Noviembre 23, 2024

“La poesía ha significado un lugar donde puedo juntar muchas cosas diferentes y llamarlas de la misma manera” Entrevista Marcela Parra

 

Por Ernesto González Barnert

 

 

Marcela Parra (Temuco, 1981), es poeta, compositora e intérprete musical y acaba de reunir su obra poética en el libro “Vacaciones domésticas” (Editorial Aparte). Un libro sin desperdicio, fascinante, que la pone en un lugar central y destacado dentro del panorama de autores menores de 40 años, con una poesía que bulle de vida, cercanía pop y tradición viva. Con poemas documentales que hablan de lo mejor y lo peor de esta “democracia” en la medida de lo posible, desde lo femenino y la propia experiencia, con la soltura de nuestras mejores plumas, con el oído absoluto de esta re re realidad. Una suma poética que reúne los libros “Silabario, Mancha” (2008, con re–edición española en 2012) y Ambulancia (2010, con re–edición argentina en 2011) y el texto “Todo lo que soy cabe por una grieta” hasta ahora inédito. Además Marcela ha recibido el premio de poesía Enrique Lihn en el Concurso Nacional de Arte y Poesía Joven de la Universidad de Valparaíso, la Beca de Creación Literaria de la Fundación Pablo Neruda y del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Sin duda, “Vacaciones domésticas” de la colección Double Elephant subraya su labor como poeta que sin ser desconocida para los lectores, vista en su totalidad, se nos antoja aún más sorprendente y cautivadora dada la fuerza, matices y sutilezas de su voz.

 

¿Cómo llevas este período de aislamiento?

 

Bastante bien en general, salvo que tengo una compulsión por ahorrar. Estoy desayunando zanahorias porque me compré una bolsa y me sirven tanto como verduras para cocinar como para reemplazar a las frutas. Me parece que ahí, en el ahorro, he canalizado mi dosis de neurosis en torno al tema de la cuarentena.

 

Por otro lado, he pasado unos días muy entretenidos encerrada con mi gatita. Las personas que nos dedicamos a crear tenemos cierta autosuficiencia emocional e imaginativa que funciona como un colchoncito de bienestar, sobre el cual se posa el ir i venir de las emociones sin hacernos caer, o por lo menos amortiguando. No soy amiga de esa visión del artista sufriente, de hecho, hay mucho mito ahí y también bibliografía poco conocida que desmiente esas creencias. Y si un artista sufre, imagínate cómo sería ese mismo sufrimiento sin la capacidad de crear.

 

No sigo el drama televisivo del contagio. Veo pocas noticias y trato de no sentirme mal por eso. Agarro las noticias que considero justas y necesarias por internet. Las plataformas independientes están tomando más fuerza que nunca, y por ahí me parece que pueden salir cosas interesantes de esta carencia de sociabilidad física. Hay mucho aprovechamiento mediático, político, en torno a esto, mucha pandemia del terror. Pero pienso que por otro lado podemos aprender, de forma orgánica y espontánea, nuevas maneras de relacionarnos y estabilizar formas incipientes. Ya que esta situación nos está sacando como sociedad fuera de nuestra zona de confort, hay allí un gran potencial para imaginar, y cierta incomodidad, cierto rechazo, es parte de ese potencial.

 

¿Qué libros fueron gravitantes para llegar a ser la poeta que eres?

 

Me quedé un buen rato en blanco con esta pregunta. No se me venía nada a la cabeza más que La Nueva Novela de Juan Luis Martínez. Probablemente sea porque pocos de los libros que fueron importantes para mí en su momento lo siguen siendo con la misma intensidad ahora, y porque con el tiempo cada vez tengo menos “cosas preferidas”. Cuando estaba en el liceo y vivía en Temuco, leía toda la poesía que llegaba a mis manos. Como estaba descubriendo autores, todo me influenciaba, desde Rimbaud hasta Gonzalo Rojas, pasando por Huidobro, Teillier, Paz, Maiakovsky, Eliot, Plath, Sexton, Lowell. Vanguardias latinoamericanas y europeas, poesía confesional gringa, autores chilenos publicados en Lom o en el Fondo de Cultura Económica. Tengo la impresión que en el fondo mis lecturas estaban íntimamente relacionadas con las elecciones del Mineduc. Por eso es tan importante el plan de lectura y que existan instancias gratuitas de educación no formal, porque cuando chicas/os no tenemos capacidad de adquisición ni muchas directrices pare decidir nuestras lecturas, por lo que leemos lo que encontramos en las escuelas, los liceos, los colegios. Estando en regiones es más marcada esta tendencia, por los pocos libros que llegan. Me acuerdo cuando comenzaron a llegar los libros de Ediciones del Temple a Temuco porque fue todo un suceso. Los vendían, si no me equivoco, en la Librería alemana, y quien compraba uno se lo prestaba a otro grupo de gente, incluso circulaban fotocopias. Era increíble leer poesía de gente que tenía unos poco años más que nosotros, sentir un imaginario distinto, experiencias cercanas, una construcción diferente. Por lo menos en mi grupo de amigos, la aparición de esos libros en nuestras vidas nos hizo darnos cuenta que nuestros papelitos con escritos, que aparecían entremedio de los cuadernos, en los bolsillos de las parcas y que leíamos en cualquier carrete improvisado, efectivamente podían terminar en un libro.

