetos (Ediciones CO.INCIDIR, 2019), en el que Gabriel (1979) se abrió a jugar en la camisa de once varas de escribir adivinanzas a propósito de objetos cotidianos, sin perder la poesía de vista. Un audaz y divertido trabajo que me recuerda que cuando duele, uno tiene dos posibilidades –como dice Harlan Coben–, o uno se sienta, o sigue jugando con dolor.
¿Cómo llevas este período?
Mira, cuando yo era niño, me gustaba estar sólo. Por lo cual estar aislado no es algo nuevo para mí. Ahora la mayor parte del tiempo lo entiendo como un “Retiro”. Y el retiro lo interpreto como un estado de introspección, en el cual surgen preguntas desde lo más profundo y eso te da el paso para avanzar en ciertos caminos de la conciencia. Pero también existen momentos de ebriedad, que no son todas asociadas al alcohol. La mayoría sí, pero no todas.
¿Qué libros fueron gravitantes para llegar a ser el poeta que eres?
Siempre digo que “Hojas de Parra” es el libro que me convenció a escribir poesía. Me lo leí en una tarde con dos pilsen.
¿Un poema tuyo que compartirías en una sala de clases?
El poema “La calculadora”, cito:
“Siempre tienes respuesta para todo. Multiplicas los problemas. Dejas grabado sólo lo que te importa. Una vez te pedí que me ayudaras con un caso muy complejo. Me quedaste mirando y tu única respuesta fue error. Pero yo quiero una solución de raíz. Me estás agotando, y tengo pensado dejarte encerrada en el cajón del velador.”
¿Qué verso o frase llevas como un amuleto en estos días en tu corazón, de memoria?
Une baguette s’il vous plaît.
¿La poesía que ha sido para ti?
Me hizo renunciar a todo y me tiene acá en París.
¿Nos podrías regalar algunos de los libros, álbumes, películas o pinturas que estos días son cruciales?
Libro del desasosiego de Fernando Pessoa y Cristianismo Místico de Yogi Ramacharaka.
¿Qué significa para ti ser escritor en Francia?
Es como Lota Schwager vs Paris San Germain, terminando el primer tiempo y perdiendo 5 a 0 y con 9 jugadores en el campo.
Y para terminar ¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?
Para mí, la obra de Neruda, es una brújula.