Uno de los grandes motores que tiene la poesía actual en estos días oscuros y difíciles, es Isabel Guerrero (1985, Rancagua), poeta y profesora, que a través de su labor como directoria de la Revista Mal de Ojo, que ya cumple 8 años, abriendo un espacio de lucha y resistencia virtual de inconmesurable valor. O como antologadora en “Pachamar, por la unión de los Pueblos Latinoamericanos”, generando vías de comunicación latinoamericana, que tanto nos falta, además de su propia obra creativa en plena erupción, arman un corpus imponente y fresco a la hora de críticar y combatir el status quo, entender y abrazar lo que nos sucede, porque Isabel Guerrero comprende que “la poesía es un acto que construye realidades”. En su libro “Trazos de una obra por hacer” (2017) encuentra una voz en el dolor y la rabia, construye un discurso poetico entre la resistencia y la desesperación por la opresión y la violencia que ejerce el poder, el Estado, las elites, nuestra ignorancia. Un libro que cuestiona pero también abraza a los que sufren, desde los viejos tiempos, en este país y mundo, con un lenguaje poético duro y vigoroso en su plasticidad, a ratos desolador como en los poemas: paréntesis, cruces, u brillantemente sardónica como en Obituario a destiempo o Fish Diet. Al leerla uno asiente y calla ante su razón, poderosa voz y su manejo feroz de la lengua castellana.
-Isabel, ¿Cuál crees es el aporte de la enseñanza de la poesía en la educación chilena?
La poesía y las artes en general, son esenciales en el desarrollo del ser humano, permiten sensibilizar y abrir puentes creativos, ayudan a comprender la naturaleza, los paisajes y las relaciones humanas, abren conciencias y muestran visiones más particulares de los detalles que hacen de la vida algo más significativo, y por lo mismo, deberían estar presentes durante todo el proceso de desarrollo de una persona, ya sea en su cotidiano y en lo escolar, pero bien sabemos que a los sistemas educativos capitalistas, como el chileno, no les interesa que los humanos seamos creativos, y en eso la poesía es clave, por eso se vuelve un trabajo más político incluso, intentar educar en base a la cultura bajo ese contexto.
Como país tenemos una realidad bastante precaria en cuanto al proceso de aprendizaje en sí mismo, imagina cómo puede ser entonces querer profundizar y transmitir realmente lo que puede hacer la poesía en la vida de los y las estudiantes. Aunque actualmente hay excepciones, existen colegios con talleres literarios, profes con vocación, algunos festivales que integran la poesía en las escuelas, y esto ha dado tremendos resultados en el desarrollo intelectual y emocional de los que la reciben, pero eso no es una política de estado. La «educación chilena formal» está sumamente desapegada de las realidades del estudiantado, por lo que en la mayoría de las escuelas no se logra llegar tan lejos en cuanto a lo artístico cultural.
-¿Cuáles son los ejes o problemáticas que has buscado desarrollar en tu poesía?
Mi búsqueda en los últimos años se ha volcado principalmente en tratar de comprender mi rol social, mi quehacer, mi propio sentido existencial y cómo éste se sitúa en un contexto determinado. Para mi la poesía es un intento de asimilar el mundo y darle un sentido bajo códigos propios, y en eso permean las relaciones de poder, la lucha de clases, por ende lo político y lo social. Estoy inserta en una sociedad capitalista y no me puedo desprender de las sensaciones que aquello provoca, porque duelen. Creo que por eso mismo, comparto tanto en mi labor como profesora, como directora de Revista Mal de Ojo, y como poeta el mismo horizonte, un intento por darle sentido a un mundo inmerso en estas luchas de poder, que están llenas de simbolismos, están enriquecidas de lenguaje y que son necesarias irlas transformando.
A veces mi poesía se direcciona de acuerdo a lo que voy leyendo, cuando voy recepcionando historias o informaciones van surgiendo también nuevos cuestionamientos, que intento ir descifrando en lo que escribo. Por ejemplo, estuve haciéndome la pregunta por sobre mi origen y eso me llevo a lecturas sobre física, la biblia y Gabriela Mistral… de ahí va surgiendo una mescolanza de ideas que derivan en un libro que lleva por título Seol, texto que pretendo publicar este año.
-Vives a caballo entre la enseñanza y la poesía, qué le dice la profesora al poeta, la poeta a la profesora?
