Noviembre 23, 2024

“Me alivian mucho los poemas de Wislawa Szymborska” Entrevista a Emilio Gordillo

 

 

Entrevista de Ernesto González Barnert

 

 

Emilio es uno de los escritores más sobresalientes de su generación, además es Lic. en Letras, Universidad de Chile. Mtro. en Letras Latinoamericanas, UNAM. Y Dr. en Estudios Americanos, IDEA, Universidad De Santiago de Chile. Aprovechamos este momento tan inquietante de nuestra historia para hablar un poco de su vida y obra. Presentó no hace mucho su novela “Indios verdes” en el Espacio Estravagario, con Narrativa Punto Aparte. Novela que en palabras de Mario Bellatín: Para un usuario del Metro, sólo es el nombre de la estación final de una de las líneas más importantes de Ciudad de México, pero si el advenedizo sigue avanzando, descubrirá que se trata de una escultura elaborada de manera extrema que representa precisamente eso, unos indios verdes, ubicada en el punto que delimita una zona desconcertante de otra aún más desconocida en esta megalópolis en la que nos encontramos atrapados. La imagen cotidiana de unos ciudadanos llevando la piel desnuda embadurnada de pintura verde es una aparición que puede suceder en cada esquina, en cada sueño, en cada rito de adoración a la muerte, en la confrontación de un pasado más presente que nunca, en la mirada atónita de un autor tan peculiar como Emilio Gordillo, quien a través de un libro magnífico, que va más allá de cualquier convención literaria, nos deja aún más desconcertados de lo que estábamos antes de saber sobre la existencia multiplicada, omnisciente y dueña del don de la ubicuidad que puede ser la presencia del Indio Verde que todo chilango lleva consigo.” Emilio, además, Ganó el Premio Municipal Juegos Literarios Gabriela Mistral (2008) por Los juegos mudados (Contraluz, 2010) y el Premio Mejores Obras Literarias inédita del CNCA (2011) por Croma, su primera novela, publicada por Alquimia en 2013. Fundó la desaparecida revista Contrafuerte y dictó clases en México, donde vivió entre 2010 y 2014. También editó la colección de narrativa Foja Cero de Alquimia Ediciones entre 2010 y 2015, CHL: Antología de escritores chilenos, así como el número especial de narrativa chilena de Punto de Partida (UNAM) para la FIL de Guadalajara 2011.

 

 

¿Cómo llevas este período de aislamiento?

 

De casa en casa. Tenía que mudarme, pero no alcancé por la pandemia. Me he quedado en una casa muy grande que tiene un pequeño bosquecito de bambús, corté cuatro y me puse a hacer una lámpara con ellos, los pulí, les di una mano de barniz y pensé un poco en qué hace que los bambús sean tan resistentes y flexibles a la vez. También he grabado música. No logro concentrarme en nada más que esto por más de diez minutos. Después me vine a un departamento vacío, desde el piso 12 se ve un hospital, y a dos cuadras un cartel de una funeraria que por la noche se ilumina. Por la noche un señor que grita. No sé si tiene rabia o pena, y se le oye muy desesperado.

¿Qué libros fueron gravitantes para llegar a ser el narrador que eres?

 

Las historias que contaba mi abuelo a todos sus nietos por las noches, mientras les servía algo de comer, aunque no se parecen en casi nada a lo que he escrito. Eso de niño. Por estos días, cualquier libro que cuestione el lugar desde donde observa antes de ser escrito. Los libros que buscan desapropiarse de experiencias que, en realidad, son compartidas.

¿Un texto tuyo que leerías en una sala de clases chilena hoy?

 

Cualquiera que propusieran ellos, en base a sus propias necesidades. Es como suceden los diálogos verdaderos.

¿Qué verso o frase llevas como un amuleto en estos días en tu corazón, de memoria?

 

Toda sangre llega al lugar de su quietud.

¿La literatura que ha sido para ti?

 

Solo una cosa más entre muchas que son tantísimo más importantes. Me gusta más hablar de escritura, y esa sí que tiene dos o tres facultades – junto al lenguaje – que pueden mover el mundo de su eje, dos o tres potencias que son profundamente humanas y, tal vez, pudieran justificar nuestra existencia parasitaria entre tantas otras especies.

¿Nos podrías regalar algunos de los libros, álbumes, películas o pinturas que estos días son cruciales?

 

Traté de releer “Virus” de Gonzalo Millán, pero no pude, aunque sé que hay algo importante ahí. Pero creo que una de las cosas más urgentes ahora es mantener la mente sana y resulta difícil frente al manejo político que se ha hecho a partir del virus. A mi me alivian mucho los poemas de Wislawa Szymborska, que suelo llevar a todas partes, son realmente sabios y juguetones.

¿Qué significa para ti ser escritor en México?

 

  1. Mi cuerpo nunca ha sido más ligero que ahí. México ha sido para mí una escuela humana sobre la diversidad, es el sitio donde me siento más cómodo y feliz y, por lo mismo, donde me siento “menos” escritor. Lo que no te conté más arriba es que llegué a Santiago a principios de marzo, vine a hacer una investigación posdoctoral sobre escrituras de lo comunitario, así que andaré un tiempo por acá. En paralelo quiero hacer talleres experimentales de escrituras del compartir, creo que es urgente modificar la mirada, desautomatizar tantas formas naturalizadas de la necropolítica que cargamos sin siquiera darnos cuenta, y eso no lo podemos hacer solos o aislados, como estamos muchos en medio de esta pandemia.

Y para terminar – ¿Cómo ha sido tu relación con la obra nerudiana?

 

Leí a Neruda en la universidad. En ese tiempo en que éramos jóvenes e impresionables nos gustó muchísimo Residencia en la Tierra, algunas partes de Canto General y Estravagario, que eran tres zonas de Neruda muy muy distintas. Tal vez abordar a Neruda desde la lectura que hizo Bolaño sería muy enriquecedor, si mal no recuerdo, él decía que siempre volveríamos a él de rodillas como ante Cristo en la cruz, también creo que la atmósfera de aquel relato era una especie de figura enorme que tragaba y tragaba todo, un barroco pobre parecido a la decoración de sus casas. Pero de seguro me equivoco. Habría que ver hoy cómo sale parada la obra de Neruda frente a una lectura de lo común, frente al relatos del cuidado frente al neoextractivismo, frente a un análisis de los procesos de apropiación en la escritura, así como ante las visiones de escritores que se imponen sobre los materiales de su experiencia escrita. Tal vez se pueda ver otro ángulo de la obra nerudiana por ahí. Por lo pronto, creo que la mirada de los machos ancianos debe extinguirse, como los dinosaurios, que queden sus huesos para el museo, es una cuestión ecológica, urgente, de vida o muerte.

 

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