Noviembre 7, 2024

La colección de mascarones de proa de Pablo Neruda – Día del Patrimonio

Compartimos con ustedes una muestra de la colección de mascarones de proa que pertenecieron a Pablo Neruda y que ahora se preservan en las casas museo de la Fundación Pablo Neruda: La Sebastiana, La Chascona e Isla Negra.

Estos remanentes de los antiguos buques a vela, surcaron los océanos del mundo hace 200 años y atrajeron el interés de Neruda. Deslumbrando su imaginación con estos fragmentos de embarcación, fragmentos que guardan el misterio de la totalidad del mar y del viaje oceánico. Sus historias de embarcación están envueltas en misterios, lo que probablemente no hacía más que aumentar sus encantos ante la mirada del poeta.

Estos mascarones, o mascaronas como les prefirió llamar el poeta, pasaron de navegar los mares, para terminar en desguazadero, naufragios y cementerios de barcos. O escondidos en ferias de las pulgas y anticuarios, antes de ser descubiertos y reunidos por Neruda en su casa de Isla Negra. Encendiendo los sentidos e imaginación del poeta con historias y un mundo pretérito del que sólo observamos sus huellas.

Al final de la galería de imágenes, podrás encontrar información de los más importantes Mascarones de Proa de Pablo Neruda.

 

“En las arenas de Magallanes te recogimos cansada,
navegante, inmóvil
bajo la tempestad que tantas veces tu pecho dulce y doble
desafió dividiendo en sus pezones…

…” Para mí tú belleza guarda todo el perfume,
todo el ácido errante, toda su noche oscura.

Y en tu empinado pecho de lámpara o diosa,
torre turgente, inmóvil amor, vive la vida….

“A una estatua de proa”, Canto General

 

 

 

Medusa:

La gran figura junto a la entrada, bautizada por Neruda como la “Medusa”. Fue rescatada de un buque que se estaba desguazando el año 1949 en Valparaíso, el entonces puerto principal de Chile. Neruda, quien se encontraba clandestino debido a la persecución política, logró coordinar desde su escondite del puerto, las acciones que le permitieron obtenerla. No obstante, sólo pudo ver el mascarón con sus propios ojos cuatro años después, al volver de su exilio. Al ver la figura por primera vez, le recordó a Gabriela Mistral, reconocida poeta chilena, a quien Neruda conoció en su infancia en Temuco cuando ella paseaba por Temuco con un traje similar a la del mascarón de proa. Por unos años estuvo a la intemperie frente a la casa de Isla Negra, pero cuando las creyentes de la zona comenzaron a prenderle velas, Neruda decidió, para resguardarla del fuego, que era mejor entrar a la casa.

 

Maria Celeste

”. Encontrada por el poeta en una feria de las pulgas en París. Su particularidad es que, en invierno, le caían lágrimas. La humedad condensada en el período invernal es la explicación más racional, pero Neruda, quien veía más allá de lo evidente comentaba con lirismo el suceso: “No le seco sus lágrimas, que no son muchas, pero que como topacios le brillan en el rostro. No se las seco porque me acostumbré a su llanto, tan escondido y recatado, como si no debiera advertirse. Y luego pasan los meses fríos, llega el sol, y el dulce rostro de María Celeste sonríe suave como la primavera. Pero, por qué llora?”

 

Micaela

Nombrada como “Micaela” por Neruda, encontrada en la década del 50 en la playa del puerto de Huasco, al norte del Chile. Fue decapitada por quienes la encontraron, quizás pensando en encontrar algo de valor en su interior. Pasando luego por distintos propietarios, hasta que al momento de adquirirla Neruda, se encontraba como erguida en un huerto de chacra. Un “mascarón agrícola” según el poeta.

 

El Armador

Estando de viaje por Venezuela en 1959, Neruda recibió de regalo un mascarón de proa. a diferencia de los demás, éste se confunde fácilmente con una escultura de busto. bautizada como “El armador”. Si se fijan en sus costados, verán un adorno en espiral o voluta que representa la orla de la ola, un sello característico de todos los mascarones de proa.

 

La Sirena de glasgow

bautizada por Neruda como “La Sirena de Glasgow”, fue encontrada por el poeta en el extremo sur de Chile, en la ciudad de Punta Arenas, conocida por sus fuertes vientos y un mar turbulento que causó muchos naufragios en la zona. Conserva las huellas de las inclemencias del clima austral y el destino trágico de la embarcación, que luego de surcar los mares del mundo, terminó siendo utilizada como un enhollinado pontón para almacenar carbón.

 

El gran jefe comanche

bautizada por Neruda como “El gran jefe Comanche”, el poeta lo asocia a los indios que se embarcan a cazar cachalotes a bordo de los balleneros americanos, estos cazadores recalaban habitualmente en los puertos de Chile y Perú.

 

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Las fotografías de Lorena Ormeño, fueron tomadas el año 2019 gracias al Fondo de Mejoramiento Integral de Colecciones 2019 del Servicio del Patrimonio Cultural (Ministerio de Cultura)

 

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