Por Ernesto González Barnert
Malú Urriola (Santiago, 9 de junio de 1967) desde Piedras rodantes (1988) a Cadáver exquisito (2017) es una de las poetas más queridas y admiradas por sus pares y lectores, su obra es un pedazo entero de corazón latiendo a la velocidad de la lectura de la hoja. Nunca voy a olvidar lo que fue leerla en fotocopias, vivir meses dentro de este verso a los 17 años: “los poetas sólo existen en la mente de los poetas”. El 2006, el jurado que le dio el Premio Neruda concordó en que “(Su obra) revisa con insistencia el acto de escribir en medio de la descomposición de un mundo donde la soledad es materia viva y logra representar esta pregunta hecha carne en una palabra derramada y contenida al mismo tiempo”. El jueves 16 de Mayo del 2019, celebramos un homenaje en su honor con la entrega del “Premio a la Trayectoria Poética Pablo Neruda 2019” en el marco del 3° Festival de Poesía La Chascona. Con un lleno total, más de 60 personas, los asistentes presenciaron un recital de poesía ofrecido por Urriola, junto a poemas musicalizados por la artista Jeannette Pualuan, ese día nos hablo de amor y resistir, ese día nos dijo: Nada.
Nada
Como si escribiera,
como si soñara que escribo
levanto una copa por esa noche que nos perdimos por Baires
y la trava exhibía sus gomas recién operadas
y me seguiste de bar en bar,
de noche en noche,
de muerte en muerte,
mientras el esmeralda de tus ojos
se clavaba en mí.
Lo mío es lo pequeño, lo inexacto, lo turbado,
lo que apenas puedo ver es lo que la cabeza comprende,
no escribo cosas extraordinarias,
no tengo el tic del poeta nacional,
detrás de la flor, la humedad.
No nacimos para nada grande,
apenas conseguimos una vida de artificial luz amarillenta
sobre la cabeza,
lejos, lejos de la cabeza,
existe un lugar donde los cóndores rozan la cordillera
como si por alas tuvieran palabras
Abajo la carroña citadina y la cruz del sur iluminándonos el cuero,
abajo la tierra, bajo los pies la tierra,
bajo la tierra, el cielo y el deshuesado recuerdo
de miles que tampoco han muerto para nada grande.
Al frente tus ojos, el pasado del futuro y el futuro del pasado
y esas caminatas por el Forestal
cuando no teníamos nada y por ello,
el mundo era nuestro.
¿Qué versos te han salvado la vida
o te ayudan a sobrellevar el dolor en los momentos más duros?
“Es indudable que el arte de perder se domina fácilmente,
así parezca (¡escríbelo!) un desastre”. Elizabeth Bishop
¿Qué medidas concretas crees ayudaría a resolver la crisis que vive Chile?
La crisis que vivimos a nivel global está en un punto de máxima inflexión y la pregunta es ética ¿vale más el dinero que la vida? Estoy en Madrid donde ya han muerto 19 mil personas que son las que se contabilizan (porque no sé si contabilizan les indocumentados, las personas que viven en la calle) También se llevó “como a un rayo” a Luis Sepúlveda y no paro de pensar en la querida poeta Carmen Yañez. Todes les demás estamos encerrados en cuarentena obligatoria, mientras la muerte pasea por los adoquines como Pedro por su casa. La falsa idea de éxito no es precisamente lo que está salvando las vidas de las personas, sino el personal sanitario, médicos, enfermeras, personal de limpieza, científicos a quienes se les otorga un mínimo de dinero para investigaciones en el mundo, artistas que cantan desde sus balcones animando a la gente, bailarines que al salir a sus compras danzan para la gente, los talleres online gratis de pintura, música, literatura ¿De qué sirve un auto en el confinamiento? ¿De qué sirve dedicar tu vida a tu trabajo si te echan sin darte las gracias? Más sirve un libro, la música, el arte y todo lo que nos ayude a administrar el terror vacuis para sostener una buena relación con uno mismo y con nuestro mundo. La vida es hermosa y fugaz y en si misma es una fortuna. Lo demás va y viene. La historia es una repetición de matanzas, tragedias e injusticias y hoy es el momento en que los que lo tienen todo -materialmente- piensen por un instante en los que no tienen nada y dejen de encerrarse como el gigante egoista de Wilde, porque curiosamente tenerlo todo afuera es también no tener nada dentro. El amor por ti y los tuyos no es amor, es egoísmo. El amor es una forma de vibrar con todo lo que existe. Ese es el gran viaje de la vida, aprender a amar al otre.
¿Qué le dice la poeta a la guionista y la guionista a la poeta?
La guionista es rigurosa con la planificación del trabajo, sino, no podría escribir series, teleseries, dar clases para parar la olla y otorgarle el tiempo a la lectura y a la poesía, al refinamiento del alma y del pensamiento. De día escribo para ganarme la vida como guionista y de noche para ganarme la muerte.
¿En qué estás ahora escrituralmente hablando?