 

¿Un texto tuyo que leerías en una sala de clases chilena hoy?

 

Quizás Comer con pijama. Creo que este un poema, aunque no es directamente político, habla de pequeños espacios del cotidiano en el que escondemos experiencias que son como tesoros para quien las vive, pero que socialmente están sensuradas por el funcionamiento “normal” de la ciudad. Pienso que para reformular la realidad es importante darse cuenta de las pequeñas sensuras, impuestas por otros o auto-impuestas, con las que lidiamos a diario.

 

¿Qué verso o frase llevas como un amuleto en estos días en tu corazón, de memoria?

 

Me anda dando vueltas una idea de William Gibson, que dice que las almas no se mueven tan rápido como los acontecimientos, que hay que esperarlas, como después de un vuelo se espera a las maletas perdidas.

 

¿La poesía que ha sido para ti?

 

Siempre he querido volverme experta en muchas cosas a la vez y vengo escuchando desde chica que no se puede. Entonces, para mí la poesía ha significado un lugar donde puedo juntar muchas cosas diferentes y llamarlas de la misma manera, y que permanezcan siendo independientes a pesar de pertenecer a la misma categoría.

 

¿Qué le dice la poeta a la músico y la músico a la poeta?

 

A veces cuando hago una cosa me doy cuenta que en realidad estoy haciendo la otra. Cuando estoy trabajando con sonidos en realidad estoy escribiendo y ocupo los sonidos como actividad mediadora para llegar a las palabras, que son lo que realmente está pasando en mi cabeza. Lo mismo pasa al revéz. Entonces, ni la música ni la poeta saben bien para quién trabajan.

 

¿Un libro que nunca has podido terminar de leer?

 

Rojo y Negro me superó. Varias personas que respeto mucho me habían hablado maravillas de la prosa de Stendhal, pero no pude con la teleserie. Espero no estar siendo muy insensible. También es cosa de gustos.

 

No he terminado en busca del tiempo perdido, pero porque voy en camino, no porque no lo vaya a terminar de leer. Voy en la tercera parte y me di un descanso. Después de 1.300 páginas, era necesario.

 

¿Nos podrías regalar algunos de los libros, álbumes, películas o pinturas que estos días son cruciales?

 

De libros, tengo en mi cabeza sobre todo a estos tres:

“Lo que más me gustan son los mosntruos”, de Emile Ferris.

“La mano izquierda de la oscuridad”, de Ursula K. Leguin.

“Viajar en el tiempo”, de James Gleick.

 

Música:

Les invito a escuchar en spotify mi disco “El sonido no coincide con la imagen”, que salió el año pasado por Discos PM (sello nuevo que surgió del Festival de Poesía y Música PM) y a ver el video Mi nombre según los gatos https://www.youtube.com/watch?v=PH_-rOLIzyU

 

Si les gusta el jazz de corte más experimental:

Una banda de jazz franco-chilena llamada Cellp y su disco “Synapse”.

The comet is coming con el disco “Channel the spirit”.

“Trillariquelmereviriego”, de Vasco Trila, Matías Riquelme y Alex Reviriego.

 

Algo más paisajístico y de viajes:

“El tren fantasma”, de Crhis Watson.

 

Un disco docto-contemporáneo, con un importante componente de tratamiento digital:

“Outside”, de Aisha Orazbayeva.

 

Algo con mucha mixtura musical y excelentes letras:

“Parte del paisaje” de Sentienla del Norte.

 

¿Qué significa para ti publicar una obra reunida estos días?

 

Volver a poner en circulación textos de distintas alturas de mi vida bajo un nuevo tamiz cultural y observarlas como tiempo condensado. También ha significado rencantarse con el circuito editorial, hacer un trabajo a distancia con Ediciones Aparte que me permitió compartir con personas vitalistas, afectivas, persistentes. Muchos cariños a mis editores. Reunir obra en tiempos de cambio de paradigmas culturales, por otro lado, es un maridaje extraño.

 

¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?

 

Estudié en el mismo liceo que Pablo Neruda, por lo que su figura conformaba el principal capital simbólico del liceo. Esto en un contexto cultural en el que estaba todavía muy anclada esta idea de los genios, por lo que nos insistían mucho con él. Creo que ni siquiera nos hablaban mucho sobre su escritura, más bien era una cuestión icónica. Siento que tuve que revelarme contra eso para poder escribir, pero al mismo tiempo, en ese contexto descubrí Residencia en la tierra y Canto general, que me parecen libros extraordinarios.

 

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