Es un hermoso y complicado diálogo lo que se puede generar de esa relación entre la formalidad y vida ejemplificadora que debe proyectar socialmente una persona que educa, y mi sentir como poeta. Son versiones y miradas que se complementan, se enriquecen una a la otra. Ser profesora es agotador y ayuda tener un puente de canalización como el ejercicio de la creación lingüística. La poeta aprovecha las historias y sensibilidades de los/las estudiantes, para abrirse otros paisajes, y además permite no estar ajena a las realidades tan particulares y distintas.
-En tu mirada como poeta, cómo ha sido tu relación con la poesía de Pablo Neruda?
Neruda es una lectura necesaria e importante para comprender nuestros imaginarios poéticos, Mi atención hacia él, en todo caso, va desde el plano de su quehacer político, la incidencia que tuvo en los tiempos de la UP, cómo logró estar y actuar en un Chile que abría al socialismo, su mirada crítica, y su muerte tan poco hablada. Me hace ruido la confesión de su violación, me hace mirar su escritura desde otro ángulo, y no sé si sea lo correcto, pero me cuesta hacer la separación entre la ética y la poética.
-¿Cuál es el peor error qué puede cometer una poeta?
Creo que como seres humanos todos estamos propensos a cometer errores garrafales, y todos tenemos tejado de vidrio, por tanto no puedo hablar desde la generalidad. He visto a poetas que admiro vendiéndose al mercado, pero entiendo que a veces para sobrevivir hay que tranzar. He visto poetas con un tremendo talento, pero que separan lo estético de lo político, o algunos/as que se aburguesan u otros que roban proyectos, o incluso he sabido hasta de plagios que luego son aplaudidos y defendidos por otros/as como formas legítimas de adquirir popularidad. Por mi parte, no puedo decir cuál será el error que un/a poeta no puede cometer, sino que YO, como Isabel no puedo dejar de enunciar en mi poesía y dónde sea que me encuentre, los horrores que como sociedad vivimos, yo como poeta no puedo silenciar, no puedo callar lo que veo, no puedo hacer del lenguaje una tumba. Para mí la poesía es un acto que construye realidades, las transforma y las ubica dentro de un panorama determinado. Para mi ser poeta es ser política, es hacer política y es también denuncia, sobre todo si estás en una posición donde tu palabra llega a más personas, cuando te publican o difunden tu creación, cuando te invitan a hablar con niños/as, o das una entrevista, son momentos en los que son necesarios hacer diálogos constructivos que contribuyan a reflexionar sobre nuestras éticas. No se puede ir por el mundo olvidando y callando lo que ocurre.
-Entrando a la contingencia política y social que vive Chile, ¿qué medidas concretas ayudarían al chileno o chilena desde tu mirada de poeta, editora de la revista Mal de Ojo y profesora?
Siendo sincera, la medida más concreta es cambiarlo todo. Estamos viviendo un modelo económico devastador tanto para nuestras almas, como para el paisaje. Pasamos de ser obreros/as a ser clientes y consumidores que se mueren en hospitales públicos, que son violentados por un sistema educativo mercantilizado, abusados/as desde la primera infancia y pisoteados durante la vejez. Llevamos a cuesta la herencia de la dictadura que sólo ha traído hambre e injusticia a un pueblo que tenía muchas probabilidades de haber sido otro, uno más grande y digno. En estos últimos tres meses hemos visto la verdadera cara de una clase política que vela por los intereses de los grandes monopolios, de los dueños de Chile, pero han pasado tres o cuatro décadas desde que la política del cinismo se instaló en el parlamento, en el gobierno, en los tribunales de justicia y desde estas estructuras han traicionado las expectativas de cambio y de justicia del mundo obrero y popular.
Hoy mismo las medidas concretas que, con urgencia, se deben llevar a cabo, son frenar la represión y el abuso por parte de carabineros, liberar a lxs presxs políticos, justicia y reparación para las víctimas de la revuelta, que aparezcan las personas que siguen desaparecidas, la salida de los ministros Mañalich, Cubillos, Plá, y del director de carabineros. Aunque siendo realista, aunque renuncien (como pasó con Chadwick) la fatalidad será la misma, porque en realidad lo que se necesita es que toda la clase política se renueve, que los tribunales de justicia dejen de encubrir a los victimarios y dejen de criminalizar a los/las luchadores de la protesta, que la prensa cómplice de los abusos, realmente empiece a mostrar lo que pasa, que dejen de ver a Chile como la empresa que da dinero a los ricos y deja en condiciones precarias al mundo trabajador. Este gobierno ha presentado sólo estrategias que resguardan más la economía de los grandes monopolios y persisten en el modelo neoliberal… sabemos que no tomarán medidas que contribuyan al pueblo, no quieren ceder sus privilegios.