Estoy escribiendo varias cosas, una serie con mi socia Camila Villagrán, otra serie con mis compañeras de Master y un libro que se titula El cuaderno de las cosas inútiles que comencé acá en Madrid. Llegué a esta ciudad huyendo de varios duelos y heme aquí donde la muerte besa a destajo. Madrid me ha dado en pocos meses varias lecciones de vida y muchísmos regalos. En el bello barrio de Lavapies donde vivo, soy una senegalesa más. He tenido la dicha de poder dedicarme a estudiar guión que es una de mis pasiones y que no se termina nunca de aprender, porque los formatos se van renovando todo el tiempo. Acá he encontrado grandes maestros y maestras en la Factoría del guion. La alegría de tener la filmoteca a unas cuadras del lugar donde vivo es infinita, la vida de inmigrante y también el respeto de un barrio diverso, que en esta crisis vital todas las tardes agradece el trabajo que están realizando los sanitarios por salvar vidas y también las personas que pasan lavando las calles para todos nosotros. De los balcones del bello barrio se escucha la palabra “gracias” muchas veces al día como un eco humano que me devuelve la esperanza. Lavapies me ha enseñado a volver a creer en las personas y gracias a este bello barrio también he vuelto a escribir. Las personas que he conocido acá: la poeta y feminista Silvia Cuevas Morales, la documentalista Cecilia Barriga, las poetas españolas Mar García Lozano, Isabel Miguel, Marisol Torres, María Antonia García de León, Isla Correyero, los poetas Moncho Otero y Rafael Mora que llevan años musicalizando poemas de poetas mujeres y sosteniendo el ciclo de lecturas Versos sobre el pentagrama en el emblemático Café Libertad 8, la feminista Elvira Siurana, la historiadora Gianula Kanelos, el sociólogo Manolo Sanchez, Paula Parra, Carmela Usoz, Elena Ramirez, Betsy Park, Lali Gracia, Amaia Tomas, Teresa Glass, Glauca Castillo, Cristina Narea, me han hecho sentir como en casa. Encontrar en la marcha del 8 de marzo a Victoria Sendón de León, filosofa y feminista que lei junto a Margarita Pisano en mi juventud fue otro milagro más que me regaló esta ciudad. Creo que mi vida se divirá entre antes y después de Madrid, sobretodo en este largo confinamiento que -sin toda esta maravillosa gente pensante- escribir este libro no sería posible, porque una se hace y se piensa siempre con otres.
¿Un poema tuyo que leerías hoy en una sala de clases?
Me cuesta leer en público ¿sabes? Es como si al escribir esas palabras que pensé, ya no me pertenecieran. Y por other lado, esa cosa narcisa de leerle a un mundo que no lee, me perturba. Soy un poco autista, me cuesta bastante salir de mi mundo interno y de mi escritorio, salvo para la vida y a mis quereres.
¿Cuál es el peor error que puede cometer un poeta?
No leer. Sin lecturas no hay vuelo. Puede haber un poema, pero será un poema cautivo en la representación o en la imitación como un pájaro en una jaula.
¿Un libro, obra de teatro o serie que te hayan volado la cabeza
esta temporada?
El director armenio Artavazd Pelechian y su trabajo con el tiempo lineal y el tiempo suspendido me arrebata junto con la música que ocupa en sus documentales de Tigran Mansurian, músico armenio que no paro de escuchar. En poesía Requiem y otros escritos de Anna Ajmatova y Antologia de la poesía Cósmica, tanática y alucinógena de Carmen Bruna. La serie alemana Dark. La película española Lo que arde de Oliver Laxe, la pelicula Dios es mujer y se llama Petrunya de la cineasta macedonia Teona Strugar Mitevska. En Teatro La iguana de Alesandra de Ramón Grifero que la vi y gocé antes de venirme y acá, Prostitución de Andrés Lima y Albert Boronat que la vi con el poeta chileno Javier Norambuena en el Teatro Español.
¿Un libro crucial de poesía chilena que no pudiste terminar?
La poesía chilena es fundamental para mi como lectora. Abandono más la narrativa. Salvo a Eltit, Sutherland, Maturana, Berbelagua, Brunet, Droguet, Emar, Rojas, Lemebel, etc.
¿En tu mirada como poeta cómo ha sido tu relación con la poesía de Pablo Neruda?
Tenía 6 años cuando vi recitando en mi escuela normalista a ese señor gordo y gigante con una voz de relámpago que se me quedó grabada. Su poesía es de ancho vuelo: Alturas de Machu Pichu y Canto General han sido poemas enormes en mis lecturas, pero no puedo vivir sin esa montaña gigante que es para mi Mistral, que fue también en un punto importante y no destacado, su mentora.
¿Cuál crees tú es el aporte de la poesía en la educación?
La poesía tiene la capacidad de enfocar la mirada allí donde la belleza emana y creo que tal vez lo que podría cambiar en educación, es que sean les poetas quienes podrían enseñarla en los colegios. Es muy distinta la mirada de un profesor o profesora de castellano al enseñar poesía, a la de una escritora o escritor. Yo he dado talleres en cárceles, el SENAME, y en Puerto Rico a escolares de enseñanza básica y media -a los que generosamente me invitan a realizar cada cierto tiempo – la poeta puertorriqueña Mayra Santos y el poeta español José Manuel Fajardo. Pero debo confesar que casi me caí de la silla de Las Terrazas, la tarde que Tamym Maulén me pidió dirigir el taller de la Fundación Neruda con Jaime Quezada. Yo entré a ese taller en su primera versión en 1987 con 20 años junto a la poeta Bárbara Délano, la alegría y os años se me vinieron encima como un ropero. Ahora doy talleres online gratuitos a mujeres los sábados de sol a sol porque la poesía también hace girar los ojos del arco dramático del mal y del fin.
Las mallas de educación en general, obligan a leer, no enseñan el amor por la lectura y las cosas sin amor y obligadas nos tienen donde estamos: encerrados, distanciados, portadores de un virus letal. Y es que tal vez, debamos aprender a ser humanos, empáticos, más dulces, menos vanidosos, porque finalmente no somos dueños de nada más que de nuestra corta y frágil existencia.
(*Fotografía de Arnaldo Madrid)