El tema concreto y la herramienta que tenemos al alcance es seguir avanzando en la construcción del poder popular, en la organización comunitaria, en las asambleas territoriales, en la formación política de nuestro pueblo. No se debe soltar la calle, ni olvidar quienes componen el viejo estado que, desde hace años, nos tiene estacionados en la explotación, la opresión y el miedo.
¿Qué es lo más te gusta y lo que menos te gusta de llevar a cabo una revista de poesía?
Revista Mal de Ojo cumplió ocho años ya desde que se publicó la primera vez. En todo ese tiempo las problemáticas han ido variando de acuerdo a mis propios aprendizajes. Partí no sabiendo nada de diseño y diagramación y eso me complicaba en un principio, ahora ya no tanto. Ingenuamente antes le escribía a poetas reconocidos/as para que colaboraran y no me daban ni bola, ahora ya no lo hago. Todo funciona por aportes voluntarios y eso es lo mejor, porque así no se presiona ni obliga a nadie, y te ahorras problemas con los egos.
Lo más gratificante de este proyecto es la cantidad de material que lees, que viene puro, original y de muchos lugares. Aprendes de los imaginarios de toda Latinoamérica y conoces sus realidades. Es rico igual el cariño que las personas le tienen a la revista y cómo cada cual desde su propia trinchera difunde, comparte y habla de ella, y por lo mismo se ha posibilitado presentarla en varios festivales, ferias y encuentros literarios en varios países de la América morena.
Quisiéramos imprimirla, por autogestión, pero sale caro. A veces me insisten en que la postule a un Fondart, pero prefiero que quede digital a que cargue con el logo de un Estado Asesino.
-Chile ¿Tiene mal de ojo?
Chile tiene un poder simbólico súper importante. Tiene originalidad y una creatividad que es valorada desde otras latitudes, creo que porque nuestros paisajes nos increpan a eso, quizás por ser un territorio adverso en lo natural y en lo social. No es fácil habitar el laboratorio del neoliberalismo, que además, fue cuna de un socialismo bien particular, y también no es fácil convivir con catástrofes año tras año. Quizás nos acostumbramos a vivir en ese eterno caer y levantarse. El mal de ojo lo trajeron los primeros colonizadores que llegaron por estas tierras, maldiciones disfrazadas de progreso y nos habituaron a vivir mal desde ahí. Afortunadamente tenemos una historia ancestral de pueblo luchador y cargamos con esa potente herencia, eso también es un referente de identidad que nos entrega fuerza para seguir en la pelea. Hoy en día estamos en un proceso de hacer conjuros para cambiar el horroroso Chile, por eso es tan importante la poesía dentro de esta transformación, porque desde ahí podemos saborear otros símbolos que no estén manoseados por el imperialismo, que no estén manchados con sangre de lucha, con sangre de pueblo.
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ISABEL GUERRERO (Rancagua, Chile – 1985) Profesora de Castellano y Filosofía. Actualmente es directora de Revista Mal de Ojo. Publica “Poemario Obstinado”, por Editorial E-Lit, 2013. La plaquette autoeditada “Anzuelo”, 2015 y “Trazos de una obra por hacer”, por editorial Conunhueno 2017, Co-editó la Antología “Pachamar, por la unión de los Pueblos Latinoamericanos” junto al poeta César Hidalgo en 2018, bajo Editorial Conunhueno. Ha participado en Encuentros y Festivales Literarios en Chile, Colombia, Argentina, Bolivia, Perú, México y Cuba. Organiza, colabora y participa en instancias artísticas, políticas y sociales tanto en Santiago como en el extranjero. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías nacionales e internacionales destacando “Voces de América Latina” (editorial Mediaisla. Estados Unidos 2016) “Salt of boundaries” (Editorial Don Quijote. Siria 2017) “Entramar” (Sakura Ediciones, Colombia 2018)